La última sesión de Freud (Teatro)

El diván y la palabra
De Mark St. Germain. Con Luis Machín y Jorge Suarez. Diseño de escenografía: Diego Siliano. Luces: Marcelo Cuervo. Fotografía: Andy Cherniatsky. Vestuario: Laura Singh. Asistencia de dirección: Romina Lugano. Producción ejecutiva: Juan Martín Pzielinski. Producción general: Sebastián Blutrach y Daniel Grinbank. Adaptación y Dirección: Daniel Veronese
Multiteatro. Av Corrientes 1283. Miércoles, jueves, sábado y domingo, 20:45 hs; viernes, 21.30 hs.
Septiembre del 39 y el mundo está a punto de explotar. Un viejo Sigmund Freud recibe en su hogar londinense a C. S. Lewis, un intelectual de la Universidad de Oxford, que cuenta con la particularidad de haber sido ateo durante una gran cantidad de años para luego convertirse en un fanático creyente de Dios.
Las posiciones antagónicas de ambos personajes son el punto de desarrollo de una puesta que descansa en un excelente libro, que da cuenta de las variadas discusiones respecto a la existencia de Dios entre tantos debates. Como no podría ser de otra manera, aparecerán las posiciones de cada uno respecto al psicoanálisis, la sexualidad y las relaciones familiares. 

El contexto del inminente conflicto bélico de la Segunda Guerra enmarca cada palabra y cada discusión con aquello que “se iba a venir”. Allí es donde la reflexión tiñe con una pintura de seriedad un cuento del cual se sabe el final y las consecuencias que siguen al día de hoy. La ironía y el sarcasmo con que se tratan los contendientes son proporcionales al respeto que se tienen aunque siempre con la idea de Freud de intentar comprender el “porqué” del cambio ocurrido en Lewis. La inteligencia es el nervio motor en el que se sostiene la puesta, por más que la escenografía se lleve las palmas con todos los recursos con los que cuenta en un montaje de corte bien clásico. Varios momentos de tensión en los diálogos apunta al guiño complice del espectador en alguna terminología psicológica. Allí cuando la sutil montaña rusa de conceptos hace un “stop” para luego adentrarse en una nueva vorágine de significaciones que van y vienen como espadas que se cruzan y chocan en un duelo.

Las actuaciones son de calidad, en especial la caracterización de Jorge Suarez como Sigmund Freud. La caracterización que realizó Suarez es excelente, sorprendiendo tanto en el parecido físico como en sus movimientos.
“La última sesión de Freud” responde a todas las expectativas de una obra que espera ansiosamente el debate que se producirá una vez concluida la función.

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