Odio las fiestas

Y no es porque sea un amargo…O no. Depende de la definición que implique esta palabra.
Lo que me molesta de las fiestas es lo siguiente:
1- Esa necesidad idiota de «estar felíz«…a la fuerza. ¿Nadie respeta mi derecho a no querer estar felíz…llegado el caso? ¿O de que querer estar de otra manera?
2- La obligación «familiar«. Porque el 25 (sobre todo) tenés que estar con la familia. Pregunta: ¿y si la familia está compuesta por una manga de hijos de puta? ¿O de imbéciles, vagos o directamente, gente con la que uno no comparte nada. Ni estilo de vida, pensamientos. Nada. ¿Seré mejor persona si voy y les digo con mi mejor sonrisa de compromiso «¡¡Felicidades!!«. Para muchos, si; personalmente, me siento un falso.
3- En la cena, tenés que (de) mostrar que estas contento aunque, seguramente, lo estaría mejor en mi casa, comiendo una grande de muzza y fainá con «Revolver» de fondo. A esto hay que agregarle contingencias como si a uno le gusta el pan dulce (detesto las frutas secas), el vitel toné (idem respuesta anterior), el matambrito (idem respuesta anterior).
4- Además, siempre hay que tener cuidado con lo que se habla. Estamos en una celebración para unir a la familia…compuesta por gente que piensa distinto y que, en muchos casos, se detestan unos con otros. Ergo, hay que hablar boludeces. Pregunta: ¿Vengo acá, a un lugar que no quiero, a hablar pelotudeces que no me interesan? A todo esto, hay que aguantarse al miembro familiar que piensa que la guita y el status social lo es todo, el/la vago/a que pide ayuda (cuando nunca hizo una garompa), el racista y demás «personajes entrañables».
5- En varias situaciones, ocurre que uno va a la casa de la familia una o dos veces al año (por otra parte, la manga de mamuts exige algo que ellos no cumplen: visitar -guay que salgan muy lejos…se corta la cuerda y se pierden-). Cuando te ven y te dicen «¿Por qué no venís más seguido?«, hay un deseo incontrolable de decir «porque son una manga de bodoques, que representan todo lo que me repugna» pero uno es «civilizado» y dice «Porque tengo cosas importantes que hacer«.
6- También…¡hay que hacer regalitos! porque ¡viene Papá Noel! No importa que no lo banque al agasajado por las fiestas o que antes de gastar $ 5 en semejante idiota, preferiría hacerlo en un Fantoche triple para mi. Personalmente zafo ya que como cumplo años por esas fechas (el 22/12) nadie me dice nada al respecto.
7- Cuando uno dice estas cosas, enseguida saltan con «Siempre buscando roña«, «Que ganas de romper las bolas«, «No hay nada que te venga bien» pero….nadie se pregunta porque uno dice lo que dice. O sea, de autocrítica, ¡¡¡bien gracias!!! Y encima…hay que tenerles paciencia….!
Digo yo, ¿no es mejor pasarla con quien uno realmente quiere estar?. Y si no es la familia, estaría bueno que los «cabecillas» de la misma hagan una reflexión profunda de por qué los hijos no quieren estar o si están, es por obligación. ¿Tanto cuesta reflexionar?
Te imaginas si uno pasase las fiestas con quien realmente quiere. ¿No seríamos mucho más felices todos? Al fin y al cabo, ¿ese no es el espíritu de las fiestas, la felicidad?
(Más allá de la necesidad del mercado de vender pelotudeces que no sirven para nada salvo para darle guita a unos hijos de puta de traje y corbata, dueños de grandes fábricas)
Estimados amigos/as, ¡pasenla con quien deseen y sean felices!
¡Bienvenidos al Caleidoscopio!

0 comentarios en “Odio las fiestas”

  1. Hola amigos, pienso igual a miles de Km de distancia. Esto de la Navidad es otra imposición del sistema, lo importante es consumir. La solidaridad, la familia, eso es secundario. Aquí en Barcelona la Navidad comienza cuando unos grandes almacenes iluminan su fachada, y eso suele ser a finales de Noviembre. A comprar malditos, lo que sea pero a comprar.
    Antes eran los Reyes Magos, ahora los Reyes y Papa Noel, lo importaron…
    Me queda el consuelo que es invierno, hace frío, y apetece estar en casa, comer de forma copiosa y tumbarse en el sillón con dos copas de cava, la familia, pues eso, cómo no la eliges, pues lo que te toca. Sólo de pensar que la Navidad fuera en verano, calor, sol hasta las nueve de la noche…ya le habría metido fuego a esto…

    Pues esos reíros mucho, que es sinónimo de felicidad.

    Xavier
    http://xavierblanco.blogspot.com

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