Luciano Cáceres. La versatilidad al servicio de la actuación.

Acaba de estrenar sendos trabajos de calidad, acordes a su camaleónica carrera. En teatro, presenta “Muerde” su cautivante primer unipersonal y en cine, “La educación de los cerdos”, un thriller apasionante. Luciano Cáceres analiza sus estrenos recientes, la idea de “carrera” en su profesión, la chance de volver a dirigir y reflexiona sobre los 40 años de democracia.

-Luciano, ¿cómo surge la posibilidad de hacer “Muerde”?

-Tiene varios motores. Primero, con Francisco Lumerman nos conocemos desde hace muchos años. Vi sus obras tanto como autor, director y actor. Siempre me interesó su trabajo. Después, la movida que lleva adelante Moscú Teatro. El hecho que sea un teatro-escuela así como la programación propia que tiene con mucha autogestión…Es un poco la cuna de los dos ya que ambos venimos de Andamio 90, la escuela de Alejandra Boero. Ahí aprendimos a hacer lo que hacemos. En tercer lugar, la necesidad de tener algo propio, que nos permita viajar y mostrarlo sin depender de tantos otros. Algo más práctico si se quiere. Todo esto constituye la motivación de “Muerde”.

Además, justo estaba filmando “Adiós Madrid” en España, este año y Francisco me mandó el texto. La montó en Perú, con un actor peruano y me dijo “Tengo esto, ¿querés que lo hagamos?”. Le dije que si, de hacerlo este año. A mi vuelta de España y la suya, de Perú, nos pusimos a ensayar y aquí estamos.

-Contame de René, el protagonista.

– Es un tipo con cierto retraso madurativo. Fue abandonado por su madre al nacer y después, a los 10 años por su padre, en una carpintería de ataúdes. Su papá rearmó su vida con otra mujer y tuvo otro hijo. René es un personaje muy inocente. Es el “raro” del pueblo. Con el devenir de la obra, se ve su despertar sexual y quien fue su único amor. Está el vínculo con los perros, el maltrato y el abandono que sufrió. Desarrolla el poder ver de noche. De día es el marginal, pero a la noche es el medio que todos tienen para aquello que no se animan y ahí lo necesitan.

Por su intensidad, hubo un trabajo de mucha intuición, con una propuesta propia. Siempre a las órdenes de Francisco, que escribió la obra y conoce muy bien el material. Ya lo había montado y pudo separarse de esa idea anterior. La verdad es que fluyó todo muy bien.

-Se estrenó en pandemia….

-Si, si, con un actor peruano….

-Ahora que pasó el tiempo. ¿Cómo es estrenar una obra en una plataforma?

– Para mí fue muy raro el paso del teatro a las plataformas. Siento que el teatro tiene que ser de los rituales, en vivo. Igualmente, apoyé ese movimiento para que no desaparezca y se siga haciendo. Es interesante el formato como registro, en tanto es muy efímero lo que hacemos. Está bueno que quede documentado y se pueda estudiar al autor, ver al actor y las puestas. Pero, en sí, no siento que sea teatro, que es una transmisión en vivo.

Primera vez

– “Muerde” es tu primer unipersonal, ¿no? (foto arriba)

– Si, es el primero…

– ¿Cómo te sentís al respecto?

– Obviamente tengo el miedo, el temor de estar solo en el escenario, pero al mismo tiempo sé que lo voy a disfrutar porque es algo que me propuse. Estoy muy orgulloso del laburo hecho.

– ¿En qué momento de tu carrera te encuentra este desafío…?

– Con respecto a “mi carrera”… No me gusta decir “carrera” porque no hay donde llegar o por qué correr. No hay primeros ni segundos.

-¿Lo podría haber hecho antes?

– Las cosas llegan o, mejor dicho, se concretan en determinados momentos por diferentes factores. La maduración, el tiempo, los encuentros con otros compañeros. Son muchas cosas que permiten que esto ocurra ahora. Sobre todo, el deseo que es el motor principal de este tipo de proyectos que van más allá de lo económico.

– ¿Vas a volver a dirigir en teatro?

– Si, sin duda voy a volver a dirigir. No sé cuándo ni qué, pero siempre tengo en carpeta varios proyectos. Incluso, cuando arrancó la cuarentena, estaba a una semana de empezar a ensayar una nueva obra. Después todo se complicó y cuando se abrió todo, costó mucho volver a armar el elenco. Mucha incertidumbre de cuando y como volver. Pero si, voy a volver a dirigir.

– Vi “Sex según Mae West”, “4.48 Psicósis” y “El cordero de ojos celestas”. Sos muy ecléctico en la dirección.

– Lo de “ecléctico”, puede ser. Soy muy curioso y me interesan muchas cosas. Si tiene que ver con el placer, el gusto y el deseo, de alguna manera, mi oficio de director es donde más se expande mi creatividad. Ahí hay algo que me encanta, que me atrapa. Me interesan todas las áreas que hacen a la creación de un espectáculo. Armar un buen equipo, conducirlo y llevarlo a cabo. La verdad, la dirección me apasiona. 

En la pantalla grande

– ¡Felicitaciones por el estreno en cine de “La educación de los cerdos”! (foto arriba)

– Muchas gracias! Una vez más, a las órdenes de Eduardo Pinto, en la productora que tiene con su hermano Pablo. De alguna manera, soy como un “tercer hermano” en los proyectos de Eduardo, ya sea como actor o ayudando en lo que sea. De hecho, él vino a hacer las fotos de “Muerde”. Somos hermanos de la vida, amigos que nos acompañamos en todo momento.

– ¿Cómo fue su filmación?

– El nacimiento de “La educación de los cerdos” tiene que ver con un guión de Pablo Buca que se lo pasó a Eduardo apenas abrió la cuarentena. Fue en marzo del 21 y aún había muchos casos. Tanto el equipo técnico como el artístico nos aislamos y en tres semanas hicimos la película, en tres ciudades distintas, 25 de mayo, Bolivar y Daireaux. Hubo mucho apoyo de estas ciudades y de artistas y técnicos locales. Fue una experiencia preciosa.

– ¿Cómo fue crear a Carlos, tu personaje?

– Carlos es un personaje muy áspero pero muy reconocible. El exceso de machismo, violencia naturalizada y maltrato. Por ahí, refiere a generaciones anteriores. Siempre recuerdo una frase de mi viejo, que le decía mi abuelo. “Más vale una cachetada a tiempo que cien mil palabras después”. Ese pudo haber sido el motor…Esos vínculos tóxicos y naturalizados en los que hay mucha agresión y mucha violencia. Ahí lo masculino está relacionado en esa forma de tratarse.

– ¿Podría establecerse algún tipo de vínculo entre Carlos y el “Marcelo” de “Lobos”? ¿Sería el “lado B malvado”?

-Y si…me toca estar del otro lado en este caso. Muy distinto el personaje que hizo Fanego pero motores similares. Padre e hijo que se dedican a la delincuencia, pero en otros ámbitos pero si, ahora me toca estar del otro lado.

Una dosis de realidad

-Se cumplen 40 años de democracia. ¿Qué reflexión te merece este aniversario, más en este contexto que se está viviendo hoy en día?

-Nací en el 77 y tengo mucha información por parte de mis padres. En estos tiempos, hay que defender la democracia a diario. Memoria, verdad y justicia. Ni olvido ni perdón. Son lemas que hay que mantener muy claros y firmes.

– ¿Los artistas deben mantenerse al margen de la coyuntura político-social en la que viven?

– Es imposible mantenerse al margen porque somos personas y ciudadanos que tenemos nuestros pensamientos y elecciones. Si hay algo que me cuesta en lo personal, es defender o alentar un político determinado. Es cierto que, desde hace un tiempo a esta parte, hay muchos de los que nos representan, no lo hacen. Está muy sucio lo que vienen haciendo. Pasan de un lado al otro y defienden sus intereses personales y no los de los ciudadanos. Esto es muy complejo. Si bien tengo enojo, no lo tengo con la política porque es la única herramienta que tenemos en la democracia para resolver los problemas, pensando en el bien común.

– ¿Por qué consideras que hay tanta crítica a la militancia de los artistas?

– Por un lado, tiene que ver con la tolerancia. Hay intolerancia al que está más expuesto, hable de sus ideas. También tiene que ver con las redes, en las que todo se magnifica y vos no sabes quién está del otro lado. Sos una persona reconocida, pero del otro lado no sabes si hay una máquina, si es alguien real o gente que opera para un lado o por el otro. Personalmente, respeto todas las posiciones y pensamientos, más allá de que sean personas reconocidas o no. De eso se trata la democracia, ¿no?

Una visión interna

-Si no eras actor, ¿qué hubiera sido de tu vida?

-Te soy sincero… no lo tengo en claro. Por ahí, desde un aspecto más poético, te digo que soy fanático de los puentes. Me fascinan. Quizás me gustaría ser un constructor de puentes. Me encanta desde la ingeniería, hasta lo que significa la palabra, pasando por el hecho en que se unen dos lugares y que en una guerra se los destruye y cambia la historia. Ahí está, me gustaría ser constructor de puentes.

-Tenes un formulario delante tuyo y está la pregunta “profesión”. ¿Qué respondes?

– Pongo “actor y director de teatro”.

-Si por la puerta de tu casa entrase el Luciano Cáceres de 18 años, ¿qué le dirías?

– Le diría que siga haciendo su camino. Que se forme y que haga, por sobre todas las cosas. Formación y acción. Ahí estuvo la clave de lo que me ha traído hasta acá.

“Muerde”. Moscú Teatro. Juan Ramirez de Velazco 535. Viernes 20.30 y sábados 19 hs. Del 10 al 26 de noviembre. Únicas 6 Funciones.

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