Luis Salinas: “Hay que tocar lo que uno siente”

Hace poco, ganó el premio “Gardel” 2010 por Mejor Álbum Artista Masculino de Tango por su disco “Dia 2, Tango”. Guitarrista respetado y admirado por su depurada técnica, dio un mini recital en Notorius para celebrar el premio. Allí hablmos con el maestro Luis Salinas.

-Luis, en qué momento te llega este galardón?
– Este premio me agarra en un momento especial. Había hecho esa obra conceptual que fue el disco quíntuple y las presentaciones en el ND Ateneo, que salieron en CD y DVD. Entre las dos cosas me llevó como cuatro años. Fue tan fuerte todo que tenía que volver a hacer algo de mucha calidad y justo dio que estaba en el medio del nuevo disco “Sin tiempo”, con Spinetta y Tomatito de invitados. De golpe, en el medio de todo eso, me entero que estoy nominado para los Gardel por “Día 1, folklore” y “Día 2, tango”. Fue un regalo inesperado. El estar postulado ya es como ganarlo porque hay muchos artistas y en este caso, haciendo diferentes cosas y como me tocó ganarlo, fue todo muy fuerte.  Justo en julio había tocado en el Torcuato Tasso con el maestro Leopoldo Federico. También estuvo Hugo Rivas y el maestro Pando. También compartí con Rubén Juarez y María Graña. Está muy ligado todo.
– ¿Cómo es hacer la elección de temas, para este tipo de discos?
– En este disco fue, específicamente, un homenaje a los compositores, en particular a los que más me gustan, que son Gardel, Troilo y Salgán. Hay cosas que quedaron en mi memoria de cuando era pibe y otras, de haber compartido escenarios con María y Rubén, con temas que me vinieron después. Entonces, de algún modo, volqué todas las vivencias que había tenido.

– El virtuosismo, a medida que va pasando el tiempo, ¿va dando lugar a otras experiencias interpretativas, a la nota exacta en el momento justo?
– Cuando me hablan de virtuosismo, siempre digo que la música tiene momentos. No creo que uno siempre hable pocas palabras. A veces hablás más y otras menos. La música, en ocasiones, te puede pedir cosas técnicamente muy importante y otras te pide una nota. Lo importante es tener las herramientas para realizar las dos cosas. El otro día hablaba con otro músico que me decía que el mejor maestro es la música misma. La música sola te dice lo que hay que tocar. Por ejemplo, en la obra de estos autores, de este disco, casi no hay solos porque las melodías son tan impresionantes que es el placer de tocar esas notas, de frasearlas. Eso si, puede hacerlo de la manera en que las siente uno.  Son tan fuertes esas notas que dan gusto tocarlas, que no se puede hacer otra cosa. La música sola te lleva a eso.
– ¡Tenés razón! Aparte, en este disco las melodías son fuertísimas!
– He tenido algunas experiencias con músicos de jazz en el mundo, que tocaba delante de ellos, ponele, “Garúa”, los tipos se quedaban locos con la melodía. Me decían “que profundo es esto!”. Ellos tienen una cosa en particular con el tema de las melodías y su profundidad. No se puede tocar “Garúa” sino sentís algo dentro tuyo. Hay cosas que se pueden tocar a partir de las vivencias que uno tiene. La tocás a los quince años y no es lo mismo. Podés tocar las notas pero no lo que hay detrás de las notas, que tienen que ver con el sentimiento, la vida que hiciste…
 
– Las cosas que te fueron pasando….
– Exacto.
– Por lo que me decís, ocurre lo mismo con el blues.
– El blues es muy difícil de tocarlo. Técnicamente fácil pero todas las notas tienen que ser sentidas, sino no es blues. Lo mismo es con una baguala. Si tocás una baguala de Atahualpa, no la podés tocar sin sentirla. Esa soledad que tiene la música sureña, como, por ejemplo “los ejes de mi carreta”. Cuando alguien la canta y la acompaña, tiene que tener una situación muy especial.  Tiene que pasar por el cuerpo y el corazón y salir a través de la interpretación. Son cosas muy profundas.
– Y el jazz?
– Es como cuando uno tiene muchas ganas de viajar y se va a recorrer por todos lados pero después te agarra ganas de volver.  Me pasa de estar tocando jazz y que se escape sonoridades de tango o folklore. Me sale, no es que lo busco y ahí es cuando me siento más identificado a la vez que me diferencio de otros guitarristas. Hay una cierta libertad pero también con una cierta raíz también. Voy y vengo pero siempre desde el lugar del corazón. No lo pienso. No me gusta la especulación en la música. Tenés que tocar lo que vos sentís. Siempre. Más allá de lo que esté de moda, los premios o lo que te digan los medios. Me parece que el público no tiene que entender la armonía, la melodía pero sabe cuando un artista es sincero. No se si te habrá pasado de gente que dice “no entiendo nada pero me gusta”. Lo escuchás a Paco de Lucía tocando una bulería y te quedás con la boca abierta porque hay algo atrás muy fuerte.
– ¿Como ves que se toma desde los medios el tema de la fusión y la autenticidad?
– El tema de la fusión y la autenticidad, que si el artista busca otras cosas, no es autentico y si mantiene un estilo, hace siempre lo mismo, va de acuerdo a la mirada de la persona, de lo que quiera ver. Si sos un tipo de buena leche vas a ver que un tipo busca y quiere hacer tal o cual cosa o le vas a buscar la quinta pata al gato. Me acuerdo cuando tocaba en Oliverio y mis solos eran larguísimos. Escuchaba mucho Charlie Parker y Coltrane y no podía parar. Las interpretaciones eran eternas porque yo lo sentía así. Me acuerdo de críticas de periodistas que decían que “no paraba de tocar” mientras que músicos de afuera que me vieron, decían “cuantas cosas para decir que tiene este chico”. Esa es la diferencia. Cuando saqué el disco “Salinas”, es un tema, una vuelta y termina y me dieron con un caño. Después hice “Rosario” en el que tocaba Omar Hakim y Bob James y me dijeron que era un disco “americano” pero….mirá los nenes que están tocando! Después irás haciendo tu camino y convirtiéndote en una síntesis pero primero decí lo que tenés que decir. Si por las críticas voy a tocar dos notas para que no me maten y no las siento, es una mentira lo que estoy haciendo. El público, en cambio, siempre tuvo una relación de respeto y curiosidad. Después habrá gente a la que le guste más o le guste menos. La otra vez estuve hablando con Dino Saluzzi y le contaba que al mes que lo grababa, lo quería cambiar y él me decía que estaba bueno eso porque significaba que estaba creciendo.
– Las dos últimas, ¿cómo es el minuto después de bajar de escena?
– Bajo vacio, después de sentir que das todo. Podés estar a veces más inspirado que otras pero es como un partido de futbol. Podés perder pero dejás todo y hay veces que no se deja todo. Cuando tenés la sensación de cansancio, de que dejaste todo está bueno porque sabés que le diste algo a la gente que te vino a ver lo que vos hacés.
– Si por aquí, entrase el Luis Salinas de la época de Oliverio, ¿qué le dirías?
– Nada, que haga lo que está haciendo. Para llegar a un lugar tenés que pasar por varios otros y diferentes situaciones. Si no hubiese hecho eso, no podría haber encontrado el camino en el que hoy me encuentro. Le puedo decir a mi hijo, “hacé esto”, “hace lo otro” pero él tiene que hacer su propia vida y adquirír sus experiencias. 

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