Palabras más, palabras menos.
Actúa: Martín Kahan. Escenografía y Vestuario: Paola Delgado. Fotografía: Gastón Frías. Diseño gráfico: Santiago Fracarolli. Producción: Carola Parra. Asistencia de dirección: Clara Galceran. Adaptación: Martín Kahan. Dirección: Lucas Distéfano y Martín Kahan. Duración: 40 minutos
Teatro Polonia. Fitz Roy 1475. Jueves, 20 h.

La literatura y el teatro argentino son muy ricos, tanto en sus propuestas como en la forma de abordar las mismas. Autores de notoria calidad engalanaron nuestra cultura a lo largo de los años. Por tal motivo, es difícil realizar una compilación de los mismos a menos que haya núcleo conductor. Tal puede ser la muerte y su relación con un “otro”.
Por tal motivo, Martín Kahan retoma textos como “El Matadero” de Esteban Echeverría, “Astellas del mesmo palo” inspirado en el “Martín Fierro” de José Hernández, “Incorrecto” basado en “Tío Bewrkzogues” de Osvaldo Lamborghini y “El Parroquiano” de Tato Pavlovsky. para concebir una puesta tan atrapante como reflexiva.
Desde el momento en que comienza la función, se ingresa en un mundo diferente. Allí, se encuentra el mismo Kahan iluminado por una fogata mientras un hueso se consume a fuego lento. El público es ese “otro” que ingresa a un ámbito que percibe hostil. Son parte de un relato en que la muerte y la violencia son protagonistas, aunque con los matices que son propios de un vínculo (y un hecho) determinado. Lo que cambian son las formas. No interesa (tanto) si es hombre o mujer sino la manera en que la agresividad se lleva a cabo.
El escenario cambia de geografía al igual que la estampa del actor protagónico. Todo gira alrededor de su humanidad. Salta de una narración a otra aunque cada cambio, cada salto pueda ser hacía un vacío pero no es así. Inclusive podrá parecer desprolijo en algunas ocasiones, pero cuadra perfectamente en el planteo dramatúrgico. Lo mismo que el silencio en medio de una canción, ya sea ésta una balada, un rock o el frenesí de un tema punk. La iluminación es fundamental para que el contexto se adapte a las palabras. Lo dicho, capta y perturba a los presentes.
Si bien los textos elegidos fueron escritos varios años atrás, la adaptación de Kahan permite una lectura acorde con la coyuntura actual. Cada deceso se resignifica. Lo tolerado anteriormente, ha dejado de serlo. El manto de piedad ha caído en nombre de…lo que usted imagine. No vuela una mosca en Polonia. La tensión se palpa en el ambiente. Hay una sensación muy bien descripta por Gustavo Cerati. “Sé que te excita pensar, hasta donde llegaré”. Los límites se corren en tanto los cadáveres se visibilizan. ¡Hasta podrán «verse» sobre tablas!. En ese instante, uno recuerda que estamos en el 2025. Las piezas del rompecabezas se unen, permitiendo la inmediata y consabida creación de sentido.
Se apagan las luces y el aplauso tarda dos segundos para explotar. En necesario que baje todo lo visto para manifestar el agradecimiento. “Sudtextos argentinos” retoma clásicos argentinos para construir su propia identidad teatral, con planteos tan corrosivos como actuales.