«No me muero» (Teatro)

Una voz en el teléfono.

Dramaturgia, dirección y actuación: Julieta Carrera. Vestuario y arte: Gabriella Gerdelics. Pelucas: Rosi Bonetto. Realización de vestuario: Micaela Caliva. Diseño De Iluminación: Ricardo Sica. Fotografía: Bernabé Rivarola. Fx: Roberto Ordóñez. Diseño gráfico: Romina Salerno. Asistencia de dirección: Julieta Álvarez. Supervisión dramatúrgica: Fabian Díaz. Coaching actoral: Luciano Ledesma. Coach Vocal: Mariana Garcia Guerreiro. Duración: 60 minutos.

Moscú Teatro. Ramirez de Velasco 535. Domingo, 21 hs

Toda persona que ha trabajado alguna vez en relación de dependencia, atendiendo al público, sabe de lo que se habla. Ni hablar si se estuvo en un call center. Silvia Diaz trabaja en una aseguradora de riesgo de trabajo. Atiende el teléfono pero su deseo está en otro lado. De allí su necesidad de verbalizar constantemente su situación….al mejor estilo clown.

Por tal motivo, Julieta Carrera pone toda la carne al asador en su primer unipersonal. Apenas se ingresa a la sala de Moscú, hay un deseo de «plantar bandera» con su idea. La disposición de la platea ha sido cambiada lo cual le permite a Carrera desplazarse por el espacio. Subir y bajar constantemente, con una exacta dosificación del ritmo del relato.

La raíz clownesca es palpable. Carrera se mueve con pez en el agua en constante sintonía con el público. La comicidad apunta tanto a la carcajada estruendosa como a la sonrisa pensativa de acuerdo a las circunstancias que se sucedan en la vida de Silvia. Lo tragicómico encarnado en una antiheroína absolutamente querible y empática, que obtiene una identificación inmediata. Como la vida misma, busca su destino desde su lugar de trabajo, en el que pone todo -y más- de su persona. Es cuando surge la dicotomía que atraviesa a gran cantidad de personas que trabajan de lo que no les gusta/interesa. Se busca una válvula de escape en la cual plasmar su verdadero ser, su esencia, su corazón. Tal como es el contrapunto con la poesía de escritoras como Juana de Ibarbourou, Alfonsina Storni u Olga Orozco, ubicadas en diferentes instantes de la puesta.

La muy reconocible Silvia Diaz es encarnada por una Julieta Carrera, a caballo del talento y la versatilidad que ha demostrado en su trayectoria. Su participación en el grupo de Marcelo Katz o en proyectos como “Las de Barranco” y la excelente “Edipo en Ezeiza” lo certifican. Lo mismo, su rol como directora en “Rauch”. Por eso, es apreciable el gran esfuerzo en pos de estrenar su unipersonal. Hizo todo, lo cual también puede llevar a cierto avasallamiento por la cantidad de ideas (textos). Si bien suele obtenerse mayor contundencia a partir del «menos es más», la narración se sostiene con solvencia en el tiempo. Siempre ante la atenta mirada de un público que registra con «ojitos de animé» lo que ocurre en el escenario.

Se apagan las luces y suena un fuerte aplauso. «No me muero» es un canto a la vida (y a la risa) a partir de las desventuras de una mujer que puede ser cualquiera de nosotros. Por eso, no sería raro volver a verla y recomendarla para quien necesite disfrutar de un buen momento de teatro, atravesado por una hilaridad sana y reflexiva.

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