Gabriela Torres sacó su sexto disco, “Ningún lugar”, el cual da cuenta que la cantautora se encuentra en un excelente momento artístico.
La mixtura de ritmos africanos y rioplatenses se funden en Torres, y se nutren de su propia identidad, logrando canciones personales y una interpretación rica y depurada. En “Busco”, se puede apreciar en una línea el nivel de madurez profesional alcanzado por Gabriela, al cantar “Paso a paso y cada paso es el lugar” al tiempo que busca “en las flores, el aire, el fuego, los sonidos, los sueños”. El tango se hace presente en “Vidas sin filmar”, una canción cinematográfica que cuenta con arreglos de cuerdas y un bandoneón que hace un contrapunto de buen gusto con la voz de Torres. El tema cuenta con la voz de Virgilio Expósito. Aquí se marca perfectamente como se puede hacer tango con sonido actual y sin perder la esencia. En este tema asi como en “Un chichupá”, participa tocando el contrabajo, el hijo de Gabriela, Luciano Vitale, de 19 años.
La mixtura de ritmos africanos y rioplatenses se funden en Torres, y se nutren de su propia identidad, logrando canciones personales y una interpretación rica y depurada. En “Busco”, se puede apreciar en una línea el nivel de madurez profesional alcanzado por Gabriela, al cantar “Paso a paso y cada paso es el lugar” al tiempo que busca “en las flores, el aire, el fuego, los sonidos, los sueños”. El tango se hace presente en “Vidas sin filmar”, una canción cinematográfica que cuenta con arreglos de cuerdas y un bandoneón que hace un contrapunto de buen gusto con la voz de Torres. El tema cuenta con la voz de Virgilio Expósito. Aquí se marca perfectamente como se puede hacer tango con sonido actual y sin perder la esencia. En este tema asi como en “Un chichupá”, participa tocando el contrabajo, el hijo de Gabriela, Luciano Vitale, de 19 años.
El disco es un continuo devenir entre el tango, la milonga, la bossa y el candombe. “Un solo latir” es uno de los mejores temas del disco, con una intro de piano que le da el toque exacto de dramatismo y sentimiento al tiempo que se funden las voces de Lokua Kanza y Gabriela Torres en la interpretación del tema del primero. Lokua Kanza es un músico, compositor y productor congolés, uno de los más renombrados exponentes de la World Music.
A esta altura del disco, es menester destacar la calidad de los músicos que acompañan a Gabriela Torres. Ellos son Luis Volcoff (guitarrón, piano, guitarra y dirección musical), Mintcho Garrammone (bajo y acordeón) y Juampi Francisconi (batería y cajón), quienes pintan los distintos climas musicales sobre los cuales Gabriela Torres dibujará con su voz canciones de excelencia.
Con “Cerca”, Torres se acerca –valga la redundancia- a ritmos tropicales, con buen gusto para los arreglos para que su voz encaje de manera exacta mientras que en “Gira”, la participación de Zeta Yeyati enriquece con su saxo tenor, la poesía de una canción de esperanza en lo que el futuro deparará. “Voy perdiéndome, encontrándome. Voy soltando todo lo que amé. Y al soltar, vuelve…siempre vuelve el sol”.
Se acerca la recta final del disco con “Al principio y al final, todo lo que hacemos, lo hacemos por amor” y “A veces”. El primero retoma el ritmo de canción latina, con aires más bailables mientras que el segundo tiene guiños hacia el continente africano a través de la utilización de las kalimbas.
Con esta tranquilidad termina “Ningún lugar”, un disco con un sonido muy relajado y sincero. Desde el título mismo, Gabriela Torres da cuenta de querer continuar en la búsqueda de nuevas músicas y canciones, al tiempo que se nutre de los distintos ritmos con los que experimenta.
“Ningún lugar” la encuentra a Gabriela Torres en un momento de madurez creativa, con un disco de gran calidad, acorde a la artista que le dio origen.