Al mejor estilo de Barbra Streisand, es actríz y cantante y también hiperactiva. Acaba de estrenar en cine “Lengua Materna” y está presentando en el Maipo su espectáculo “Dijeron de mi”, basado en la vida de Tita Merello. Virginia Innocenti le cuenta al Caleidoscopio el desarrollo de todas estas facetas.
-Barbra Streisand se define a si misma como “la actríz que canta”. Para vos, ¿iría esa misma idea?

– ¿Cómo fue elegir el repertorio para “Dijeron de mi”?
– Para hacer “Dijeron de mi”, me di cuenta que la vida de Tita Merello estaba muy narrada en su repertorio, tanto en sus orígenes como en el que fue eligiendo cantar después y el cambio en su estilo de interpretación. Cantás “Arrabalera” y es clarísimo a que apunta. “Mi casa fue un corralón, de arrabal bien proletario. Papel diario el pañal del cajón en el que me crié”. O sea, es decir poéticamente que nació en la miseria pero con nobleza y dignidad. Había ahí un material muy rico y exquisito para abordarlo de distintas maneras, que es lo que hacemos en el espectáculo. De hecho, hay una frase de ella que para mí fue muy inspiradora que es “soy lo que era en un mundo inhumano”. A partir de esa frase y de ver sus películas me di cuenta que en el repertorio, estaba contada toda su historia. No hacemos un espectáculo tributo sino un homenaje, una búsqueda de echar luz y sacar del olvido. Además, no solo canto sino que cuento una historia. Queríamos ver que buscaba Tita Merello a través de sus canciones, con sus actuaciones en el cine y su pararse en la vida. Desde ese lugar, interpreto los temas y no imitándola. Además, Tita fue una mujer combativa, franca y poética en su manera de vivir; un personaje…importante. Cuando digo poético es porque no aceptaba casi nunca los cánones de conducta que se le imponían. Después, con el tiempo, todo eso que combatió, se ve que por su profunda soledad o haber sobrevivido a todos sus amores y seres queridos, se refugió en la fe…todo ese discurso que combatió, fue tomada por este y tuvo que refugiarse en la fe para poder limpiar supuestamente sus pecados. De alguna manera, dio por cierta algunas de las cosas que dijeron de ella o de las que la sociedad la acusaba.
– Jugó con el mito..
– Si, todo el tiempo. Entonces, después también, pensando algo bastante cruel respecto de la labor de los actores y los cantantes, el trabajo del actor es más efímero.
– ¿En qué sentido?
– Podés ver una gran actuación, conmoverte muchísimo y recordarlo pero la actuación es un ritual vivo. No es que podés estar dándote una ducha y escuchando recitar a Alfredo Alcón en Rey Lear, salvo que lo grabes en un disco. Es muy raro que te pongas a ver una película mientras hacés algo. La música comparte momentos de nuestras vidas, incluso de manera inconsciente. Uno está invadido por un universo sonoro. Está lo que uno elige escuchar y lo que el afuera te impone. Te podés encontrar con canciones que te conmueven y no porque la canción sea de calidad sino porque las escuchabas en la calesita y la asocias con la alegría de haber ganado la sortija. Entonces, la música tiene eso. La canción…uno la escucha y de inmediato, te posiciona en un momento determinado de tu vida en donde la escuchaste con asiduidad. Todo esto te lo digo porque me di cuenta porque Tita Merello es más recordada por su repertorio de canciones que por su vasta filmografía y producción de cine y como actriz de teatro.
– ¿Y el libro de la obra?
– Tenía claro que había temas…la vida y la obra tan rica de esta mujer me ponían sobre la mesa, temas esenciales. La soledad del artista, el desafío de un ser humano quien hace ya, por las condiciones de vida en las que nace, quede hundido en la miseria pero por fortaleza y talento innato, se construye ella a si misma a través de su pasión y honestidad. Se abre un camino en lo profesional solo reservado a los hombres hasta ese momento. La gente la adoraba y al mismo tiempo, controvertida. Por eso el espectáculo se llama “Dijeron de mi”. Se sitúa el 24 de diciembre del 2002, en la habitación que ella ocupaba en la Fundación Favaloro. La primera pregunta que hago es “¿cómo son los minutos previos a morir?”. Eso es algo que puede inquietar a cualquier ser humano pensante. Esa fantasía de ver como son esos minutos o segundos –tampoco sabemos como es el tiempo real de lo que ocurre- nos da la posibilidad de esta narración atemporal que es muy cinematográfica ya que vamos y venimos a través del tiempo. Volvemos a un punto de la escena y la desarrollamos donde la dejamos pero la contamos desde otro ángulo. Eso nos permite un espectáculo muy intenso. Lo que es divertido, es muy divertido; lo que es dramático, es muy dramático.
Intermedio: El Maipo tiene ese que se yo, ese aura de templo artístico que pocos lugares poseen en el mundo. Llega Virginia a tiempo para la nota. Nos sentamos en la platea del Maipo Kabaret para charlar mientras preparan el escenario para su show. Virginia habla con tranquilidad, con voz pausada pero firme. Está muy contenta con sus proyectos. Nos enganchamos para hablar con una ilustrativa metáfora musical, que seguirá a lo largo de toda la nota.
– Si te pregunto por “Lengua Materna”…
– La película fue un disfrute muy grande por el guión, la directora, la productora y el elenco. Trabajamos en un clima de mucha alegría y mucho disfrute. Estábamos muy contentas de trabajar juntas. Había mucha armonía y cada una preocupada en hacer sonar bien su instrumento. Además, para mi, Claudia (Lapacó) es un referente fuerte, una compañera adorable y maravillosa.
– Y con un tema muy en boga ahora pero cómo lo vivieron entonces?
– Cuando filmamos la película estábamos más preocupadas por la gripe A porque fue en el invierno del año pasado. Incluso en algunas locaciones se complicó porque no se pudo grabar. Estábamos más preocupados por poder filmar la película y terminarla en tiempo y forma que en la historia en si. En realidad, jamás pensamos que después iba a pasar todo lo que pasó con la Ley de Matrimonio Igualitario. En algún punto es una celebración por todo esto. Estamos contentas porque de alguna manera, la película aparezca en un momento de avance en el derecho de las personas. Pero, en algún momento, también tenga menos valor militante que antes porque ya se logró el objetivo! Jajajaajjajaa. Igualmente, hay muchas personas que siguen sufriendo la discriminación más terrible que es la que viene de sus propios padres por su condición homosexual. Hacer una película sobre esta temática –madre con hija lesbiana-, no tiene antecedentes en la cinematografía argentina. Menos, contada de esta manera, con tanta ternura y tanto humor. El otro día leí en internet una crítica de un portal gay que el crítico decía que “lo menos importante de la película es la condición sexual de una de las protagonistas”. Es muy interesante esta observación porque ponía el valor en el vínculo afectivo. Para una madre –Claudia Lapacó- que realmente ama a sus hijas, despertarse un día y ver que son dos desconocidas (Ruth, mi personaje, es lesbiana y Carlota –su otra hija interpretada por Ana Katz- tuvo cuatro abortos) está muy buena desde los afectos. Es una película costumbrista pero no de las típicas argentinas ya que cuenta con un toque poético.
– ¿Qué sentís cuando te ves en Volver en “Los Machos”?

– La última, si al Maipo Kabaret, entrase la pequeña Virginia que recién empezaba en la actuación y el canto, ¿qué le dirías? ¿Algún consejo o recomendación?
– Creo que a lo largo de mi carrera siempre le abrí puertas a esa niña, que sigue viva en mi y siempre le digo cosas. Mi objetivo, mi motor es que esa niña siga con la alegría de jugar y crear estos mundos que solía imaginar de muy chica. De alguna manera, la rescataban de las cosas que no le gustaban tanto. La vida tiene momentos maravillosos pero también vivimos en un mundo muy duro en el que la mayoría de la gente la pasa mal, con mucho dolor. A través de esos juegos, traté de seguir practicando a lo largo de mi vida. Asi pude crear “Dijeron de mi” y fabricarme mi propia alegría.
«Lengua Materna». Arte Cinema
“Dijeron de mi”. Teatro Maipo. Jueves y Viernes, 21 hs; Sábado 20 y 22 hs; Domingo 20 hs.