Canal 7 abrió el juego con una temporada para todos los gustos. “1000 manos” el magazine juvenil de la mañana es una de las propuestas que buscan salir del molde de lo establecido. Daniela Nirenberg, conductora y actriz, cuenta como es conducir un magazine federal y darse tiempo para actuar en “El secuestro de Isabelita”, en el teatro.
– ¿Cómo surge trabajar en “1000 Manos”?
– De un casting. Había trabajado en Canal 7, como actriz, haciendo ficción en “Cortados” o “Historias sobre ruedas”. Ya conocía a algunos productores del canal y, al ser una coproducción entre Nativa y Canal 7, me llaman para participar del casting. Buscaban chicos para las diferentes secciones y a la conductora, una experiencia medio rara ya que nunca había hecho conducción. Tuve dos castings y ahí empezamos a trabajar para lo que después terminó siendo el programa.
– ¿Cómo te sentís en el rol de conductora?
-Me divierte mucho. Trabajo desde los nueve años como actriz y nunca me había imaginado ser conductora. Está buenísimo porque es otra posibilidad de trabajo que, además, me gusta. Tiene lo positivo de estar en vivo, en pleno contacto con la gente, que me encanta y también me ubica en otro lugar, profesionalmente. Cuando soy actriz, todo lo que digo y hago, lo dice un personaje y no yo…por lo que no me hago cargo de nada. A la hora de conducir, todo lo que digo y hago soy yo. No hay guión ni personaje que me respalde. Está ese vértigo de ver “hasta donde”, saber que decir y que no y a la vez, ser espontáneo y divertido.
– Definime a “1000 Manos”
– Es una muestra de los jóvenes en acción y no haciendo zapping y jugando con computadoras. Hay un montón de jóvenes interesados en el arte y la cultura. Es un magazine con espacio para el juego, la creación, la diversión. Tiene cosas muy interesantes porque tocamos temas que van desde la cultura general a temas de interés político, bajado a la línea de los jóvenes. Hablar de política desde el lugar que los jóvenes entendemos a la política y donde los chicos pueden también entenderla. Hay cocina, arte, diseño…es muy variado.
– ¿No hay una nebulosa en ese concepto de “jóvenes”? Se lo toma como niño adulto o solo para la diversión….
– Esta instalado ese concepto. La idea de “Mil manos” es desarticularlo pero creo que pasó siempre, con todas las generaciones. Ahora, en la era de la tecnología, pareciera que los jóvenes están solo frente a una computadora, conectados a una red social, aunque estas no sean usadas solo por los jóvenes. Queremos desarticular ese concepto y creemos que hay un punto intermedio al respecto. Es niño y está bien que lo sea. Después hay un período de crecimiento y evolución.
– ¿La recepción del programa?
– Me sorprendió bastante porque cuando arrancamos, estaba un poco asustada por el tema del horario ya que muchas veces, los chicos estaban en el colegio. Sabíamos que teníamos un público que eran los chicos que iban al cole a la tarde y a la mañana estaban con sus padres. Ese público está y se le sumaron madres, abuelas, maestras jardineras, artistas. Un montón de personas a las cuales no estaba apuntado el programa y nos da la respuesta que no había ningún espacio destinado para tal público. Es cierto que el canal, al ser estatal y no depender tanto del rating y la publicidad, permite dar lugar a proyectos como este que, quizás, no lo tendrías en otro canal.
La respuesta, en Capital, es mucho más directa porque es donde más se mide y donde uno vive. En el 7 se llega a todo el país y la respuesta para medirlo es a través del Facebook porque es donde se aglomera todo el mundo, donde tenés contacto y comunicación asi como podés ver que la mayoría de la gente es del resto de las provincias. Hay una respuesta y un programa que abarca a todo el país.
– Además, estuvieron tratando temas como el de violencia de genero…
– Está bueno en función a que todos esos temas los tratamos con una psicóloga que viene una vez por semana. Muchas veces pasa que los chicos y los adolescentes, no se animan a hablar con los padres de estos temas. El programa abre la posibilidad que, si una madre está sentada con su hija, que la pregunta que le puedo hacer a la psicóloga, es la misma que le puede hacer ella, está buenísimo porque abre una posibilidad de diálogo que si no la ven en la tele, no se animan. Está bueno que esté este espacio.
– ¿Es difícil trabajar en la televisión pública?
– No es difícil porque no tiene la presión que si hay en otros canales. En ese sentido, está muy bueno y son abiertos a escucharnos. Si sucede con esta cosa de medios, de pica y de uno contra el otro. Todavía no me topé con nada pero si dejo de trabajar para el 7, no se como puede influir para otro medio el que haya sido la cara de este programa en la Televisión pública. Estaría bueno que no sea asi, saber dividir que una cosa es la ideología política y otra es un trabajo. No tiene nada que ver una cosa con la otra. Hoy estoy como conductora de un programa al que apoyo en su propuesta, porque sino no estaría ahí. Pero no tiene nada que ver con mi rol como actriz ni conductora por esto y que por esto me cierre alguna puerta. Ni para mi ni para nadie y que sea al revés, tampoco. Hay que saber dividir que es un canal que tiene artistas, y los artistas, más allá de la ideología, somos artistas.
Intermedio: Tocamos el timbre y nos atiende Daniela que nos abre –literalmente hablando- la puerta de su casa. El calor es sofocante por lo que el agua que nos convida Daniela es una bendición. Daniela habla con voz clara y concisa. Tiene esa seriedad que no es tal, sino que esconde su timidez. Agradable al trato, se presta para las fotos con naturalidad.
-Si te pregunto por “El secuestro de Isabelita”….
– Ya lo conocía a Daniel Dalmaroni, el director y autor, que me llama para trabajar. Leí la obra y me gustó, con ese humor negro que tiene Daniel, el cual queda siempre muy limpio, que no toca tanta susceptibilidad y si lo hace, es desde el humor con lo cual no te cae tan mal. Cuando leí la obra, me gustó y cuando empezamos a ensayar la obra, investigamos sobre lo ocurrido en la época, tanto en Argentina como en Uruguay, para conocer un poco. Vimos videos y películas, y tanto él como mi papá me contaron al respecto de lo que ocurría y como fue. Está bueno y es una experiencia que a mi me encanta. Igual, el primer año fue como “a ver como pega esto”, porque es un tema que está sensible en la piel de todos y lo toca a través del humor. No cualquiera está abierto a tratar el tema de los desaparecidos y la dictadura militar con humor. Pero si creo que está bueno que se hable. De hecho, lo digo en el programa, que es fundamental hablar, hacer memoria a través del diálogo y que vaya pasando de generación en generación. Eso está bueno y es muy importante. La obra tuvo una repercusión muy buena. Te podrá gustar o no y estarás de acuerdo o no pero casi que no tuvo críticas negativas. Ya se parte que es una ficción y con una mucama que entra diciendo “Yo no soy Isabel Perón”. Partiendo de eso, cualquier hecho que suceda está enmarcado en la ficción. Hay un punto que se mezcla con la realidad pero Daniel tiene la inteligencia de meter bajo línea, hechos reales y que queda en criterio de cada uno el creer o no y relajarse a disfrutarlo o sentirse herido en su ideología.
-¿Te sorprendió la repercusión de “Isabelita”?
– Me alegra que sigamos por tercer año en cartel. Siempre el teatro independiente es difícil. De más está decir que no lo hacemos por dinero. Para mi, ir a hacer “Isabelita”, no es que gano un sueldo. Si somos una cooperativa y cuando nos va bien, nos va bien a todos. Jamás lo pensé por el hecho económico sino por contar una historia interesante, que esté buena y que me deje algo como actriz. No creo que pueda dejar de hacer teatro nunca. Amo hacer teatro porque me parece que es una clase constante para el actor todas las funciones.
-Empezaste de muy chica. ¿Cuándo surge esta pasión por la actuación?
– Hace unos cuantos años, cuando tenía siete u ocho años. Me surgieron las ganas de hacer teatro y mis papas no querían saber nada al respecto. “Querés actuar? Andá a estudiar”. Me anotaron en la escuela de Jorge Dorio que fue mi primer acercamiento al teatro. Ahí había una agencia de publicidad que era de la mujer del dueño de la escuela. Le dijeron a mis viejos que me anoten y ellos no y no, hasta que hago la obra de fin de año. Allí hacía de una gallega vieja que se casaba con un italiano. No me olvido más que estuve como un mes y medio mirando canales españoles para lograr el acento. Eso con ocho años! Claramente, mi vocación iba por ahí. Con la obra y que a la gente le había gustado mucho, mis papás acceden a que me anote en la agencia y de a poco, voy metiéndome. Empecé a hacer ficción en tele con diez años, en “Como Pan Caliente” aunque antes había estado en “Decime cual es tu nombre”, en los sketchs de Nico. En “Como pan caliente” era la hija de Fabian Mazzei. Después hice “Cebollitas” que fue el personaje que me pegó más fuerte porque hacía de mala entre veinte chicos. Asi de odiada era por la gente afuera. Era muy mala con once años.
– ¿Fue duro ese shock de ser “mala” y ser “reconocida”?
– Siempre lo llevé muy bien. Recuerdo dos hechos que me tocaron pero estuvieron mis papás estaban para sostenerme. Uno fue que estaban en el Parque de la Costa con mi familia, mi abuela que es brasilera había venido de visita y era un día de semana, con muchas escuelas del interior. “Cebollitas” estaba en pleno auge y era “subite conmigo a un juego” todo el tiempo. En un momento, me largué a llorar porque quería disfrutar con mi familia y nos fuimos. El otro fue cuando bajaba del 60, camino a Martinez, para grabar. Una señora me agarra de atrás y me dice “por qué sos tan mala?”. Imaginate, yo con doce años y una señora de cincuenta. Igual mis viejos estuvieron siempre atrás para ayudarme a entender que estas cosas podían suceder. Está todo lo bueno que tiene actuar y todo lo malo que es que cuando no lo tenés, es muy difícil sostenerse. De repente tenés toda la repercusión y al año siguiente, nada. Salís a la calle y sos uno más. Me encanta actuar pero me da mucha vergüenza que me reconozcan e incluso puedo pasar por antipática por ese tema.
-La última, si por esta puerta entrase la Daniela que se preparaba para hacer de “gallega”, ¿qué le dirías?
– Le diría que no se equivocó en su elección, porque es algo que ama, que la hace más felíz en el mundo. Que no deje de jugar, que eso es importante porque el trabajo, a veces, quita el juego.
– ¿Algún consejo o recomendación?
– Soy de juzgarme mucho. Entonces le diría que no se juzgue tan duro. Es una pregunta difícil, para terapia. Que no se equivocó con su elección y que cuando uno lucha por lo que quiere, se consigue. Más si uno eligió el camino correcto, del trabajo duro y no a los desvíos que tiene este medio, de cosas que no están buenas. Que siga con sus valores con sus amigos y familia.
“1000 manos”. Canal 7. Lunes a viernes, a las 10 hs.
“El secuestro de Isabelita”. Teatro del Pueblo. Sábados, 23 hs.
Me gusto mucho tu programacion de hoy…
Te envío mi abrazo.
Dani..