Este último caso es el que le cabe a “Un linyera establecido”, un libro de conversaciones con Rubens Vitale, el Donvi, en las que el patriarca de la familia Vitale da rienda suelta a su pensamiento vivo. Su vida es propia de un personaje de aquellos que no abundan y uno desearía encontrar para charlar y enriquecerse. El Donvi era un libre pensador de los que casi no hay. Sobre este tema, recuerda en el libro sus orígenes en Villa Maza, un pueblo muy pequeño y, más aún, un hecho singular que lo marcó en su vida: sus diálogos con gente de mayor edad –linyeras-, en las vías del ferrocarril, que le contaban historias de vida muy interesantes y que le transmitieron algunas ideas anarquistas. Ellos fueron muy importantes para su educación.
Fundador de MIA (Músicos Independientes Asociados, agrupación que contaba con sus hijos Lito y Liliana, Alberto Muñoz, Juan Del Barrio, Verónica Condomí, Nono Belvis, entre otros), Donvi fue un maestro de vida, que mutó y creció a través de los distintos caminos que le proponía esta. De fuerte consciencia política, el libro da cuenta, a través de cuatro reportajes –en un principio-, de una riqueza insoslayable.
Cada uno de ellos abordará un tópico sobre el cual girará el diálogo al tiempo que establecerá relaciones con los otros tres. Esto ocurre debido a un viaje constante que va desde la teoría política hasta situaciones cotidianas, muy conocidas por todos pero con un lenguaje ameno y fácilmente entendible, sin que le quite una pizca de seriedad a su análisis. De esta manera, establecerá lazos entre el origen del capitalismo hasta el “capitalismo humanista” al tiempo que será un fuerte discutidor de ideas preestablecidas. Dice “A los obreros no les hables de revolución porque no les gusta”, lo cual impacta para una de las cuestiones más caras al corazón rojo.
Es esa crítica impecable, con gran dosis de realismo argentino, la que lo lleva a destacar en su momento a Marx a nivel teórico aunque después “hace agua”. “Si los obreros no son esencialmente revolucionarios, no se puede llevar a cabo la unión de todos los obreros del mundo y escribir el Manifiesto Comunista” afirma para cerrar con la pregunta retórica de “¿Todos los obreros del mundo para derrocar a la burguesía?”.
Esa tendencia del Donvi a discutir todo para arribar a la conclusión de una idea, es palpable en un libro en el cual, el lector atento podrá captar hasta los tonos de voz que tenía al responder las preguntas. Se aprecia su enojo cuando sostiene que “La burguesía es terrible porque es explotadora” o cuando dice “con dolor”, que no va a haber una revolución obrera. “Las verdaderas revoluciones son consecuencia de la necesidad de cambiar un modo de producir por otro”. Al respecto, dirá también que “Lo de Lutero fue una reforma, no una revolución”.
Técnico mecánico, sindicalista, docente y pedagogo, fue también un gran baluarte de la producción musical independiente. Creador en su momento del grupo M.I.A, el rock no estuvo ausente en el libro. Más allá de decir que “los militares no estaban interesados en el rock”, brinda un análisis pormenorizado de un contexto de época del cual muchos creen que el rock sufrió persecuciones que no fueron tales. Los militares nunca vieron al rock como un enemigo amén de no entender lo que decían las letras de las canciones. Tal es el caso de “Canción de Alicia” o “Los dinosaurios”, que el mismo Donvi cita.
Es su análisis político el que trasciende los años y las épocas para ubicarse en un contexto de realidad palpable, que permite repensar y poner en tela de juicio muchos axiomas que fueron instalándose a través del tiempo como “verdades no escritas”. Desde su afirmación de que “Stalin fue el representante genuino de una revolución que no fue una revolución” hasta su idea acerca del porqué Menem liquidó al Ejercito Argentino. “Sacó la colimba y pudo vaciar al país porque no había milicos que digan “Bueno, vamos a ordenar las cosas….”. A principios de los 90, Menem sofocó cualquier atisbo de insurrección con fuerza. Después de calificar a Menem como “el gran traidor”, Donvi afirma que “para poder vender el país, tuvo que acabar con los milicos”. Al respecto, redobla la apuesta al afirmar que “El golpe militar fue un alivio para la gente. ¡Esto nadie lo dice!” y que el único que había visto lo que se venía fue Rodolfo Walsh.
El libro cuenta con secciones como “Rescates” y una serie de testimonios de quienes lo conocieron, bajo el título de “Compañeros de ruta”. Allí se encuentran las palabras de su esposa de toda la vida, Esther Soto, sus hijos Liliana y Lito, Lucho González, Diego Boris y Teresa Parodi, entre otros. Todos destacando algún aspecto en particular. Algunos, haciendo mención al método de enseñanza, a la pedagogía mientras que otros destacan su lucha por la autogestión de los músicos. Las palabras de sus hijos son conmovedoras.
De imprescindible lectura, “Un linyera establecido” no solo es un homenaje al gran Donvi a través de sus propias palabras sino que es un material fantástico para pensar y discutir en tiempos que la verba y el revisionismo permiten abrir la mente al debate serio de las ideas.