Los Trabajadores de las Artes Escénicas y sus propuestas frente a la emergencia.

La suspensión de las actividades provocada por el Covid-19 y el aislamiento social y obligatorio, trajo numerosos inconvenientes en el ámbito de la cultura. La imposibilidad de realizar espectáculos conspira contra el sustento económico de los trabajadores de las Artes Escénicas que deben afrontar diversos gastos para vivir. Al respecto, APDEA (Asociación de Profesionales de la Dirección Escénica Argentina) y ADEA (Asociación de Diseñadores de la Argentina) emitieron sendos comunicados al respecto. Alfredo Martín, presidente de APDEA brindó un análisis pormenorizado a ECDL

Los trabajadores de la cultura no se quedan con las manos cruzadas frente a la pandemia. Buscan nuevas formas de llevar su arte al público al tiempo que toma conciencia de la seriedad de la situación que se atraviesa. Varios colectivos ya se habían manifestado días pasados sobre lo que está ocurriendo (https://bit.ly/2VIN1H0)
En ese sentido, APDEA (Asociación de Profesionales de la Dirección Escénica Argentina), envió un comunicado a los medios, en el que “presenta propuesta para los trabajadores de las artes escénicas” a las autoridades. El mismo lleva la firma de la Comisión Directiva de APDEA (www.apdea.com.ar) conformada por Alfredo Martin (Presidente), Pablo D´Elía (Secretario), Paula Banfi (Tesorera), Ana Alvarado, Carlo Argento (Vocales Titulares), Ana Laura Suárez Cassino y Marcelo Velázquez (Vocales Suplentes).
Lo reproducimos a continuación
Luego de poner en marcha el CENSO DE OBRAS TEATRALES EN EMERGENCIA de alcance nacional, para conocer el impacto que causó la suspensión de actividades por el Covid 19 en el sector, APDEA está desarrollado una importante actividad a los efectos de visibilizar la situación y conseguir algún tipo de ayuda para aliviar a trabajadores de las artes escénicas que enfrentan una severa discontinuidad o pérdida de sus ingresos durante este periodo de cuarentena.

El CENSO, realizado voluntariamente a través de la página web de APDEA, tuvo una altísima repercusión y sus resultados han sido enviado a las instituciones culturales del Gobierno de la Ciudad y al Ministerio de Cultura de Nación, junto a la propuesta concreta de apoyo para el sector.

La iniciativa propone la creación de una ayuda solidaria excepcional para los elencos afectados con un monto calculado sobre las funciones suspendidas, un porcentaje estimado de ocupación de la sala y un valor de entradas acordado.
Esta ayuda estaría dirigida a los artistas que se desarrollan en un marco de informalidad e inestabilidad y que, por las particularidades de su actividad – por ejemplo haber tenido algún ingreso que supere dos salarios mínimos en los últimos seis meses, o un trabajo en relación de dependencia registrado en el sector público, como puede ser una ayudantía en una universidad en las categorías más bajas – han quedado excluidos del IFE, teniendo a su vez que cancelar sus espectáculos luego de meses de invertir dinero, tiempo y trabajo en la producción.

Los números preliminares del CENSO permiten tener un panorama respecto del número de trabajadoras y trabajadores involucrados, así como de las regiones del país de las que provienen: de un total de 665 obras de todo el país, 644 corresponden al circuito independiente, 9 al comercial y 7 al oficial y 5 de producción mixta. Hubo 308 funciones suspendidas, 313 estrenos no concretados y 44 giras canceladas. Respecto de la ayuda estatal otorgada para su producción, 244 de las obras contaron con ella y 430 no. En relación a la localización de las obras, 563 corresponden la Región Centro (CABA y Bs As) y 62 distribuidas entre las regiones del Litoral (14), NOA (16), Cuyo (4), NEA (7) y Patagonia (17). Las personas afectadas, de acuerdo al censo, llegan a 4484.


Cabe mencionar que las medidas tomadas por el gobierno nacional hasta el momento para las artes escénicas no incluyen al sector que mencionamos: el Plan Podestá, diseñado por el Instituto Nacional de Teatro, otorga apoyos excepcionales para quienes ya están en su registro, han sido previamente subsidiados y el Fondo Desarrollar apunta a la sostener los espacios culturales. Ambas propuestas dejan afuera a quienes trabajan de manera informal registrados o no en el INT.

La suspensión de actividades agrava las condiciones del teatro independiente, que se produce principalmente de forma artesanal, caracterizado por la estacionalidad de sus espectáculos, con la consecuente discontinuidad laboral por la precariedad e informalidad de las relaciones de trabajo que genera.

A esto se suma que el teatro ha sido una de las primeras actividades económicas suspendidas y probablemente sea una de las últimas en reactivarse, sin considerar el tiempo que le lleve al público recuperar el hábito de asistir a espectáculos como lo hacía antes de la emergencia sanitaria».
Por su parte, ADEA (Asociación de Diseñadores de la Argentina) manifestó que, “ante esta nueva realidad y como consecuencia de los alcances a los que la pandemia del Covid 19 como trabajadores del campo de la cultura”, retoma lo dicho por APDEA en tanto “queremos hacer conocer a la sociedad nuestra situación en lo general y en lo particular”.
Con la firma de la Comisión Directiva compuesta por Valentina Bari (Presidenta), Gonzalo Córdova (Vicepresidente), Leandra Rodríguez (Secretaria), Sofía Di Nunzi (Tesorera), Susana Zilbervarg (Prototesorera), Alejandro Mateo, María Guglielmelli, Ernesto Bechara, Mercedes Uría (Vocales), Bea Blackhall y Claudio Del Bianco (Comisión Fiscalizadora).
El texto completo, a continuación. 
“Entendiendo que las medidas tomadas por el Estado son las pertinentes y ante las respuestas que este ha ido estableciendo, y las que a futuro piensa implementar para paliar la situación laboral de la sociedad toda y en particular en el campo de la cultura, hasta el momento ninguna de ellas nos estaría contemplando específicamente. Es sabido que la actividad teatral y del espectáculo todo, está paralizada y que por un largo tiempo esta situación no podrá revertirse. Somos un colectivo de trabajadores independientes y autónomos en situación de inactividad.

Se calcula según lo censado hasta la fecha, que son más de 500 las obras teatrales entre las que iban a estrenarse y las que tuvieron que suspender sus funciones en todo el país y sin tener en cuenta aun a aquellas que se estrenarían en meses subsiguientes sabiendo por lo anunciado oficialmente que la cuarentena en lo que respecta a actividades de participación masiva continuarían desactivadas.
Eso implica que, ante cada una de ellas, podríamos decir que hay, al menos, tres profesionales del diseño escénico (Diseñadores de Escenografía, Diseñadores de vestuario, Diseñadores de Iluminación, o de Video Escénico) que se ven afectados.
Sumado a esto la restricción de nuestra actividad en otro campo laboral, que es el de la educación privada. Necesitamos que se haga visible nuestra compleja realidad laboral.

Estando en dialogo con el Ministerio de Cultura de Nación, con el Instituto Nacional del teatro, y con compañeros de otras asociaciones esperamos que se logren viabilizar medidas que nos incluyan y nos permitan sobrellevar económicamente esta situación”.
Alfredo Martín, reconocido director y actor y presidente de APDEA compartió sus impresiones con ECDL
-Alfredo, ¿cómo estas viviendo, como ciudadano y como director, este momento de cuarentena? 
– Es un momento muy difícil para toda la ciudadanía y para el mundo, creo. Esta situación de pandemia, que no estaba prevista de ninguna manera, amenazaba y amenaza aún con hacer estallar las instituciones de salud pública y privada. Las medidas que ha tomado este gobierno para protegernos como ciudadanos son legítimas y fundadas, pero la cultura en todas sus formas y manifestaciones, que ya se encontraba profundamente  afectada por el desmadre de la gestión macrista anterior, ha quedado agonizando y en las peores condiciones que jamás podíamos imaginar, lo cual sumado a la incertidumbre reinante, impide pensar en una posible recuperación.
Haciendo un parangón de cultura con pandemia, estamos en grave riesgo porque ya no tenemos defensas para recuperarnos, y hacerle frente a este nuevo mal.
Me preocupa mucho la parálisis total del sector de las artes escénicas, el cierre de las salas, la imposibilidad de generar ingresos y obviamente la pauperización del campo de la cultura en general y del teatro en particular.
En relación al teatro en particular estamos enfrentando un evento que conspira con nuestra actividad. Estamos malheridos porque la pandemia nos afecta en el cuerpo. Nos obliga a encerrarnos y esconderlo, a guardarlo y cuidarlo del otro. Y el teatro es cuerpo, cuerpo material, sensual, y cuerpo místico. Alma y carne que se asaltan y juegan a expandirse mutuamente. Y además el teatro es cuerpo colectivo, que se junta para celebrar y recrear el origen de la vida, que siempre es plural. Todo eso nos está vedado ahora.
Por otro lado nos obliga a la pausa en el hacer, pero no una pausa constructiva, donde sabemos que el mundo sigue afuera, y decidimos recluirnos, internarnos en la caverna, para volver cuando nos plazca o nos parezca que ya está, después de expandirmos en nuestro imaginario y encarnarlo en la escena con los otros. Es pausa alerta y paranoica, de no poder entregarse al mundo y a la experiencia por el riesgo que vivir implica para esta pandemia.
Entonces aparece una necesidad pasmosa y abrumadora de expresarse, que hace síntoma en las redes sociales, cargadas de mensajes y videos con miniescenas, y monólogos y manifiestos de todo tipo. Eso indica que estamos desbordados y abismados, que hay una demanda radical de ser vistos y oídos por el otro; demanda que crece desmesurada, y en forma directamente proporcional con el tiempo de encierro y el aislamiento. Esto prueba por lo tanto,  cuanto necesitamos del teatro como actividad humana, con sus goces pero también con sus reglas.
Hay una pulsión de vida, que se expresa por y a través del otro, esto es resorte de la cultura, las artes y el teatro. Si esto no se atiende, vamos a perder como seres humanos, y como sociedad.      
– ¿Desde APDEA apoyan esta medida?
– Sí, la Asociación de Profesionales de la Dirección Escénica considera que las medidas preventivas de aislamiento y distanciamiento social, en torno a la emergencia sanitaria son pertinentes y adecuadas; basadas en un exhaustivo estudio hecho por los especialistas que acompañan al gobierno. Pero ahora necesitamos que, luego de esta primera etapa de eclosión de la contaminación, y parcial control que vivimos, (donde había que aplanar curvas de enfermedad y disminuir las muertes), pasemos a la implementación de distintos tipos de ayudas y/o subsidios extraordinarios, que puedan reparar el sector cultural y de las artes escénicas, sobre todo a los artistas, creadores y trabajadores de todo el país que viven de su trabajo, del sector independiente, que es uno de los más perjudicados por su eterna invisibilización; su modalidad de trabajo no formal e inestable y el estado de descalificación en el que siempre han sobrevivido. Y también por el enorme caudal de dinero que mueve el teatro independiente, y la necesidad de que dicha actividad artística se considere en tanto contribuye fuertemente al circuito productivo, movilizando la economía de un amplio sector de la población, que debe ser cuidado y protegido;  considerando las ganancias que genera para todas las actividades conexas a él (desde el alquiler de las salas de ensayo, hasta los proveedores de materiales escénicos y vestuario. Actividades formativas, transporte y fletes; pasando por el circuito gastronómico y hotelero; turismo; diseño gráfico, fotógrafos e imprenteros. Redes sociales; técnicos y diversos oficios, boleteros, acomodadores, personal de limpieza y agentes de prensa, etc, etc.
– En lo que es reclamos para el sector, ¿hay diferencia en lo que sería Ciudad y Nación?
-Ambos parecen interesados en escuchar, pero no hay una respuesta específica en relación a los números y a la especificidad que marca nuestro CENSO DE EMERGENCIA.
– Contame tus impresiones del censo.
-Las conclusiones que sacamos con APDEA son, primeramente –y lo digo textual de nuestro comunicado anterior- que “los números preliminares permiten tener un panorama respecto del total de obras afectadas, el número de trabajadoras y trabajadores involucrados, así como de las regiones del país de las que provienen:
Un total de 674 obras de todo el país, 655 corresponden al circuito independiente, 9 al comercial y 6 al oficial. Hubo 306 funciones suspendidas, 324 estrenos no concretados y 44 giras canceladas. Respecto de la ayuda estatal otorgada para su producción, 244 de las obras contaron con ella y 430 no. En relación a la localización de las obras, 451 corresponden a CABA, 119 a la provincia de Buenos Aires y 60 distribuidas entre las regiones del Litoral (16), NOA (16), Cuyo (4), NEA (7) y Patagonia (17). Las personas afectadas, de acuerdo al censo, llegan a 4523”.
Las conclusiones más evidentes y que reclaman debida atención, son: la marcada informalidad e invisibilización de artistas, creadores y trabajadores de las artes escénicas de todo el país que viven de su trabajo, el enorme caudal de dinero que mueve el teatro independiente y la necesidad de que la actividad artística se considere en tanto contribuye al circuito productivo movilizando la economía de un amplio sector de la población y considerando las ganancias que genera para todas las actividades conexas a él. Asimismo, es una valiosa oportunidad para relevar con precisión rubros, roles y funciones artísticas, técnicas y administrativas, profesiones y oficios implicados directa o indirectamente en los espectáculos escénicos de todo el país”.
Para finalizar, creo que este es un momento especial, esta pandemia debe generar un punto de inflexión. “La vuelta a la normalidad”, deberá realizarse asumiendo los propios errores y abusos, en este sector. Aquí el COVID 19, solo ha puesto una lupa para que veamos con lujo de detalles, la vulnerabilidad de nuestra actividad.
Hay que darle un lugar a este sector de trabajadores, de creadores y artistas. Hay que trabajar juntos, desde todas las asociaciones involucradas en su formalización, porque viven invisibilizados. Se está reclamando desde hace muchísimos años políticas públicas, enmarcadas en leyes laborales e impositivas, que permitan reconocer y jerarquizar la tarea. Y asimismo promover y legitimar a la actividad artística, como un trabajo digno y calificado, que cumple una función necesaria en nuestra sociedad.
Por otro lado insisto, tenemos que tener nuestro protocolo consensuado, sobre la actividad teatral, para que evaluemos y decidamos junto a las autoridades y la sociedad, de qué manera responsable, cuidada y organizada, (cumpliendo con todos los requisitos sanitarios necesarios), vamos a volver artistas y público a habitar las salas de los teatros.

-¿Qué repercusión tuvieron del Censo tanto de Ciudad y Nación?
-Las instituciones se hallan evaluando nuestro Censo de emergencia que sigue abierto y lo estamos difundiendo. Allí los números cantan y marcan el gravísimo impacto de estas medidas sobre la actividad.  Y seguramente están viendo que respuestas van a bajar, pero no parece nada fácil.

El gobierno impulsó lineas de ayuda, una a partir del INT con una inversión destinada para las salas, y a espectáculos y grupos que fueron subsidiados desde agosto del 2018 y/o que integran el catálogo, pero el tema es que han quedado muchísimos grupos afuera, que no recibieron ni reciben ningún tipo de ayuda. Y la economía de las salas es independiente de los grupos que hacen obras en sus espacios, (sabemos que se cobra por los borderó, por funciones) con lo cual estos grupos no reciben nada de eso.
Con Proteatro actualmente se está hablando y en tratativas, pero aún no hay nada. A la fecha no hay aumento de partidas, sino una reasignación de las mismas, y esto dificulta la cuestión. Desde Cultura de Nación apareció el plan Podestá 2, con líneas para obras que se proyecten por plataformas digitales, que “atiende al sector informal” que sería teóricamente el nuestro, pero es para proyectos y no abarca esta situación excepcional.

– ¿Cómo se están manejando las salas en relación con los impuestos?
– Entiendo que las salas están recibiendo la ayuda que les brinda el plan Podestá, a sus espacios desde el INT, para colaborar con el perjuicio que les ocasiona el cierre de las mismas a sus propietarios.

– ¿Cuál es tu opinión respecto a «la gorra virtual»?
-Al principio me pareció algo difícil de evaluar, pero luego de unas semanas y viendo el tiempo que esta tomando esta situación, y las necesidades en juego expresadas por los artistas, (algunos no tienen qué comer), me parece una vía posible y respetable de hacer valer su trabajo y obtener algunos fondos. Aclaro que las salas deberían rever el porcentaje que les corresponde, porque algunas cobran hasta el 50%, explotando el trabajo de los artistas, y reproduciendo un circuito de mercado que me parece lamentable.
– ¿Hay algún número sobre las funciones «on line»?
– Como es algo que recién comienza no podríamos sacar demasiadas conclusiones. Yo con los elencos con los cuales trabajo, aún no  he implementado esta forma. Escuché que en algunos casos, (obras consideradas buenas, y con artistas convocantes) pudieron obtener recaudaciones interesantes.
– ¿Cuáles son tus expectativas para el futuro de la actividad teatral?
-Esta respuesta tiene dos planos, que se entrecruzan. Uno desde lo personal, en este momento estoy trabajando con los integrantes del elenco, con el cual iba a estrenar una obra propia, a partir del sainete: “Los disfrazados”, de Carlos M. Pacheco (1906), en Andamio 90, a mitad de año. Usamos zoom una vez por semana, con algunos propósitos más o menos claros, para no frustrarnos. Primero, nos mantenernos en contacto y saber cómo estamos, (somos 20 personas) Segundo, hablar sobre la situación de nuestro sector y cuál es nuestra forma de sostenernos y aportar a lo que estamos viviendo, más allá de mantener encendida la llama de nuestro deseo por el teatro. Y por último, ir viendo lo que la plataforma nos permite dinámicamente, en cuanto a profundizar escenas, ver personajes, situaciones, etc. y no mucho más. Generar una espera activa, crítica y participativa también desde lo político.
Ahora desde le plano general yo advierto que es un momento importante para establecer alianzas, y trabajar pluralmente, desde las distintas agrupaciones.
Desde APDEA, asociación de la cual formo parte como miembro de la comisión directiva, estamos trabajando activamente con nuestro CENSO DE EMERGENCIA, de todo el país, de carácter federal y voluntario, que toma las obras que fueron suspendidas, los estrenos cancelados y las giras que no pudieron desarrollarse. (ver Censo de emergencia)
Y también desde la acción conjunta crear un “Protocolo de retorno a la actividad teatral”, pensando juntos, desde varias disciplinas y aspectos: edilicio, sanitario, médico, artístico y humano,  cómo tendría que ser esa vuelta. Porque más allá de las plataformas virtuales y los on line, (que mantienen vivo el deseo) el teatro requerirá nuestra presencia. Pero ya no podría ser como antes, porque esto nos modifica sustancialmente en los cuerpos y en los hábitos. Pensar el cómo, también va a colaborar con el cuando, en la medida que incorporemos este cambio de conductas y de uso del espacio, imprescindibles, pero nunca abandonemos la premisa de habitar la escena.  

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