Cruzamos toda Europa, transiberiano de por medio y llegamos a un país tan enigmático como atrapante. Con una historia y cultura riquísimas, dos documentales acerca de las dos personalidades más fuertes de Rusia en los últimos 40 años. Ambos, con muy buena concurrencia de público, dan cuenta de dos personalidades completamente diferentes. Uno, carismático, extrovertido y de cercanía con el pueblo; el otro, taciturno, serio y con un rostro que denota seriedad y lejanía. Nos estamos refiriendo a Mijail Gorbachev y Vladimir Putin, pasado y presente del gigante ruso.
«Putin’s witnesses»
El ojo blindado de Vladimir
La construcción de los políticos (y su imagen) para que lleguen a obtener un objetivo determinado. Ya no depende tanto de las ideas que esgrime o el carisma que exhiba. La utilización de los medios de comunicación y de publicistas se volvió imprescindible.
Tal es el caso de Vitaly Mansky que formó parte del equipo de comunicación de Vladimir Putin allá por el año 1999/2000. Puso su cámara al servicio de documentar lo que ocurría alrededor de quien iba a convertirse en el sucesor de Boris Yeltsin. Los detalles son certeros y elocuentes. Un buen ejemplo, es la descripción de la campaña electoral -que no fue tal- para suceder a Yeltsin. Justamente, el documental ubica al bueno de Boris –algunos dirán “¡Ese es Tony Sorete!”- en un lugar de respeto y consideración. Recordemos que renunció a la presidencia el día de año nuevo del 2000
La cámara de Mansky se mete en el círculo íntimo de Putin. La construcción del perfil del candidato Putin, que incluye visitar a su maestra del primario que, a la postre, no resultó decisiva para llegar a la presidencia. El diseño de este golpe de efecto para con el electorado es efectivo pero no decisivo. Ahí es donde se ve la estrategia aplicada a la política. Mostrarse como todo aquello que se quiere cambiar para volver a las raíces. Los cambios no son de 180° sino de 360°. Es la vuelta al viejo régimen, a restaurar el orgullo ruso después de las modificiaciones acontecidas tras los períodos de Gorbachov y Yeltsin.
Por otra parte, hay cierto mea culpa por parte de Mansky. Desde el inicio mismo, adopta esa dualidad de lo que es su trabajo y lo que piensa al respecto. Su propia familia lo expresa. La visión de la familia de Mansky es muy interesante. Comparan a Putin con Mao Zedong, y se cuela el término “dictador”.
No obstante, el propio Vitaly es quien sugiere que Putin visite a su maestra. En otro de los momentos más destacados del documental, se retrata cuando Putin lo manda a llamar de inmediato para “dialogar” sobre lo conversado el día anterior en el que se le soltó la lengua.
Los diálogos “mano a mano” entre Putin y Mansky son picantes. Más aún cuando Vitaly le dice lo que piensa sobre varios aspectos de la política, tal como la restauración -una parte- del viejo himno soviético con algunas modificaciones (estas serán llamadas “reddish” por Yeltsin, con un dejo de amargura). Vuelve no tanto sobre sus pasos pero esa charla, un tanto intimidatoria, da la pauta de como se maneja Vladimir frente a las críticas. Mansky le dice, con cierto dejo de confianza, “No me convenciste con lo del himno”. La respuesta de Putin corta y tajante: “Deberías convencerte”.
Si bien es un hombre parco, de pocas palabras, casi taciturno en su conducta, cuando verbaliza su pensar, es un mazazo en el que la sutileza no es su fuerte. Siguiendo el axioma de Vito Corleone, “no digas nunca lo que piensas en voz alta”, cada una de sus manifestaciones son perfectamente calculadas. Tal es el caso de su opinión sobre los debates televisivos, a los que acusa de ser “publicidad” poniéndose en un lugar opuesto, que sería “las necesidades del pueblo”.
Putin no es una persona afectuosa. Casi no se lo ve sonreir. Como si la empatía fuese un gesto de debilidad o algo que lo alejase del objetivo que persigue. Frío y calculador, la máxima de Maquiavelo respecto a los fines y los medios lo tiene como uno de sus máximos expositores, con un toque del epistemólogo Ivo Cutzarida y su sentencia de “la tierra es redonda, y corta la bocha”.
Excelentemente realizado, “Putin’s witnesses” es una gran radiografía de uno de los líderes más poderosos, polémicos y enigmáticos que hay en el mundo. No cae en golpes bajos. Relata con certeza la personalidad de quien dijo hacer algo que no terminó haciendo. Su imagen es la de un hombre que inspira respeto –por no decir miedo-, que no duda en pos de lograr lo que quiere.
El cine estaba lleno en un 60% y cuando terminó la peli, la gente aplaudió. El final en sí, con las imágenes de esos rostros tan cansados y vacios, es elocuente respecto a lo que sería una editorial. “Al día de hoy, Putin sigue al frente del gobierno” dice…con amargura.
Ficha técnica
Guión y dirección: Vitaly Mansky. Edición: Gunta Ikere. Sonido Anrijs Krenbergs. Música Karlis Auzans. Pruducción: Natalia Manskaya, Gabriela Bussmann, Filip Remunda y Vit Klusak. Con Vladimir Putin, Mikhail Gorbachev, Vitaly Mansky y Boris Yeltsin.
Domingo 14 de abril. Alianza Francesa. A las 19.55 hs.
«Meeting Gorbachev»
La revolución de Mischa
Hay personajes que trascienden los tiempos. Inclusive, el paso de los años terminan elevando a las alturas a quienes –a pesar de sus buenas intenciones en su momento- no lograron su objetivo. Tal es el caso de Mikhail Gorbachev y la política que llevó a cabo al llegar al poder en la antigua Unión Soviética.
El documental que lleva adelante Werner Herzog da cuenta no solo del aspecto político de la vida de Gorbachev sino en sus aspectos personales y sus opiniones a través del tiempo.
Con material de archivo y entrevistas realizadas para aquella empresa, el rompecabezas se forma de a poco, sin prisa pero sin pausa, construyendo un collage histórico único e irrepetible. Pero la historia real parecía acelerar los acontecimientos. Las sucesivas muertes de Breznev, Andropov y Chernenko en lo más alto de la jerarquía soviética, lo catapultaron a la cima del Imperio. Era todo muy rápido siendo su figura un soplo de aire fresco. Iba a ser el que cambió la Historia.
A través de un reportaje en formato charla, recorre su vida. Con un aire absolutamente informativo, que cuenta con los testimonios de varios políticos, que brindan su punto de vista sobre su carismática persona.
Este es un punto a tener en cuenta. Su encanto personal en pos del diálogo y un objetivo común. Inclusive, asevera dice que, en su tumba, pondría “We’ve tried” (Lo hemos intentado), con un dejo de tristeza por todo lo que deseó y no pudo llevar a cabo. No obstante, siempre destacó el lado lleno del vaso. Llevó adelante la política de desarme, apertura a nuevos mercados e ideas asi como retiró los soldados de Afganistan.
Fue tan lejos con sus reformas que el rebote de las mismas lo terminó tumbando. La libertad y la apertura que propuso, derivó en los movimientos independentistas de los estados que conformaron la antigua Unión Soviética. Cuando Rusia, Ucrania y Bielorrusia declararon su independencia, su cargo ya no tenía razón de ser. Se marchó pero nunca dejó de ser respetado, sobre todo en Occidente.
El detalle pormenorizado de sus encuentros con Margaret Thatcher, Helmut Köhl, Miklos Nemeth, y sobre todo, del encuentro en Reikiavik, Islandia, con Ronald Reagan. Justo allí, donde Bobby Fischer y Boris Spassky definieron el campeonato mundial de ajedrez en plena Guerra Fría, fue la sede de un encuentro en que el juego era nuclear.
El ritmo es atrapante y armónico. Cada detalle está en su lugar y da cuenta de aspectos fundamentales de su política tal como la Perestroika y la Glasnost o accidentes como el ocurrido en Chernobyl. El documental da cuenta no solo de los hechos sino las sensaciones que despertaba la figura de Gorbachov entre la gente. El recuerdo de su padre es importante en la constitución de su ser como político y como persona.
Momento emotivo cuando recuerda a Raisa de quien dice que “cuando murió, me arrancaron la vida”. A diferencia de otras mujeres de líderes soviéticos, ella aparecía y se mostraba. Era su confidente, su apoyo incondicional. Tan es así que hubo gente que se conmovió hasta las lágrimas.
Así las cosas, no olvida su relación con Boris Yeltsin, de quien dice que lo engañó y “lo hubiera mandado muy lejos”.
Tras unos segundos de haber finalizado este documental imperdible, la platea del Gaumont aplaudió. Un aplauso sincero, un agradecimiento por haber llevado a la pantalla la vida de un gran político contada por él mismo. Su nombre denota todo: Mijail Gorbachov.
Ficha técnica
Título original: Meeting Gorbachev. Dirección: Werner Herzog y André Singer. Música: Nicholas Singer. Fotografía: Yuri Burak. Con Mikhail Gorbachev, Werner Herzog, Ronald Reagan, Margaret Thatcher, Helmut Köhl y Lech Walesa. Productora: Coproducción Alemania-Reino Unido; Werner Herzog Filmproduktion. Distribuida por A&E Library. Año 2018. Duración: 90 min. País: Alemania.
Sábado 13 de abril. Multiplex Belgrano 1. A las 15.25 hs.