La caracterización de los amigos que juegan a ver quién hace los mejores sonetos y hablan con palabras de alto vuelo poético arranca acertadamente desde una vestimenta atemporal, propia del que quiere disimular su edad, al tiempo que fuman en sendas pipas. Sin embargo, la presencia de Denise, hermana de Pedro, desarma el inteligente entramado, al hacer que aparezcan esos sentimientos tan desconocidos y difíciles de manejar, que responden al nombre de pasión y deseo.
La construcción de los personajes se aleja del estereotipo “nerd”, con lo cual establece otro punto por el cual abordar a estos adolescentes. La puesta exige una atención permanente, debido a la construcción de sentido que se realiza a través de los discursos que se vierten con naturalidad desde el escenario. El ser testigo de las acciones de estos chicos que intentan ser adultos antes de tiempo, desafía en más de un sentido porque también hará alusión a vínculos como la amistad con sus límites y lealtades. El humor que destila sutilmente la obra se entremezcla en la ironía de las situaciones, que en un punto, terminan siendo bizarras y tiernas.
“Los talentos” es una puesta interesantísima para disfrutar y descubrir en sus más mínimos detalles. Algo que, lamentablemente, en tiempos de multimedia y velocidad de discursos modernos, se ha dejado de lado.