La Respiración (Teatro)

Reir para vivir

Dramaturgia: Alfredo Sanzol. Con Julieta Vallina, María Fiorentino, Mario Bodega, María De Pablo, Juan Guilera y Federico Liss. Vestuario: Cinthia Guerra. Diseño de luces: Ricardo Sica. Música: Nicolas Benitez y Francisco Castro Pizzo. Fotografía: Francisco Castro Pizzo. Asistencia de dirección: María García De Oteyza. Producción: Maxime Seugé y Jonathan Zak. Escenografía y dirección: Lautaro Perotti.

Timbre 4. México 3554. Viernes, 20 hs y domingo, 17 hs.

En mayor o en menor medida, no hay nadie que no haya pasado por una separación. Ese vacío frente a lo acontecido, con el cual hay que lidiar, sin ningún tipo de manual de instrucciones. Por el contrario, este se hará a través del doloroso axioma del “prueba y error”. A veces, sale bien y otras, la mayoría, mal.

En ese camino se encuentra Nagore, madre de una hija que trata de paliar el dolor de la partida de su marido con otra mujer. La típica historia de una separación que no se puede superar es el puntapié inicial para una vertiginosa puesta que tiene a Julieta Vallina encabezando un relato reconociblemente cercano pero enfocado desde el humor y el desborde propio de una situación angustiante. Este mix es el contexto para una serie de hechos que incluyen tanto la madre de la protagonista como a su grupo de amigos, de características por demás particulares.

El texto cuenta con un humor tan urgente como expeditivo en el que es menester abrirse de mente y corazón. La fidelidad, la monogamia y los sueños de “amor eterno” se ponen en tela de juicio a partir de una puesta avasallante. Las buenas intenciones pueden tener alguna contraindicación sin que esto implique algo malo. “Hay que salir del agujero interior”, decía una canción. Solo será cuestión de encarar los nuevos desafíos.  Maite, la madre de Nagore, le propondría, desde un punto de vista más liberal, “Jugar con la imaginación/Sin tener que pedir perdón”.
Uno de los puntos fuertes de la puesta es su escenografía móvil que muta de manera natural y armoniosa. Esto le brinda un dinamismo y frescura por demás destacable. Los sillones van y vienen para cambiar los contextos en los que se desarrollan las acciones. De esta forma, las vicisitudes que giran en torno a una dramaturgia ágil que capta la atención inmediatamente.
La melancolía adictiva de un pasado inmediato se conjuga con la risa tierna que brinda un manto de piedad sobre el patetismo de la situación. Allí es donde Julieta Vallina da rienda suelta a su reconocida capacidad como actriz dando vida a una Nagore que tiene la visceralidad y el dolor a flor de piel pero se deja espacio para sus momentos de debilidad. Párrafo aparte para María Fiorentino que es una madre tan delirante como lo requiere la circunstancia.

Divertida y atrapante de principio a fín, “La respiración” tiene la gran virtud de contar una historia de manera eficaz y poniendo sobre el tapete el viejo refrán que decía “La risa es salud”. El mensaje positivo –no naif- , con humor y reflexión, permite salir de Timbre 4 con una amplia sonrisa, algo no menor en los tiempos que corren.  

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