Disco: «Into the sun» de Sean Lennon.

Lo primero que uno debe hacer con este tipo de artistas es sortear el prejuicio que implica el contar con un apellido famoso. Casos de hijos que decidieron seguir el camino de sus talentosos padres dieron la pauta que muchas veces, los genes de la genialidad no se transmiten o a lo sumo, en dosis similares. Julian Lennon y Jakob Dylan -por citar algunos casos- intentaron y el resultado no fue el deseado. De Julian, todos recuerdan su muy interesante primer álbum “Valotte” pero muy aferrado a las melodías de papá John mientras que la banda que encabezaba Jakob, “The Wallflowers”, tenía un éxito medido con la herencia de por medio pero tirando más para un género en el que Tom Petty es amo y señor. Solo los ojos celestes de Jakob hicieron suspirar a las chicas por un tiempo corto y la llama creativa del grupo, se apagó

Con Sean Lennon, la cosa viene diferente. En su disco debut “Into the sun”, el hijo único de John y Yoko, experimenta con algunos sonidos pero sin perder su raíz paterna aunque dotándola de un gusto propio. En el disco conviven temas de guitarras furiosas con aires brasileros y alguna que otra canción para sentarse a tomar un vodka mientras se disfruta un álbum, que tiene al “Odelay” de Beck como referencia principal en los climas y el tratamiento de las canciones.

El disco abre con “Mystery juice” y ya desde movida aparece Sean con un “Sheee” bastante prolongado que hace que el mal pensado que habita dentro de uno diga “Ja” She’s not a girl and this is much” tal como cantaba papá John en “Happiness is a warm gun” en esa biblia llamada “Album Blanco”. ¡Error! Debemos dejar de lado prejuicios y dejarnos llevar por este artista que con este primer tema que empieza de a poquito. La voz y después, una batería junto con una guitarra acústica para sostener el rítmo, para llegar a una parte media de distorsión y el tema en su punto justo. Después, se vuelve –con algunos dibujos electrónicos en su sonido- al cauce de la canción. El tema es un buen resumen de lo que será el 50% de la influencia del álbum. En “Spaceship”, una batería marca pesadamente el ritmo de una canción tranquila y sedada, cortada solamente por una guitarra distorsionada y el sobregrabación de la voz de Sean.


El corte de difusión fue “Home” con un video que se pasó bastante por acá pero no tuvo la recepción que se podría esperar aunque la canción era buena –y muy beatle- y el video, muy bien filmado por el gran Spike Jonze. Seguramente conspiraron contra su éxito la voz de Sean, con un graznido similar al de papá y la mezcla de psicodelia y guitarras potentes que tiene el estribillo.


El contexto en que sale este disco es fundamental. Es el año 1998 y el sonido (asi como el mercado musical) ha cambiado. Es la época en que Ricky Martin pone a los latinos de moda. ¿Qué tiene que ver esto con el hijo de Lennon? El disco de Sean tiene una impronta muy cercana a la bossa nova pero con coqueteos electrónicos. Con “Bathbub”, el clima de Brasil se mantiene con un ritmo constante mientras que la guitarra que introduce “One night” es 100% brasilera, un tema corto y bello. La interpretación de Lennon jr es interesante y el ambiente que logra hace que sea amigable para el oído desconfiado. “Breeze” mantiene la misma tónica con un estribillo pegadizo. El tema que da título al álbum es una bossa hecha y derecha para un chico de veintitrés años, que era la edad de Sean en 1998.


Con “Photosyntesis”, se lugar a una jam session que va del jazz fusión hasta toques electrónicos pasando por los aires brasileros mencionados. Una canción muy bien interpretada y que tiene la gran virtud de no quedar como un pastiche en el que se combinó una dosis del Miles de la fusión con otra dosis de los Proppelerheads y una pizca de Caetano, mezclar y servir. En “Queue”, Sean reverdece la sangre de la canción británica de la segunda parte del siglo XX, a la cual su padre marcó a fuego junto con un tal Paul Mc Cartney. 

“Two fine lovers” mantiene la impronta de la anterior pero la mezcla con ritmos latinos. Un tema lindo, de esos que logra que uno mueva la cabeza al son de la música es “Part one of the cowboy trilogy”, una linda canción norteamericana en el que el sonido nasal de la voz de Sean recuerda vagamente al viejo –y gran- Bob.


El disco finaliza con el “Sean’s theme”, un tema muy bien arreglado y con un clima absolutamente cinematográfico, que da lugar a un sonido final de palmas y percusión.
Sean Lennon tocó guitarra, bajo, batería y algunos teclados. El disco fue producido por Yuka Honda, co-fundadora de Cibo Matto. Yuka aparece en el video de “Home” y también aportó coros para varias canciones del álbum.
La dinastía Lennon continúa. En el 2006, Sean sacó “Friendly fire”, enmarcado en una nueva tragedia personal pero esto ya es parte de otra historia….


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