En la tercera entrega de lo que fue el 2024 a nivel teatral, hoy corresponde el turno a los actores, con nombres consagrados así como otros, sin tanto “cartel” pero con presentaciones de similar calidad.
El año tiene en sus comienzos a Luis Machin brillando en “La última sesión del doctor Freud” al encarnar al padre del psicoanálisis. Aquí, un viejo Sigmund Freud recibe en su casa de Londres a C. S. Lewis (un preciso Javier Lorenzo), profesor y escritor de la Universidad de Oxford, que pasó de ser ateo convencido a un ferviente creyente de Dios. La ironía y el sarcasmo que maneja Freud se condice con cierta condescendencia en pos de intentar comprender el “por qué” del cambio ocurrido en Lewis. Machín, de notable capacidad actoral, había sido parte de la primera versión de la obra pero él ocupando el lugar de Lewis y Jorge Suarez, el de Freud. Machín ratifica que es uno de los actores más completos del país.
En lo que fue una de las mejores puestas del año, el desempeño de Pablo Mariuzzi en «Salvajada» fue excelente. Presta cuerpo, corazón y alma a un Juan Darien sensible y de buen corazón, que busca vivir su vida sin dejar de ser quien es. Algo que parece simple pero es una empresa por demás difícil. La variedad de matices y su destreza física potencian un trabajo excepcional.
Dentro de un elenco sólido y versátil como fue “El alemán que habita en mi” (foto de abajo), Carlos Kusznir llevó adelante una destacable actuación. Crea un personaje riquísimo, de fuerte presencia escénica en la que no cae en la trampa de la sobreactuación. Más aún, cuando lleva adelante a un anciano que lucha contra el teutón del titulo y con sus hijas tratando de sobrellevar la situación.
Dentro de los clásicos que siempre hay en la cartelera, hubo diversas performances de calidad. Todos saben que Jean Luc Lagarce no es un autor fácil. Por tal motivo, el trabajo de Darío Serantes en “Estaba en casa y esperaba a que llegara la lluvia” merece la mención correspondiente. Dirige y actúa en una puesta que, de a poco, capta a un público al que deja en estado de atención permanente. Es ese hijo/hombre que retorna a su hogar tras un exilio forzado y recibido por cuatro mujeres: abuela, madre y hermanas. En ese momento, comienzan a jugarse diversas variables que van desde vínculos familiares irresolutos, atravesados por los mandatos hasta la búsqueda de un destino de libertad.
En el caso de “Cyrano”, es Gabriel “Puma” Goity el que se carga en los hombros un proyecto que siempre quiso llevar a cabo. A su reconocido carisma y aura de actor popular, pone su capacidad para crear un personaje que le cierra como anillo al dedo. En cambio, en “El Zoo de Cristal”, la dupla Rittano-Urbaneja constituye una base actoral sólida para una precisa y enriquecedora versión del clásico de Tennesse Williams.
Tal como habíamos aseverado respecto de los unipersonales femeninos en tanto son un “género en sí mismo”, lo mismo ocurre con los masculinos. En febrero, se estrenó uno que desde su mismo estreno, más de uno lo consideramos, sin lugar a dudas, que ya iba a ser una de las actuaciones del año. Nos estamos refiriendo a Roberto Peloni en “El brote” (foto del comienzo de la nota). Allí, hay un ida y vuelta en las vivencias de un actor de un elenco estable, frente al proceso de concepción de una obra y su posterior desarrollo. Peloni lleve adelante una actuación sobresaliente, acorde a los pergaminos de un artista de sus quilates. Construye una paleta de matices con precisión, no exenta de sensibilidad, entrando y saliendo de los numerosos personajes, con naturalidad y exactitud. La dirección de Emiliano Dionisi es certera, creando un rompecabezas de gran riqueza.
Justamente, será el propio Dionisi quien protagoniza “La cápsula”, otro gran unipersonal que gira sobre un viaje realizado con su padre con el deseo de ponerle fin a las dolencias que lo atraviesan. Es la verbalización de lo acontecido y de todo lo que hay que hacer para curar heridas de diversa índole. Su actuación conmueve y llega hasta las fibras más íntimas de los presentes.
Para el final, dejamos a Luciano Cáceres y su debut en los unipersonales con su “Muerde”. Es René, un niño-adulto que vive en un depósito de ataúdes y cuenta su devenir cotidiano y la manera en que fue desarrollando su existencia. La atmósfera que lo rodea es extraña, tal como su persona. Sus reflexiones sobre como vive, denotan cierta inocencia mientras que su resolución será personal, ya sea frente al bullying y el maltrato como a las muestras de amor. Actor de rica trayectoria, Cáceres demuestra la curiosidad y la riqueza de sus interpretaciones con un personaje difícil de llevar a cabo.
Para el final, diremos que varias de estas puestas vuelven en este 2024. De más está la recomendación para verlas por primera vez o volver a vivir un momento de excelencia teatral.