Tal como lo habíamos anticipado, «El Caleidoscopio» tuvo la chance de hablar con dos directores de fuerte presencia en esta 12º edición del BAFICI.
Jonathan Perel.»Filmar en la ESMA implica riesgos»
– ¿Cómo surge la posibilidad de hacer “El Predio”?
– Eh, más allá de que los temas de construcción de memoria y representación del horror en el arte, vienen de hace mucho tiempo e investigo sobre el tema, es más, doy clases sobre el tema en el Centro de Investigación Cinematográfica, concretamente surge en el 2007 con el desalojo de los militares y el lugar se abre al público. Es la posibilidad de entrar con una cámara y ver que posibilidades tiene el cine ahí adentro. Eso es lo que instala la película.
– Eso es una parte de Madres. No pertenezco a ningún organismo de Derechos Humanos por lo que esa interna no me afecta ni tomé parte. Digamos que el trabajo de construir memoria en la Esma es muy difícil y requiere que participen múltiples actores sociales. Sobre todo, intentaría que el tipo de ejercicio de memoria sea múltiple e incorpore distintas miradas en torno al tema. Esa mirada, que está ligada más a Hebe, es una de las posibilidades de uso de memoria. Por ahí, lo interesante es que se rescaten otras y que puedan convivir y participar de ese debate, distintos ejercicios de memoria y uso del lugar. La película se diferencia al respecto pero solamente como forma de proponer miradas alternativas.
– ¿Cómo decidiste elegir esa mirada?
– Digamos que tenía algo claro al principio de la película que era que intente narrar desde el silencio y el vacio. Ese tipo de narración tiene que ver con tiempos más largos de los acostumbrados e implica un esfuerzo adicional del espectador respecto a que nos quiere decir esta imagen, si es que nos quiere decir algo. No en el sentido que es abierto y el espectador tiene que cerrarlo. Sabía que quería hacer una película que le proponga al espectador un tiempo más largo, que le permita reflexionar con respecto a lo que estaba viendo. Un tipo de cine de una narrativa más tradicional o ágil y recursos más estandarizados me suena que da más para la diversión que para la reflexión y no permite el tiempo necesario para…
– …la creación de sentido…
– Me cuesta creer en términos de creación de sentido que el creador de una obra tiene un sentido que quiere transmitir y ese sentido llega al espectador. Desconfío de eso. En todo caso, mi película lo que trata es de multiplicar el sentido y abrirlo, que el trabajo de cerrarlo sea de cada espectador.
– ¿Que le caiga de a poquito y tenga su proceso de decantación?
– Que tenga el tiempo de cuestionarse las imágenes y lo que está viendo. Es cierto que es una película más lenta, de toma más larga que inquietan porque no es lo que uno está acostumbrado a ver. Se trata de construir lenguajes alternativos porque para quedarnos con el lenguaje hegemónico, ya está.
– ¿Cómo fue la recepción de la gente?
– La primera proyección fue el domingo. Fue muy buena la recepción y quedé muy contento con la sensación que tengo que causó la película. Siento que disparó muchas preguntas y dejó a la gente inquieta, preguntándose asi misma sobre lo que pasó en ese lugar. La película permitió comentar esa reflexión. Uno se entera primero de los comentarios buenos, después se verá cuando lleguen las críticas. Es una película arriesgada. El hecho de entrar a la Esma a filmar implica riesgos. Tanto estéticos como ideológicos y políticos. Estoy muy contento. En el Festival se estila hacer preguntas al final. Eso lo hice el domingo y lo voy a hacer en un rato. Tampoco es que hay mucho tiempo ni un gran debate al respecto. Se quedaron hasta el final y yo pensé que se iban a levantar e irse. Estoy contento.
– Entre los críticos surge la duda si se puede criticar una película que toque temas tan sensibles como la Dictadura, el Holocausto, etc, en términos de “crítica cinematográfica”, como si fuera una película común y corriente. ¿Qué pensas al respecto?
– Pienso que si. Que el tema de película sea más sensible no la exime de ningún tipo de responsabilidad ética, ideológica y política en torno a que película construyó, tiene que ser criticada al igual que las de ficción. Lo que está en juego, en mi forma de entender el cine, tienen que ver no tanto con argumentos o los temas sino en como se construye el lenguaje. Esto tiene que ser analizado como cualquiera porque ahí está encarnada la ideología y la visión del mundo de cada cineasta.
– ¿Qué sentiste cuando entraste a la ESMA?
– Es muy difícil entrar a la Esma. Le pasa a todos con los que hablé. Tiene una carga el lugar, obvia que les pesa a todos. No te acostumbras aunque vayas un montón de veces. Mejor dicho, te acostumbras aunque mucho menos de lo que uno esperaría. Para mi, este es uno de los gestos de la película: ir a la Esma a filmar. Inclusive preguntándome si se puede ir a filmar. El gesto era entrar con la cámara y filmar. Por eso, la toma final es con la puerta abierta desde adentro que intenta decir que el lugar está abierto y la cámara puede ocupar un lugar ahí adentro. Y adonde vaya el debate en torno a como transformar ese predio en espacio de memoria, de ahí dependerá cuan visitado (o no) vaya a ser. Tampoco se si debe muy ser visitado o no. Pasaron 30 años de que un presidente desaloje a los militares. ¿Fue mucho? ¿Fue poco? No lo se.
– ¿Hablaste con la gente de DD.HH?
– No. El único que tuve fue el permiso para filmar con el Ecunhi. Nada más. Estaría bueno que vean la película y la puedan discutir y demás.
– La gente del Ecunhi hizo hace poco un carnaval. Le tiré la idea a unos amigos para que lleven a sus hijos a ese carnaval y no les cerró. Es una imagen muy extraña…llevar a los chicos a la Esma…
– Si, hay dos dudas en tu pregunta. Si hay que llevar a los chicos a la Esma y si hay que hacer un carnaval en la Esma. No tengo respuesta para ninguna de las dos. Apuesto por la diversidad de miradas sobre lo que hay que hacer en la ESMA. Si alguno piensa que debe hacerse un carnaval, o que hay que pasar una película o que alguno piense que es un lugar de contemplación, está bien. La educación, en algún momento, debe pasar por la ESMA ya que es importante en la construcción de un futuro. Por eso decía antes, está abierto e intento ocupar un lugar con la cámara. Es muy complejo. La película busca fomentar ese debate y una mirada distinta respecto a cómo se construye memoria. Busca que más actores sociales participen de ese debate y no quede solo restringido a los organismos de Derechos Humanos.
René Ballesteros. «El fuego catártico»
– ¿Por qué “La Quemadura”?
– Porque es un título que puede decir varias cosas a la vez, en relación al tema de la película. Desde un punto de vista personal, es una cicatriz que viene de una herida del pasado. Tanto el acto de quemarse como la quemadura y también hace referencia a la quema de libros. Me permitía jugar con los temas que cruzan la obra. El tema familiar y el de los libros aunque el primero es primordial.
– ¿Cómo fue hacer el documental? El sumergirte a nivel personal…
– Fue difícil. Inicié el proceso y no pude echarme atrás. Lo quería hacer desde pequeño. Todas las personas que tienen problemas con sus orígenes siempre van a estar trabajando con ese tema. No fue fácil pero hacer la película me sirvió mucho como protección. Si bien la película se nutre de mi experiencia personal, uno de los desafíos que tenía es que debía ser más fuerte que el tema. Porque el tema podía tornarse un poco lacrimógeno y había gente que me decía que si eventualmente la película era mala, no importa ya que el tema es tan apasionante que a la gente le va a gustar igual. A mi no me interesa que la gente simpatice conmigo; quería hacer una película. Soy muy exigente y si bien fue muy difícil tanto para mi como para Karin, mi hermana. Su presencia fue fundamental para ir a donde queríamos asi como su rol de archivista, estableciendo la conexión entre los libros de nuestra infancia y el oficio que desarrolló de adulta. Lo que hace ella permitió estructurar la película. El trabajo de Karin fue muy importante. Si no lo hubiéramos hecho junto, no lo podría haberlo hecho
– ¿La película fue catártica?
– Hay una secuencia que es el punto de cruce con la historia de los libros y la historia personal. Una manera simbólica o fantástica. Tal como está ordenada la película, está atrás del viaje a Venezuela. Me sirvió para liberar muchas cosas pero al mismo tiempo, tampoco pude establecer una verdad absoluta. Mucha gente me dijo que la película deja más preguntas que respuesta. Traté de no tener una distancia para tener una recepción amplia, para que el espectador pueda escuchar y sacar las conclusiones.
– Hacés relación con lo personal y los periodistas tenemos la duda si se puede criticar una película que toque temas tan sensibles como la Dictadura, el Holocausto, etc, en términos de “crítica cinematográfica”, como si fuera una película común y corriente.
– Para mí, la crítica es absolutamente necesaria. Como ejemplo, hay una persona que me ayudó bastante en el proceso inicial de la película, una productora que me dijo “el tema es fascinante pero por ti, tus emociones, me importan un carajo”. Lo que interesa es la película que vas a hacer y como usas tu experiencia para eso. Mantuve eso y la crítica me sirvió para darme cuenta de esto y abrirme al respecto. Construí la película con la ayuda de críticas a medida que se iba haciendo. No hay que confundir. Es una película y por algo la hice, para comunicarme.
– La película tuvo muy buena repercusión en el Bafici. ¿Cómo viste esto? ¿Te sorprendió?
– La verdad, me sorprendió. Fue bien emotivo y son comentarios diferentes a los de Francia. El énfasis histórico es más puesto en relieve. Es curioso ver como se toma lo que uno produce. El miércoles, estuvo mi hermana para presentar la película y también se sorprendió mucho. Es raro ver que nuestra familia y que después te digan “me gustó tu abuela”.
– ¿En Francia como la recibieron?
– La diferencia fue el enfoque histórico. Acá hay mayor empatía y conocimiento, quizás más que en Chile, con la destrucción cultural y la dictadura. Esta es una característica de las reacciones que hubo por la película.
– El tema de la hermandad que tenemos por la dictadura y que en Europa lo tomán como algo más fantástico.
– Acá tenemos la vivencia concreta. Creo que una de las cosas que vi bastante, de cómo fue tratado el tema de la destrucción de los libros y la cultura es muy reciente. Hay un libro muy bueno que se llama “la historia universal de la destrucción de libros” de Fernando Baez, venezolano. Fue mi libro de cabecera de la filmación. Mucha gente, sin ver la película, leen la sinopsis y dicen “ah, es una madre exiliada” y no es así. Transcurre en el momento de la dictadura pero quise ser lo más honesto posible, no adopté una postura que no me correspondía. Hay cliché chileno, con personas que no tienen mucho por decir (o nada) ni han sufrido con respecto a la dictadura, y reproducen cosas hasta la nausea. ¡¡ Y nunca les pasó nada!! Asi la gente terminó asqueada del tema.
– Me quedé con la madre exiliada (que no es asi) y que tocás el tema de los libros. ¿Vos sabés que nadie toca ese tema?
– Creo que…Como decirlo, constaté que una editorial muy importante de la época de Allende, Quimantú, que mucha gente leyó esos libros y hoy en día, nadie en Chile lee nada. No hay una voluntad. Es difícil verlo. Hay que buscar un poco, como un trabajo arqueológico. Desde la arqueología hay una visión por el daño cultural. Pero en el patrimonio es algo más simbólico ya que tiene que ver con el conocimiento contemporáneo, del que hay muy poco. Basta ver nuestra cinematografía, con muchas películas han desaparecido. Mi visión de Chile es que no hay cuidado de la memoria asi como un deporte de destrucción. Asi como hay terremotos que echan abajo todo, también hay políticas que tiran todo.
– Viviendo en Francia, con el tema de medios de por medio, como ves a tu país?
– Me cuesta entender cómo funciona el país ya que he tomado distancia. Tengo una posición crítica al respecto. La misma que tenía cuando vivía en Chile y trabajaba como psicólogo con chicos de la calle. Siempre fui muy crítico por cómo se maneja el tema de la pobreza y la desigualdad en Chile aunque eso viene del tiempo de la colonia. El silencio y la opresión…El estar afuera me permite ver más con perspectiva.
estimado amigo estoy haciendo un trabajo fotografico de la esma ,me interesan tus comentarios,soy docente de historia y fotografa por vocacion,quisiera comunicarme con vos,
doctora ana risso
Hola Ana! Mandame un correo con tu mail y me pongo en contacto con vos al instante!
Besos
Daniel
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