Un cuento campestre
Dramaturgia y dirección: Agustín Rittano. Con Alejandro Alvarez, Fernanda Bercovich, Rodrigo Martínez Eguizábal y Fernanda Pérez Bodria. Vestuario: Ana Florencia Blejer. Escenografía: Fernando Lancellotti. Iluminación: Fernanda Balcells. Música: Natalia Sordi. Fotografía: Constanza Niscovolos, Juan Risso. Asistencia de dirección: Ana Florencia Blejer. Producción ejecutiva: Lalo Rotaveria
Teatro Anfitrión. Venezuela 3340. Sábado, 22.45 hs.
Con diálogos y lenguaje propio, “La oveja abandonada” juega e ironiza con respecto a esa libertad tan “patéticamente deseada” como la que implica el día después de la muerte de un miembro familiar que molesta para llevar a cabo diversas ideas. María José, Shirley y Eugenio viven con el Abuelo, que habla poco y está muy bien de la cabeza.
Los tres tienen ideas diferentes respecto al futuro ya que María José necesita dinero para ir a la ciudad y realizarse profesionalmente, a pesar de sus limitaciones, Shirley es una ferviente creyente y Eugenio es un buen tipo, carente de personalidad. En este mix de personajes y situaciones, tanto la comicidad que plantea lo bizarro de las situaciones como lo irónico, se juega con los deseos realizados o no, el deber ser y obviamente, las relaciones familiares. Al respecto, esa dicotomía entre “lo primero es la familia” o “ser uno mismo” bordea diversos límites con sutileza y buen gusto. Quizás, sobren algunos minutos en el total del tiempo que conspiran contra la obtención de una mayor contundencia en los valores de la obra.
Los tres tienen ideas diferentes respecto al futuro ya que María José necesita dinero para ir a la ciudad y realizarse profesionalmente, a pesar de sus limitaciones, Shirley es una ferviente creyente y Eugenio es un buen tipo, carente de personalidad. En este mix de personajes y situaciones, tanto la comicidad que plantea lo bizarro de las situaciones como lo irónico, se juega con los deseos realizados o no, el deber ser y obviamente, las relaciones familiares. Al respecto, esa dicotomía entre “lo primero es la familia” o “ser uno mismo” bordea diversos límites con sutileza y buen gusto. Quizás, sobren algunos minutos en el total del tiempo que conspiran contra la obtención de una mayor contundencia en los valores de la obra.
La escenografía es correcta al igual que la iluminación para construir no solo los momentos del día sino la ambientación del lugar donde se desarrollan las acciones.
Fernanda Pérez Bodría vuelve a lucirse con un personaje contenido, una Shirley que sufre su estatura pero que su confianza hacia el Todopoderoso permite se sobreponga a la adversidad. Por su parte, Alejandro Alvarez y Fernanda Bercovich, como el Abuelo y María José respectivamente, logran composiciones interesantes. El primero desde lo gestual y los silencios mientras que la segunda desde la locuacidad y visceralidad de su conducta. Por su parte, Rodrigo Martínez Eguizábal cumple como Eugenio.
“La oveja abandonada” entretiene a través de personajes muy bien dibujados por una pluma sutil y graciosa.