Richard Coleman: “Las canciones deben prevalecer más allá de las modas”

Dueño de un talento único para las seis cuerdas, fue pieza fundamental del rock argento en los 80 como miembro de Fricción y Metropolis, y participaciones en Soda Stereo. Después, los Siete Delfines y una carrera solista de la que va a presentar su disco “Siberia Country Club”, en la Trastienda este viernes. Con muy buen humor, Richard Coleman habla con el Caleidoscopio.
– ¿Cómo viene “Siberia Country Club”, tu último disco?
– Muy bien! Estamos preparando un show muy importante en La Trastienda, para el próximo viernes 29 de junio. Seguimos viendo opciones de show al respecto, que temas podemos agregar. El disco ha crecido muchísimo a medida que  lo tocamos en vivo. Es genial. Eso nos pasa al bajarlo ya que es un disco generado en un estudio. Bajarlo a nivel “humano” y presentarlo es algo muy lindo que está pasando. Estamos todos los que estamos tocando esta música nos estamos poniendo bien y embelleciéndola. Los temas son una buena estructura para que nosotros la pasemos bien.

– Las presentaciones van a ser en banda, no?
– Si, si. La banda es con Body en teclados y multiinstrumentos, Gonzalo Córdoba en guitarra, Daniel Castro en bajo y Diego Cariola en batería.
– Melero nos contó que tocaron juntos en los 80. ¿Quedó grabado algo de ese período?
– Si, está en You Tube! Jajajajaja. No, no había nada para filmar. Hay muy pocas cosas. Solo lo que hicimos seriamente con Daniel que grabamos un disco que nunca salió. Eso está registrado y lo debe tener él. Hay algunas cositas que circularon por ahí. Pero de todas las aventuras que tuvimos, no hay mucho grabado. Es más, creo que no hay ni fotos al respecto.
– ¿Hay posibilidad de sacarlo?
-No creo que haya material para editar directamente. El pasado nos fortalece.
– ¿Cómo fue tocar hace poco en la Casa del Bicentenario?
– Mirá, fue una propuesta de la Secretaría de Cultura que me pareció bien, agradable. El hacer un domingo a la tarde un show gratis, está lindísimo. Últimamente estoy haciendo shows mechados, más variados respecto del formato de banda de rock asi como otras cosas. Me pareció adecuado. Hablamos y vimos que las condiciones eran ópticas por lo que aquí estamos.
-Aparte es otro clima completamente diferente
-Claro! Está bueno eso, sabiendo que hay situaciones en las que uno puede subir con la guitarra y puede provocar un lindo momento. La gente estaba ahí, muy tranquila.

-¿Cómo fue el cambio de pasar de un show de banda a lo que sos vos solo con la guitarra?
-Fue una idea que surgió en noviembre del 2010 aproximadamente. Ya en octubre estaba pensando en eso. Hice una especie de girita, de una docena de shows por varias ciudades del país. La condición, en ese momento, era tocar en lugares chicos, que no fueran capitales. Tocamos en Casilda, Bolivar, Gran Buenos Aires y siempre a clubes chicos. La idea era esa. No importaba otra cosa. Quería tocar para poca gente, en un ambiente más íntimo. Ese era el arreglo.
– Era un deseo de volver a una situación más “llana”, por decirlo de alguna manera?
– Si, de alguna manera, si. Tiene que ver con reconocerme solo, arriba de un escenario para arrancar con algo nuevo. Se fue armando y ahora es una herramienta más que tengo, que me está saliendo muy bien.
-Se está dando que, estando con una banda en los 80, hoy en día, muchos solistas se sienten más cómodos agarrando una guitarra. Se me ocurre también el caso de Palo Pandolfo.
– Si. Depende de cada uno. Cada quien se acerca a esta situación desde su lugar. Yo, más que nada, me encuentro con mis canciones. Es una cosa que uno, de más pendejo o necesidad o lo que sea, es que busca más volumen, como para imponer la cosa. En estas situaciones más íntimas, no impongo nada. Es como que lo planteo, lo dejo asi y crece solo. De hecho, hay un momento en el que el show empieza a crecer y no sabés con que ya que no hay nada! Digo, no hay un volumen que te esté pasando por arriba. Se logra una conexión que, cuando ocurre, es genial.
– ¿Te sentís un músico más reconocido y nombrado que escuchado?
– No, la verdad, no me siento nada al respecto. Me siento reconocido por los músicos, mis pares, lo cual está buenísimo porque uno se siente con un respaldo. Mucha gente dice que me vio tocar en lugares que nunca toqué! Jajajaja. Pero en realidad, no siento nada en especial. Sigo por mi camino y estoy contento por donde estoy transitando.
– Me acuerdo que tocaste con los Delfines en Viejo Correo cuando estaba en Rivadavia…
– Vos te acordas…pero yo estuve? Jajajaja.
– Si! Al respecto, hoy en día, los Delfines y Fricción son bandas de culto….
– Si, está bien. Justamente por eso estoy haciendo otra cosa. El mote o calificativo “de culto” es muy práctica para muchas cosas pero no suma nada y no te agrega nada musicalmente. Uno tiene que hacer la música más allá de las categorías o clasificaciones. No hago canciones “de culto”, hago canciones. De hecho, hoy hacía la broma de que hacía canciones que tienen doscientos años pero también espero que las canciones nuevas, que toco hoy, cumplan doscientos años. Fíjate lo que tiene que ver con este formato minimalista, prevalece la canción más allá de los arreglos y los sonidos, la banda y los momentos. Es como que la canción, por si misma, tiene una intensidad y una intención que responde a ese momento. Eso es lo más lindo.
-Eso como sacarle capas y capas a la canción para mostrarla más desnuda.
– Eso fue una propuesta que siempre tuve. Mi meta como compositor es que las canciones prevalezcan más allá de las modas y el sonido del momento. Esa fue una de las primeras cosas que hablé con Gamexane cuando armamos los Siete Delfines. Estuvimos de acuerdo con eso. En Fricción pasó algo similar. Nunca me interesó sonar en el momento de moda sino que la canción tuviera su vida propia. Por suerte, más o menos se ha logrado porque sino no tendría que tocar hoy!
– ¿Te agarró lo que le pasa a muchos músicos, el deseo de volver a regrabar tu obra?
– Ni en pedo! Jajajaja. Ya lo saqué y quedó ahí. Pertenece a ese momento. Los que hicieron eso fueron los de las pelucas de colores….los Twisted Sisters! Jajajaja. Son unos genios!
Richard Coleman. Viernes 29 de julio. La Trastienda. A las 21 hs.

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