Desde hace años que El Bachín se ha conformado como uno de los grupos de teatro con compromiso político más importantes del país. Creadores de excelentes piezas teatrales, estrenan ahora la excelente “La Gracia de Tener”. ECDL habló con Manuel Santos Iñurrieta, el gran cráneo del grupo sobre sus ideas sobre teatro e influencias varias.
– Es un proceso que tiene tres momentos. En el 2008, trabajé en Mar del Plata, con un director amigo sobre unas ideas para una obra y fui con dos escenas de una obra que quedaron ahí y no se hicieron. Después, en el taller de El Bachín, del laboratorio, con algunos chicos del grupo, las agarramos, las empezamos a escribir y jugamos un poco y volvió a quedar ahí. Recién después lo volvimos a tomar con el grupo de El Bachín y ahí empezamos a trabajar con líneas de fuerza mucho más claras de la obra. La idea de la familia, de los aristócratas, del circo y su metáfora y el retrato de Onganía que aparece en un momento en el que estábamos totalmente desquiciados, yendo a un absurdo brutal. Empezamos a jugar con la época también y a investigarla. Esa época del 61 hasta Onganía, todo lo que va sucediendo, azules y colorados…..
-No se tocó mucho…
– No, es cierto, no se tocó mucho. Nos entusiasmó esto justamente y ahora no está en la obra, quedaron afuera escenas de entremedio, con un juego rítmico de efemérides, de lo que iba pasando. Y la cantidad de cosas que fueron pasando, era abrumador. Esa vocación por estudiar esas cosas más una línea que ya teníamos definida –familia, aristocracia y payasos-, lo fuimos componiendo de la mesa a la escena y la escena al tablero.
-Te cuesta mucho desdoblarte para laburar teniendo en cuenta que sos autor, director y actor?
– En algunas más que en otras. Me pasó, en esta obra puntualmente, que es un personaje que ya tengo muy trabajado, que es el Comediante, que tiene dos o tres intervenciones, por lo que es fácil manejar. En “Teruel” fue más difícil porque el personaje requería otra cosa. Todos los procesos son distintos pero hay algo fundamental. Como venimos trabajando en grupo desde hace mucho tiempo, hay una confianza en la mirada de los compañeros. Cuando me estoy yendo demasiado de línea, me dicen que afloje, vení para acá porque esto es cualquier cosa.
-¿La Comedia Mecánica fue la que más gente requirió, no?
-Si, fue una muy linda experiencia y llevó mucho tiempo de ensayo. Hubo un deseo de que intervengan alumnos nuestros, amigos y otros que ni eran actores! Estuvo lindo porque uno sabía que estaba haciendo una obra para una sala de determinadas dimensiones. Eso es como un ideal que no siempre sucede. Uno dice “vamos a hacer una obra en una sala grande” y entonces empezás a pensar todo en función de una maquinaria, una escenografía, un relato de los cuerpos y coreografías que se puedan desplegar en esos espacios. Después, cuando labura en salas más pequeñas, tenés que ver como componés todas las imágenes y todo el juego. Es lindo el desafío de tanta gente. Visualmente es muy lindo todo lo que puede hacer con las luces, la escenografía. Esto lo hablamos muchas veces sobre los actores que salen de las escuelas de teatro. Estaría bueno que, cuando salís de la escuela de teatro, encontrar un espacio de formación, para aprender a laburar con esos elementos, como si fuera un oficio. Cuando trabajás en una baldoza, la expresión te queda corta. Si bien es una constante de evolución en el teatro independiente, también esos espacios tienen que ser para que todos pasen por la experiencia de componer otra cosa.
– ¿“La gracia…” se va a quedar en esta sala?
– Si. La obra estuvo pensada para un espacio pequeño y sin demasiado despliegue. No necesitamos generar tantos planos aunque los tenemos, pero todo se condensa en el living.
– ¿Crees que el teatro puede estar fuera del contexto político?
– Hay mucho teatro fuera del contexto político y hubo épocas de la historia reciente del teatro nacional donde había mucho más de esto. Me parece que no. Vivimos en una realidad completa y siempre se filtra. Ahora, no necesariamente el teatro tiene que tener… lo político no está dado por la temática. Aunque estemos trabajando e investigando sobre eso y sea parte de la búsqueda estética del grupo –donde hay muchos elementos de lo político, de discusiones de época-, desde el modo de producción del espectáculo a un criterio de iluminación, hay miradas que son políticas. Lo que digo y que me da pena, y uno cree que ya pasó y lo dejamos atrás –ideas del arte x el arte y lo que vino de la mano del neoliberalismo…-
-Fukuyama, el fin de la historia y versos varios…
– Si. Espectáculos que se muerdan la cola en si mismo y que no busquen entablar diálogo sino en el regodeo del creador. Para mi, esto tiene vuelo corto. Todas las manifestaciones humanas están cruzadas por lo político. También están cruzadas por una realidad porque vas a hablar con alguien que vive, que siente, que se bañó para venir al teatro, que vino de más lejos….
-Es una ceremonia…
– Si, que a uno le encantaría que sea no solo para una minoría privilegiada sino para la mayor cantidad de gente posible. Esta es una larga discusión. Todo teatro es político desde donde lo mires. No definido por la temática necesariamente y no partidaria. En absoluto. Si bien algunos de nosotros políticos militamos en fuerzas políticas y espacios culturales, no somos el brazo artístico de nadie. No nos interesa hacerlo ni tampoco creemos que sea un camino. No nos sienta cómoda esa posición. No nos dedicamos profesionalmente a la política. No tenemos esa capacidad, esa idea. Somos actores que tenemos vocaciones y gustos de ir a determinado tipo de quilombos.
– ¿Cómo se te ocurrió rescatar al Comediante -foto izquierda, abajo- y meterlo en “La Gracia de tener”?
– Es por la idea del circo. Era pertinente que en un marco de circo, pase el Comediante buscando el escenario, contribuyendo a la metáfora. ¿Cuál es el “escenario”? Además, vengo delineando y trabajando lo que sería el próximo espectáculo del Comediante, por lo que lo tengo muy presente y lo voy a seguir desarrollando. Además, era pertinente. Hay elementos de las discusiones sobre lo estético, que cabian que se produzca en la obra y daba para que el Comediante daba para que la lleve adelante. Es brutal, quijotesco y habla de esas cosas que…mirá, siempre hablamos de estas cosas. Hay un proceso y vivencias de nuestros maestros de teatro, que abrieron capítulos y discusiones artísticas, estéticas y políticas pero uno, como generación, quiere cerciorarse y pasar por la experiencia. ¿qué quiero decir? Esto de lo que “no se debe hacer”. Pero para saber que tal cosa está mal, debo ir y tocar la estufa para quemarme y ver que estaba caliente. Como los chicos. Esto de la idea del panfleto que está mal pero ¿por qué, aparte que está mal, tenemos miedo? La idea de lo didáctico en el teatro está mal, ¿por qué está mal? Dejá que saque mis propias conclusiones pero me interesa pasar por todo. Discusiones asi hay muchas, como si el actor da la espalda o no. La idea de equivocarse. Necesitamos aprender a equivocarnos. Nos vamos equivocando en la experiencia y vamos probando cosas para transitarla. No con la vocación de equivocarnos porque soy un loco bárbaro. Es necesario tener los espacios para equivocarnos. Es necesario pisar un teatro grande para ver como entra un farol. Si me lo contás, te lo voy a aceptar y voy a decir “qué maravilloso!” pero déjame verlo, tocarlo y equivocarme.
Uno espera que los nuevos actores y actrices, puedan tener, sin ser condenados a priori de antemano, la posibilidad de transitar por todas las experiencias.
-Puede decirse que es de clown….
-No tanto. Tiene una construcción de personajes de trazo grueso lindante con el estereotipo. También tiene cierta cosa de trazo grueso con una forma del grotesco y el expresionismo, muy afuera, mucha partitura gestual y corporal. También elementos del humor y el payaso. No trabajamos una técnica particular de clown. Hay mucho mestizaje y todos los actores tenemos algo de todo. En los talleres de clown te dicen “todos tenemos un clown”. Está muy en nosotros….
-Y el tuyo sería el Comediante?
– Si, creo que si. Es un personaje que me va a acompañar y que voy a seguir haciendo por mucho tiempo. Creo que puede cruzar algunas otras zonas expresivas. Es el personaje de la valijita que en los talleres de clown siempre están. Creo que es mi personaje.
Intermedio: Manuel Santos Iñurrieta nos abre (literalmente hablando) la puerta de la sala Osvaldo Pugliese del Centro Cultural de la Cooperación. Café de por medio, y con una lluvia atroz cayendo sobre Buenos Aires, la charla es ambientada por ese aura que destila una sala de teatro. Manuel habla con voz clara. Es un apasionado del teatro. Recuerda los comienzos de El Bachín, allá lejos y hace tiempo, por el 2001. El rememorar dichas épocas lo hace reflexionar sobre la actualidad del grupo.
– Vi varios personajes tuyos y no puedo dejar de relacionarlos con Buster Keaton y Brecht…
– Si. Somos de buscar e investigar a partir de Brecht para pensar algún teatro y entonces, desarrolla algunos recursos escénicos con algún sentido. Vamos caminando sobre Brecht para pensar una extra teatralidad nuestra. Nuestro relato como generación, como argentino, como latinoamericano. Una épica donde entran en tensión un montón de líneas, por ser mezcla de todo. Hay mucho cruce, con la idea de los payasos y comediantes rioplatenses, la idea de Brecht con su poesía, su concepción y su teatralidad. Uno es todo esto, lo que tenemos en la memoria y que nos han impresionado.
– ¿Se van a reestrenar algunas obras de El Bachín?
– Si, en el teatro de la Comuna, que es donde estamos trabajando para que sea una sala de verdad, para que cumpla todos los requerimientos. Ahí haremos obras de El Bachín o de otros compañeros. En lo inmediato, vamos a trabajar con “Mariano Moreno”, “Teruel” y “El Comediante”. Con esas tres, en Zavaleta 74, Parque Patricios con elencos originales. Después, también tenemos, por esto que te contaba de la Comedia Mecánica y ese espíritu colectivo de todos nuestros amigos actores siempre están con el Bachín aunque no estén en las obras y tenemos ganas de hacer una versión de la Comedia Mecánica, con un montaje pequeño pero con toda la gente.
– ¿Y Charly?
– Hay que reescribirla. Es una demanda permanente que tenemos. Hay que llegar a un plano de mayor comprensión sobre la obra. Nosotros decimos que de Charly a Lucientes…ésta sería la que le da forma al camino emprendido por el grupo. Charly es nuestra tercera obra y del “Apoteótico final organizado” a “Charly” pasaron un montón de cosas y de “Charly” a “Lucientes” también pero aquí, con esta obra, es donde se definen un montón de cosas. Es la bisagra verdadera de El Bachín. Cuando miramos con buenos ojos –no con nostalgia-, decimos “esto no lo haríamos asi” o “lo haríamos de otra manera”. Habría que buscar y reescribirla…
-Charly era bastante salvaje…
– Si, si. Con sus personajes, y el Charly que cambia el gesto de la mano….Hay que reescribirla. La verdad es que ahora estamos con otros proyectos pero en algún momento… está el grupo, están las obras, nos falta generar un espacio. Muchas de estas obras tuvieron un transito corto y hubiese cabido que la sigamos trabajando. Además, están las ganas. Estamos en eso y viendo como reorganizamos todo el espacio allá y el calendario.
Ahora, en lo inmediato, estamos trabajando con tres pequeñas obras, de montaje, con elenco reducido, con pocos personajes cada uno y un espíritu de varieté y humor brutal. Una se llama “La Competencia” y “Diálogos sobre la mentira y la muerte”. Estamos con estas dos obras que, para fin de año, vamos a tenerlo delineado y con el nuevo espectáculo del Comediante. Todavía no sabemos donde vamos a hacer pero ya las vamos a empezar a ensayar a esas dos obras. Hay texto y los equipos están armados. Ojalá pueda llegar al Comediante para fin de año y largarlo bien al año siguiente. Ahora estoy entrenando patinaje para el Comediante. Yo no sé patinar y lo iba a hacer con los viejos de ruedas naranja. Estuve patinando en la Comuna y me gané una tirada de oreja porque quedaba el piso rayado. Aprendí pero hasta ahí nomás. Me voy a estudiar patin y un par de trucos.
-Si por esta puerta, entrase el pequeño Manuel Santos Iñurrieta que recién empezaba con El Bachín, que le dirías?
– Uh…Buena pregunta…Le diría que todo ese…me decís esto y me voy al 2001 y me pasan mil cosas. Le diría que hay que seguir trabajando. Que cuesta el trabajo en grupo pero es un camino maravilloso y ahí podemos aportar algo a la cultura. Un granito de arena aunque sea. Ese camino grupal y colectivo…le diría que siga por ese camino que no creíamos que pudiéramos tomar.
– ¿Ya habías pensado en el nombre de El Bachín?
– Siempre hablamos del 1 de Mayo, porque era feriado, y estábamos en Bernal, en una casa disponible. El nombre surgió a las pocas semanas. El nombre es lindo, ese personaje que adquiere una identidad o, en todo caso, la va construyendo en la calle. Esa idea de niño que busca su identidad cuajaba para nosotros que estábamos en la ciudad, con veinte años.
– La ñata contra el vidrio…
– Si, me acuerdo de esos años que veníamos todos del interior al Conservatorio y no había nada. Todo se conforma lo afectivo y la necesidad de construir familia rápidamente para poder bancar los deseos. Se vivieron muchas cosas emotivas en esa época, como estábamos todos en ese momento. Como gana la solidaridad. Estábamos al punto de abrir la heladera y nada o que te llegue la encomienda de tus viejos o tus abuelos. Todas esas ceremonias fortalecen.
“La gracia de tener”. Centro Cultural de la Cooperación. Av Corrientes 1534. Sábado, 20 hs.