Raúl Lavié: Pasión Tanguera

Esta nota fue realizada hace dos años pero cuadraba justo para la idea del posteo del blog en relación con el Tango y la nota a Daniel “Pipi” Piazzolla. Este es el motivo por el cual la subimos, además de dar cuenta de la personalidad de Raúl Lavié. El querido «Negro» es cantante y actuó en más de treinta obras de teatro, en comedias musicales ydiecisiete películas. También triunfó en Broadway. Filoso y predispuesto, Raúl Lavié no esquivó ningún tema.
– ¿Qué surge primero, el actor o el cantante?
– Es muy difícil. Son cosas que vienen con uno y en algún momento se destapan. En mi caso…siempre es más fácil, cuando uno tiene posibilidades musicales, de ejercerlo. Es más rápido el canto o el tocar un instrumento. Cuando empecé, surgió la idea de abrir el espacio a otras manifestaciones artísticas como la actuación. Años después, lo pude realizar aunque lo busqué desde el primer momento. Debuté en el año 1956. Venía grosa la historia del canto. Mi debut era como solista en Radio El Mundo y empecé a tener un espacio. Después vino la orquesta de Héctor Varela que era la número uno en ese momento. Esa fue una de las últimas orquestas en las que se vió beneficiada por el apoyo de la juventud que, en ese momento todavía gustaba del tango a pesar de que estaba surgiendo otro tipo de música. Todo eso relegó el hecho de poder dedicarme a mi trabajo como actor. Si en vez del canto, me decían “A vos te veo en tal personaje” para una obra, hubiese arrancado como actor. Debuté después de muchos intentos…ya en el sesenta y pico con el Club del Clan. Ya en esa época me hacía cargo de los shows en radios. Era como el hombre orquesta, un poco animador y de todo. El Club del Clan estaba un poco basado en un programa de radio que tenía en Radio Libertad en el cual empecé a cantar a jóvenes cantantes de ese momento gracias a RCA Víctor que me proveía de los elementos. Era yo el que llevaba la voz cantante. En el 62, cuando estaba impuesto El Club del Clan, hicimos la película, que fue mi debut cinematográfico. Ahí se puede decir que fueron mis primeros pasos como actor. En el 65, ya debuté en el Teatro San Martín, con “Locos de Verano” y después hice “Deolinda Correa” para la Comedia Nacional. No se si tuve la suerte sino que me impuse la posibilidad de seguir creciendo como actor a través de mi trabajo en el teatro. Me podía haber quedado cómodamente con mi trabajo como cantante, que me iba muy bien pero preferí manejar ambas cosas a la vez.
– Hizo muchas comedias musicales que ahí es donde conjuga canto y actuación….
– La comedia musical me encanta. Creo que es uno de los géneros más completos que existe porque ahí se anexa el baile, el movimiento pero el hecho de hacer algo relacionado con texto puro, me puede mucho. La comedia musical a veces, choca con la incomprensión de mucha gente que piensa que es un género menor. Lo mismo pasa con la poesía. Por un lado, está la poesía popular y por otro, la poesía culta. Son cosas distintas y cada una tiene su importancia. Creo que la comedia musical pasa por eso. No es fácil hacer una comedia musical. Tampoco uno puede, por más que uno sea un buen actor de comedia musical, no le podés sacar el jugo a un texto de teatro puro. A mi me encanta. Decí que las propuestas que me hacen, giran alrededor de la comedia musical ya que logré un espacio muy importante en eso. Entonces se van dando las posibilidades por ejemplo cuando me tocó hacer las primeras comedias musicales como “Zorba el Griego” o “El Hombre de la Mancha”. Fui desarrollando todo. Encontré una veta y fijate que son comedias musicales con mucha exigencia actoral. Hacer un “Zorba el Griego” es muy exigente en la parte actoral. Ni hablar de “El Hombre de la Mancha”. Después “Victor Victoria” fue otra exigencia actoral difícil de desarrollar. No lo tomo como desafío más que por el hecho de crecer y colocarla en un espacio importante. Que sea respetado el género de la comedia musical. Hay cosas que me ofrecen y no me interesan porque no me dan la posibilidad de crecer a un nivel como el que pretendo. Me fascina hacer una obra de Tennesse Williams o esos autores importantes y exigentes en cuanto a un nivel actoral. Seguramente lo voy a hacer como ya he hecho muchos textos de autor nacional como Gianola, autor de “La Noche de la Basura”, un texto muy interesante, con dos personajes en escena. Por eso fui premiado como mejor actuación dramática en la temporada que la hice.
– Usted en su carrera, siempre midió sus pasos…
– Es imprescindible.
– Le pregunto porque hay otros artistas que se arriesgan…
– El riesgo consiste en hacer las cosas que uno le guste y ser exigente; no el hacer cualquier boludez. Tampoco pasa por ahí porque sino no estaría en la posición que estoy.
– Si le pregunto por  “Cantando por un sueño” y los concursos de canto…
– Son cosas mediáticas de la televisión de estas épocas que consume el público. Lo «malacostumbra». Son hechos, si se quiere –y espero que dure poco-…Son ídolos de barro. No tienen una base sólida. Lo peor de esto es que hay mucha gente que se la cree y piensa que son imprescindibles, que son estrellas. No es así. A mi me ha costado muchos años y me cuesta. Empecé en una época en la que no existía una televisión mediática ni salir en un programa y que al otro día, te conoce todo el mundo. No obstante, no me quejo ya que mi cara está gastada por el aprecio popular. Salgo por la calle y tardo media hora en transitar una cuadra cuando hay mucha gente. Me paran, me saludan pero eso se gana a través del tiempo y detrás de eso, hay una carrera sólida, una trayectoria. A veces hice cosas muy populares de las que no me arrepiento. Uno debe manejar eso, debe utilizar el medio de comunicación para sus fines y no que el medio te maneje. Cuando tengo que ir gratis a un programa, me pregunto que me significa, “tal cosa”. De pronto, tengo la posibilidad de que la gente no tenga límite de edad ni de estrato social. Cobro un espectro muy grande social y popular. Hay chicos que me conocen porque me han visto en algunos programas mediáticos.
– Usted estuvo en “Transformaciones”…
Sí, estuve en «Transformaciones». No le hago asco a las cosas. Es mejor que la gente las sepa directamente. Si te ven bien, dicen: «Éste se hizo algo. Se estiró la cara». Entonces: “Sí, me estiré la cara y se vió por televisión ¿Cuál es el drama?” Me pueden achacar que hice un canje. ¡Ah! ¡Claro! ¡Mirá vos…! Si hago el canje es porque a la empresa le conviene y a mí también. Me saqué las bolsas de los ojos y un poco de papada, que entorpecían mi trabajo. En «Cuestión de Peso», donde también participé, mucha gente dijo: «Si un tipo como él se anima, me tengo que animar». Aunque se trate de un programa mediático, se está haciendo un bien. Me pasó que en la calle alguna vez me dijeran: «¡Qué gordo que estás!». Eso me revolvió el estómago.
– Es la cuestión de ser una figura pública.
– Si pero eso te da la pauta de que uno tiene que adaptarse a esa circunstancia aunque uno diga que no puede ser libre. ¿Por qué no puedo ser gordo si quiero ser gordo? Es un problema mio. Si me sintiera mal, sería un estúpido porque no me cuido. De por si que soy un tipo grandote, Si tengo un pecho grande y generoso es porque mi trabajo me demandó un ejercicio respiratorio y aeróbico por lo que fue creciendo. Por eso, se me nota enseguida si me paso con el asado o con el vino. Me da satisfacción verme más delgado. Me siento mejor, me quiero más. No es una cuestión de narcisismo sino porque me siento bien. Soy un tipo que cuida la forma en que sale vestido. No concibo que un tipo salga desprolijo porque le está faltando el respeto a determinado grupo de gente, que no condice con tu forma de ser. Me parece fenómeno que tengas la libertad de salir mugriento. Para tu tribu está bien. Si sos rolinga, cumbiero o dark…para un sectorcito, está bien pero si tu pretensión es abarcar más allá, no podés.
– Cómo ve los cantantes nuevos de tango…
– No los veo…
– Contundente. Hay una imitación del estilo del Polaco Goyeneche de su última época…
– Por eso, no los veo. Para esto se necesita mucho tiempo o la posibilidad de crecer con una música como me tocó a mi, desde chico, en mi casa. Se consumía tango y los ídolos era gente de tango. Directores o cantores, porque hay cantantes y cantores. Había una cultura que te involucraba. No era para mi irreal que con doce años, pudiera cantar un tango. Después, fue normal que un chico cante un tema de Charly García o Fito Paez porque esta rodeado de la cultura que brinda esta gente. En mi caso, crecí y fui conociendo las raíces de la historia. Los chicos que hoy empiezan a cantar no tienen eso por lo que tienen que buscar en otros referentes, algo para desarrollar. Pero hay que ser personales en la interpretación. No tenés que buscar la imitación porque los otros lo hicieron mejor. Vas a ser una copia y no vas a superarlo. Busca y crea lo tuyo. Jugate. Elegí el referente que te venga bien a vos. En este caso, Goyeneche tiene una cosa mítica dentro del tango. Además, cantó la última parte de carrera porque él empezó cantando con todo lo que tenía, con las posibilidades vocales que tenía y las fue adaptando a la merma creando un personaje. Cuando el Polaco cantó bien, con signos de admiración, nadie le daba pelota. A veces, se habla mucho de la “autenticidad” y hay mucho verso con eso. Sobre todo alrededor de los cantantes populares de los que no se concibe que deban tener una calidad artística superlativa. Porque si no, no es pueblo. Esto me tiene rota las pelotas.
– Usted participó de la orquesta de Astor Piazzolla. ¿Cómo fue pasar de un estilo como el de Héctor Varela a Piazzolla?
– El crecimiento artístico. El hecho de buscar otras posibilidades de expresión. Desde el vamos fui admirador a rajatabla. Te diría que soy más piazzolista que boquense y fijate que estoy hablando de una cosa muy fuerte. Que me hablen mal de Boca es como que me hablen mal de Piazzolla. Me enervo. Siempre consideré que Astor fue, después de Julio de Caro, quien abrió el espacio musical en una determinada época a la aparición de nuevos músicos como Troilo, Salgán, que fueron historia y crearon una cosa muy importante para el tango. A raíz de Julio de Caro, aparecieron los nombrados más Astor Piazzolla, quien fue el que produjo esa revolución musical que le sirvió a muchos jóvenes de hoy en día a apreciar el tango. Abrió los oídos a gente de otras latitudes. A través de Astor conocieron un espacio geográfico que se llamaba Argentina, producía músicos como Astor Piazzolla y una música como el tango.
– Le cambio de tema. En cuestión cine, hace mucho que no filma….
– Porque, no se. Las producciones no son las mismas. Estaba acostumbrado a trabajar como Torre Nilsson o Jusid. Hay realizadores muy jóvenes que, a veces, no buscan. Conocen por encima tu trayectoria. No les llama la atención y no necesitan personajes como yo para su cine. Alguna vez me llamaron y me pidieron de hacer un casting. Disculpame pero ¿hacer un casting a esta altura del partido? Antes de que me llame Torre Nilsson para hacer “Boquitas Pintadas”, no había tenido en cine (pero si en teatro) la posibilidad de crear un personaje de envergadura. No había un referente antes de mi trabajo en cine, que pudiera darle a Torre Nilsson la pauta de que podía utilizar mi personalidad de actor. Él se jugó y dijo “El Negro puede hacer este personaje”. Lo hice y me fue maravillosamente bien. Entonces si no me pidió casting Torre Nilsson, no me puede pedir casting Juan Perez.
– ¿Cómo fue su experiencia en Broadway?
– Broadway es la capital del espectáculo mundial. El hecho de tener la posibilidad de pisar un escenario de Broadway es tan difícil como el hecho de participar de un equipo que va a la Luna. Hay muchos anotados pero viajan pocos. Todavía no logré ver la dimensión de la importancia que tuvo y tendrá el hecho de ocupar un lugar en Broadway. Me tocó la suerte de llegar a ese escenario con «Tango Argentino», que fue el espectáculo que instaló el tango en el mundo. Había espectáculos que costaban doce millones de dólares. Nosotros teníamos mucho menos presupuesto y fuimos número uno. Liza Minelli nos dijo que era «un hecho artístico que no tenía parangón”. Ahí no había nada que distrajera la atención de lo que un artista hacía sobre un escenario. Estaba el artista, la luz y el público. No había explosiones o cosas por el estilo. Después de estar ahí, ya no fue un espectáculo exclusivamente argentino. Era un espectáculo de Broadway.
– ¿El tango es más querido y más respetado afuera que adentro?
– Si, es verdad. He vivido hechos increíbles. Por ejemplo, una universidad alemana fletó un charter para doscientos alumnos que nos fueron a entrevistar a Paris porque tenían que hacer una tesis relacionada con el tango. El público, en si, le da más importancia al tango en cualquier parte del mundo que a cualquier otra música porque es la única música distinta. No me olvido la frase de un tipo que me dijo: «No me gustaba el tango pero si triunfa en Europa quiere decir que es bueno».
– ¿No hay responsabilidad al poner espectáculos de tango con precios para turistas?

– Mirá, no se puede cobrar $ 30 como decía un comentarista de tango que pedía un día a ese precio. No es posible porque no hay espacio para pagar una organización y una producción. Por otro lado, luchamos contra la incomprensión de discográficas y los medios de comunicación. No hay difusión. Grabé temas que jamás los escuché por radio. Reeditan lo clásico porque no tiene gastos. La gente que maneja los medios tiene una sonrisa sarcástica relacionada con el tango. Eso es lo que nos falta: creer en el producto. Es como que se queda en la anécdota, un producto que si consume la gente del exterior, hagamos espectáculos para turistas. Todavía se sigue subestimando al tango que es nuestra música sin olvidarnos del folklore. Aunque ahora nuestro folklore debe ser colombiano ya que nuestra música popular parece que es la cumbia. Un día escuché a un cumbiero que dijo que la cumbia era «la nación argentina». ¿Estás loquito? ¡No chupés más la porquería que chupás a la noche para decir estas pelotudeces! ¿La cumbia es representante nuestra? La cumbia nace en un país tropical como Colombia, con muy buenas manifestaciones y es tan buena como cualquiera. Aca se la deforma de tal manera que vos empezás a menospreciar a la cumbia en si como producto de esos lugares.

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