El comienzo es lento. Se escucha cierta música incidental mientras Florencia Vecino inicia su performance. Con el correr de los minutos, el desarrollo capta la atención a través de un ritmo hipnótico. El cuerpo se transforma a medida que transcurre la puesta en todo lo que Vecino desea en un todo creador de sentido, con una combinatoria de energía y poesía extrema.
El ritmo frenético que adquiere la puesta junto con una iluminación excelente, de combinaciones en blanco y negro, y la música de Mauro Ap ponen sobre tablas un collage sonoro y visual sobre el cual Florencia Vecino utilizará su cuerpo para pintar y expresar las más diversas emociones y situaciones. Lo que empezó de manera tenue y pausada llega a un climax en el cual no se puede ignorar lo que ocurre frente a los ojos.
Visceral, sutil y enigmática, Maneries atrapa de a poco para, finalmente, llegar a un punto de asombro ante lo presenciado.