Diego Capusotto: “Nadie se ríe de la felicidad”

Entrevista publicada en la revista Proven y Vos, reproducida con autorización

Fotos: Cecilia Villarreal, www.sensibilidadenfoco.blogspot.com

Es uno de los pocos actores que dotó de humor, reflexión, sarcasmo y política a la televisión argentina con su “Peter Capusotto y sus videos”, con personajes inolvidables como Bombita Rodríguez, Violencia Rivas o Micky Vainilla. No obstante, su curiosidad lo llevó a meterse en las huestes del teatro. Todo un desafío como el reestrenar “Tadeys”, obra incompleta de Osvaldo Lamborghini en el Teatro Cervantes. Diego Capusotto contó sus expectativas en el teatro así como dio su punto de vista acerca del feminismo, la coyuntura política, los límites del humor y más.

Se presentó puntual para las fotos. Ataviado todo de negro, pelo suelto y anillos en sus manos, ese look cercano a Keith Richards le calza a la perfección. Con cortesía y seriedad, posa y después se embarca en una charla apasionante. 

-Primera y obvia pregunta, ¿cómo surge la posibilidad de hacer “Tadeys”?
– Es un proyecto que tenía Analía Couceyro (https://bit.ly/332J8yU) desde hace tiempo. Era como una obsesión, tal como son las cosas que tenes ganas de hacer. En conjunto con Albertina Carri -con quien comparte la dirección-, finalmente llevaron a cabo ese deseo, montándola tal como lo están haciendo ahora. Las conozco a las dos pero con Analía tengo un contacto más directo, por haberla ido a ver al teatro. Sabía de su trabajo como actriz y ella me conocía por el programa. Fue la empatía de “algún día, un proyecto nos unirá”, el cual finalmente apareció, que es éste. En gran medida, fue un deseo consumado por parte de ella, de poder llevar a cabo una obra bastante compleja como esta, tanto en su texto como en su montaje.

-Justo te iba a preguntar porque es la obra inconclusa de Lamborghini…
– Exacto. Tiene infinidad de imágenes y proyecciones mentales de su autor. Es un recorrido complejo. Es la posibilidad de adaptar eso y llevarla a formato teatral es interesante. Es como ver si se puede hacer o no. Un riesgo. Ahí fue que me convocaron.

-Sos la Araña Ky…
-…que es el ideólogo de lo que ocurre en este barco en desuso, encallado, que está en el puerto al cual se derivan a los jóvenes violentos o tienen antecedentes de desmadrados. Allí se los convierte en “damas de compañía”. Se los “reforma” de alguna manera y se les da una identidad más ligada a lo que se supone que es “lo femenino”, de ser serviles, aplacadas, con modales. Se los separa de su condición.

-Se los…“educa”
– Se los reeduca y de alguna manera, se los somete.

-Tiene algo de “La naranja mecánica”…
– Si. Hay algo de eso. Está hablando de la sujeción de poder y sus propias necesidades. Entre otras cosas, el mantener a la gente ocupada mientras se puede llevar a cabo el proyecto que tienen. Proyecto que solo se puede realizar en la medida que se distraiga la atención y la tensión de la población.

-Serías un “malo”…
– Si, es un personaje siniestro que lleva a cabo esto. No me genera ningún problema esto porque somos instrumento de una historia que es contada y necesita de este personaje. No soy de realizar una distinción sobre un personaje que sea “bueno” o “malo” sino lo que se está contando. En ese contar, hay un ideólogo que es mi personaje que tiene una multiplicidad de máscaras para llevar a cabo un proyecto que es otra pieza del poder. Es muy interesante la pertenencia que uno tiene como actor, frente a este proyecto.

El futuro llegó.

-¿En qué momento de tu carrera te agarra este proyecto?
– En un momento en que tenía ganas de hacer un proyecto teatral y lo estoy haciendo. No tengo una definición de “carrera”. Ni siquiera en términos respecto al momento que estoy transitando. Simplemente tenía ganas de formar parte de un proyecto teatral. Lo fui cuando hicimos “Todo por dos pesos” en un lenguaje más conocido para mi. Más común porque era lo que hacíamos en televisión trasladado al teatro. Quería hacer algo ligado al teatro de autor. Involucrarme…tomar un riesgo que uno sabe que es –actor- y se olvida rápidamente. El desafío en la actuación es que uno se está diciendo todo el tiempo que es actor y solo lo atestigua un proyecto que te involucre. Es un tema, si se quiere, más personal. Quería hacer teatro. Ahora que no estamos haciendo el programa, estuvo la posibilidad de hacerlo. Me agarró en un momento propicio. Después, las personas que te convocan y el propio proyecto, le dan un marco de mucha más importancia, de algo que no podes dejar de hacer. Me pasó con esta obra. Sentí que tenía que atravesarlo y hacerlo, que tenía que estar ahí.

-Imagino que, con este proyecto y todo lo que venías haciendo con el programa, la lupa va a estar puesta en “¿Que va a hacer, Capusotto?”

– Puede ser que, en algunos que vengan, se genere esa expectativa lo cual me parece natural. Creo que el espectador se va a sentir atravesado por la obra en sí más que por una actuación en especial. El personaje que uno encarna, empieza a formar parte de un armado que es grupal. Todos los actores y actrices que están es lo que va a ver el espectador. Calculo que después, se va a desvanecer eso.

-Es de ese tipo de obras que la gente va a salir y va  querer discutirla.
– Es muy factible. Va a generar eso. La obra tiene la complejidad necesaria para no ser olvidada rápidamente y pueda reaparecer, una vez terminada o tiempo después.

-Además se lo cruza con la realidad….
-Seguro. Cuando se habla de poder se habla de algo que también está muy presente y tiene muchos disfraces.

Más allá de la risa 

-¿Cuales son los límites del humor? Si es que hay límites….
– Límite es que no te haga reír lo que estas pensando. Es decir, hay algunos temas que uno no toca porque no te interesan o aparecen después. Los límites que le hemos puesto con Pedro (Saborido) al humor es pensar algo que después no te guste y no lo continuas porque no te hace reír. O porque no le encontras sustento para continuarlo. El humor siempre está tocando lugares sensibles todo el tiempo. Nadie se ríe de la felicidad sino que uno se rie más de la tragedia. Es una necesidad más imperiosa. No tiene que ver con eso. Quizás con formas que uno tiene. Hay formas que causan gracia y otras no tanto. Para mi, el límite sería hacer un humor revisteril. Dejar de hacer el humor que hacemos para hacer algo más sobrio, que anticipa y más vulgar, si se quiere. Eso lo sería para mi. Nosotros podemos reírnos de la vulgaridad encontrándole algún tipo de vuelta o hacer que se convierta en refinamiento, dándole las vueltas pertinentes para que así parezca.

-¿Por qué, al día de hoy, no hay programas de humor?
– No tengo idea. Seguramente, no habrá productores que apuesten al humor. Igual, hoy no hay un solo medio de comunicación, como antes era la radio y después la televisión. Hay infinidad de sitios de humor gráfico. Creo que hay mucho humor todo el tiempo pero en otros lugares. No necesariamente televisión. Si no apuestan, es porque el humor no será negocio. Supongo que será eso. No tengo idea. Pero sigue habiendo humor. Es lo que más hay. La gente necesita reírse. Desvirtuar, desmitificar, parodiar e ironizar la realidad. Eso está pero en otros ámbitos como internet. Todo el tiempo se envía algo por celular. Inclusive no solo de actores y actrices haciendo comicidad sino algo que hizo alguien en el patio de la casa. Es otra forma que tiene la gente de llegar y darse a conocer. Hoy, con la posibilidad de hacerse público (antes lo eras solo si laburabas en radio o televisión), se ha ido reemplazando por otras cosas que aparecen en otros lugares con otra gente. Te aparece un pibe que muestra al perro y la cotorra bailando y después se viraliza, convirtiéndose en una especie de Chaplin sin interesarle ni serlo. Solo por una situación que lo atravesó. Eso, a su vez, es reemplazado por otra cosa y asi sucesivamente. Mucha sucesión de imágenes e impacto, que después desaparecen para ser reemplazado por otra. Todo es efímero. No sé si te responde la pregunta pero, de alguna manera, calculo que un tipo convocante como Francella, quiere hacer un programa de humor, se lo producen. Inclusive le pueden decir “podes rodearte de tal o cual…”. Lo que si no creo que pase en televisión abierta -y si en internet-, es que un grupo de pibes o pibas, se junten y hagan muchas cosas para que después se vean por You Tube.

-Vos tenés tu canal y tus videos de Peter Capusotto se recortan y difunden…con gran circulación…
-Si, aunque ahora en menor medida porque es un programa conocido y ha circulado mucho, si bien mantiene su vigencia. También queremos mostrar cosas nuevas, que tengan que ver con el concepto del programa pero con ideas y personajes nuevos más los “clásicos” que tenemos.

Vamos las bandas

-Siempre se habló de una “futbolización del rock” pero ¿ese comportamiento no se trasladó a los públicos? Digo, desde el momento en que pedís que apaguen los celulares y lo dejan prendido buscando ser más importante que el propio artista….
– Si…Eso depende de qué artista y si el artista lo deja. No creo que el público que fuera a ver –aunque está muerto- a Frank Zappa o a King Crimson, quiera ser más importante que los artistas. Tiene que ver con eso.

-…con la propuesta del artista…

– Si…con las ideas de las bandas, del ritual más ligado a los grandes escenarios, de estadio. Ha pasado eso, que se genera a partir de una matriz política. Esto había aparecido en los 90, con los Redondos, con una especie de orfandad, representando la banda esa masificación que se oponía al sistema de momento, más enmarcado en lo frívolo y “lo exitoso”. Después tuvo que ver con la identificación de gente que va a un recital –no tanto a escuchar- a “poner el cuerpo”. Nunca me pareció tan malo eso. Hay bandas que me gustan más que otras. Si me parece que, cuando empieza a ser nada más que un “ritual afuera”, se pone un poco complicado. Me gustaría escuchar un sonido, algo que se esté diciendo, que sea compartido en la sintonía que sea con el público. Si quiere bailar como en Woodstock o si llovía y le hicieron un ritual a la lluvia y acá la gente hace un pogo, no me parece nada problemático. No es un síntoma de orfandad o que la música esté ausente. Hay algo ritualistico que está presente y que deviene desde un lugar ideológico que tuvieron los Redondos y otras bandas. Ahora, es diferente ya que los chicos escuchan trap o reggaetón. No se si los chicos están escuchando rock.

-Justamente, ¿el rock no termina siendo una música de culto al día de hoy?
– No se. Creo que el rock, como signo, como algo que no se sabe que es pero sigue estando. Uno dice la palabra “rock” y siguen apareciendo imágenes. Hoy será un “vengan, siéntense y pórtense bien” como en el Lollapalooza en el que te dicen que tenes que hacer – lugar al que no me interesa ir ni tampoco iría-. Hoy, algunas bandas como la Renga, mantienen eso de decidir qué hace. El rock sigue significando algo. No sé para qué pero sigue pasando algo con esa palabra.

-¿Qué música estás escuchando ahora?
– Música vieja y de ahora. Novedades que me trae gente amiga que respeto mucho, con gustos parecidos. Entonces voy y busco. Venía escuchando Traffic y Joy Division. Discos que tengo y que volví a escuchar.

Todo hecho es politico

-¿Tu ideología te trajo consecuencias con colegas actores o productores?
– No tanto con productores. Tampoco fuimos perseguidos porque el plan es otro. Quiero decir, en la época de los milicos te llamaban y te decían “Te callas o te vas”. Eso no ocurrió porque lo siniestro pasaba por otros lugares. Escenarios ficcionales como “inventar un malo”, dividir y la representación de decir una cosa cuando pasa otra. Hacer una impostación en la que “no parezca un crimen”. Ahora, diferencias si, a partir de lo que uno opina como ciudadano. No tengo porque no opinar. La idea de “solo hablo de televisión” no me cierra. Menos que menos porque soy de una generación que es hija de la dictadura y eso tiene una carga. La calle tampoco era un lugar muy ameno. Cuando tenía 15 o 16 años era ir a la casa de un pibe a buscar un reducto para escuchar música. Por eso, en los 80, se abrieron las calles. Al menos, parecía eso aunque también fue “hasta ahí” porque la cana seguía dando vueltas. La cuestión ideológica si me trajo diferencias con gente que veía el programa y dejó de verlo o se enojó debido a que uno tenga más simpatía con un sector político que con otro. Igual, eso es natural. A esta altura no te tendría que afectar. Te tendría que afectar que uno te diga –como en una época antigua era ley- que un actor o actriz “no opina de política. Es tirarte a cierta gente en contra”. He crecido bajo esa consigna pero nunca le di pelota. Opino lo que me parece y punto. Si hay alguien que se siente ofendido, no es mi problema.

-¿Te sorprendió la postura de Alfredo Casero?
– No, no. Simplemente piensa otra cosa diferente a la que pienso yo. No es que me sorprenda o algo asi. Como si hubiese sido un militante de la izquierda activa que nunca lo fue. Hace mucho que no lo veo y no tengo contacto personal con Alfredo. No me sorprende pero yo opino todo lo contrario.

-¿Crees que el feminismo es el movimiento político más importante del país, tal se afirma de distintos sectores?
– No sé si el más importante pero es muy importante. Tiene sus propias internas y divisiones, lo cual también me parece lógico. Es algo de suma importancia que se pone en discusión, en escena, con el cuerpo en la calle por el reclamo. En este caso, creo más en un conjunto. Como movimiento político está en función de algo, de cambiar el rumbo. Para eso, me parece que se necesita una especie de unidad y una finalidad de mujeres y también hombres. Hubo un gran perjuicio por las políticas depredatorias que estuvieron gobernando.Te matan por todos lados. Te matan las fuerzas de seguridad, el hambre o la exclusión. La vulnerabilidad de los sectores bajos…. No es que antes no lo estuvieran sino que fue peor. Esto, en algunos movimientos feministas, está presente. Pero me parece que es de una totalidad y no tanto de un solo sector.
Por otro lado, hay un sector de mujeres que piensa de una manera y otro, de otra. En Brasil, hay fotos de chicas con una ametralladora en la mano, apoyando a Bolsonaro. Es un tema político e ideológico. Obviamente hay un sector del feminismo con el que empatizo y va más allá del género. Con Patricia Bullrich no empatizo para nada. No importa si es mujer u hombre. Es parte de un plan, de un modelo, de un método político que roza la verosimilitud absoluta, tal como dice Lamborghini en la obra a través del personaje que interpreto. Es muy complejo todo pero es un movimiento importante, al que apoyo. 

Canibal con su propio estilo

-¿Qué sentís respecto al hecho que tus personajes y el programa sean estudiados en las universidades?
– Me da mucha curiosidad y es un proceso lógico con respecto a lo que nosotros hacemos, que nunca es tan de autoría propia sino que salta y circula entre la gente. Descartado por algunos y apropiado por otros. Siempre me pareció interesante eso porque es la lectura del otro –que no tiene porque ser como la que tenemos nosotros- y es aún superior a la nuestra. Es lo que el otro ve que nosotros no vimos. Fuimos emisarios de una idea en la que el otro encontró otra cosa. ¿Viste cuando uno dice “¡Mirá! ¡Qué bueno lo que viste acá! Nosotros no lo vimos”? ¿Se entiende? Esto es parte de una dinámica de ideas que se discuten y que están ahí presentes. Que no nos pertenecen a nosotros sino al ámbito social.

-¿Si no eras actor, qué hubiera sido de tu vida?
– Mira, no sé porque estaba trabajando en lo que hacía mi viejo. Si fuera por mi, prefería eso antes que estar trabajando en una oficina. Creo que, por suerte, me dediqué a la actuación. Cuando era chico, no pensaba en ser actor. Después lo fui pero pensaba ser cosas que no fui y terminé siendo algo que…Después, la actuación me removió algo. Si me hago un autoexamen, veo que la actuación estaba presente pero no de manera tan clara. Era el deseo, como otras cosas que quería hacer, como tocar en una banda o jugar al fútbol a nivel profesional. Eso que me hubiera gustado hacer y no hice. No la tenía tan presente como posibilidad, pero apareció y me hizo repensar. Había algo de la actuación que me convocaba.

-Si por aquí, por la puerta del Teatro Cervantes entrase el Diego Capusotto que tocaba la batería de chico, qué le dirías? Algún consejo o recomendación?
– Le diría que actúo mejor de lo que toco la batería! (risas). Toqué la batería por dos años y después dejé. Nunca me interesó retomarla pero sí me interesa como arte. Es fundamental que la música exista. Ese baterista no está más. Fue una parte y un instrumento al que le sigo teniendo mucho cariño. Lo del baterista fue algo que pudo ser pero apenas comenzó, quedó fuera. Distinto sería si hubiese tocado quince años, en una banda y con una relación más directa con el instrumento. Me hubiese apropiado más del instrumento pero ese baterista…era el único instrumento que me fue accesible y que de oído pude tocar. Otro instrumento no toco. Le tengo cariño a todo ese momento.

-¿Habrá alguna nueva temporada de “Peter Capusotto y sus videos”?
– No lo sabemos todavía. Si alguien lo quiere producir, puede ser. No sé en qué términos. Si va a ser por internet o menos programas. La idea está. 

«Tadeys». Teatro Cervantes. Libertad 815. Miércoles a domingos, 18 hs.


Diego Capusotto en cinco puntos

1-Diego Esteban Capusotto nació el 21 de septiembre de 1961, en Morón, pleno oeste del Gran Buenos Aires, bajo el signo de Virgo. Actor de reconocido prestigio por su humor directo, ácido e inteligente, es un referente por demás singular de la cultura argentina
Al día de hoy, se encuentra casado y tiene dos hijas, Elisa y Eva. Es hincha fanático de Racing. Escribió los libros “Peter Capusotto, el libro” (2009) y  “Peter Capusotto Fantástico” (2012). Ambos junto a Pedro Saborido.

2-En televisión realizó ciclos como “De la cabeza” en 1992, junto a Alfredo Casero, Favio Posca y Fabio Alberti. Posca deja el programa y con Casero y Alberti, realizan “Cha cha chá”, entre 1992 y 1997. Ambos programas por América TV. En 1998, forma parte de “Delikatessen” junto a Horacio Fontova y el mismo Alberti. Al año siguiente, la dupla Capusotto-Alberti crean “Todo por dos pesos”, logrando popularidad al mezclar el humor con personajes por demás bizarros y musicales hilarantes en los que participaron músicos como Gustavo Cerati (“Llamen a Moe”), La Renga, Los Piojos, Babasónicos, Divididos o Catupecu Machu (en “Ese amigo de Vinazzi”). Aquí se inicia la relación de Capusotto con el rock, género del cual es reconocido seguidor.  El programa continúa hasta el 2003, año en que Capusotto participa en la serie “Sol negro”. En el 2006, comienza “Peter Capusotto y sus videos”, programa realizado junto Pedro Saborido. El éxito es importante ylo consolida como uno de los referentes del humor argentino en su mezcla de rock, política y una fuerte ironía y crítica. Sus personajes más reconocidos con Bombita Rodríguez, Violencia Rivas, Pomelo, Jesus de Laferrere y Micky Vainilla (feroz crítica a la clase media y alta y a sus componentes racistas)

3- En teatro,  realiza junto a Fabio Alberti, en el 2004, “Una noche en Carlos Paz”, con autoría de Pedro Saborido y dirección de Néstor Montalbano, donde continuaban la estética de Todo por dos pesos. A continuación, estrena en el 2006, “Qué noche Bariloche”. En el 2019, forma parte del elenco de “Tadeys” en el Teatro Cervantes, en su debut en teatro de texto, con una obra de Osvaldo Lamborghini. La dirección es de Albertina Carri y Analía Couceyro. El elenco está compuesto por el propio Capusotto,  junto con Canela Escala Usategui, Javier Lorenzo, Iván Moschner, Felipe Saade, Florencia Sgandurra y Denisse Van Der Ploeg

4- Debutó en cine en el cortometraje “Tiempo de descuento” (1997), dirigido por Flavio Nardini.  Participa de “Mataperros” (2001), “India Pravile” de Mario Sabato y “Soy tu aventura”, de Néstor Montalbano (ambas 2003), “Dos ilusiones” (2004), “Regresados” (2007), “Incómodos” (2008), “Pájaros volando” (2010), -con dirección de Néstor Montalbano y la participación de figuras como Antonio Cafiero y músicos como David Lebon, Ciro Fogliatta, Miguel Cantilo, Rodolfo García, etc.-, “Peter Capusotto y sus 3 Dimensiones” (2012), con dirección de Pedro Saborido; Soledad y Larguirucho (2012), “Kryptonita” (2015), “27: El club de los malditos” (2018) y “No llores por mí, Inglaterra” (2018)

5-Ganó el Martín Fierro (en el 2000, Mejor labor humorística por “Todo por dos pesos”; en el 2007, Mejor labor humorística másculina y Mejor Programa Humorísito por “Peter Capusotto y sus videos”; el 2008 y 2010, Mejor Programa Humorísito por “Peter Capusotto y sus videos”),  el Premio Tato ( en el 2012 como Actor en Ficción Unitario, Programa de interés general y Dirección en no ficción por “Peter Capusotto y sus videos”; en el 2016 y 2017 como Mejor Programa de Humor y Mejor Labor Cómica por “Peter Capusotto y sus videos” ), el Premio Clarin (en el 2008 por Actor de Comedia, Programa humorístico y Figura del Año por “Peter Capusotto y sus videos” y Mejor Actor de Reparto en cine por “Regresados”) y  el Premio Konex, Diploma al Mérito: Actor de Televisión de la década, período 2001-2010.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »
Scroll al inicio