El y ella llegan y se presentan. Hablan y sus palabras se entremezclan. Cada uno forma parte de ese rompecabezas que es el otro. Piezas que deben unirse (o no) para que la historia continúe con un destino abierto. Los momentos que recuerdan en cada parlamento son aquellos que todos lo que han estado en pareja, vivieron en carne propia aunque, eso si, lejos del romanticismo y la redención propuesta por cualquier película hollywoodense.
La escenografía y la puesta son sencillas y efectivas al tiempo que son ideales para acompañar las palabras y los cuerpos de Carolina Tejeda y José Mehrez, excelentes ambos en sus creaciones. La iluminación crea ambientes donde esas partes del rompecabezas se conjugan en un todo de situaciones familiares, lúdicas y también románticamente dolorosas. Ellos recuerdan lo que son en un presente que es, a pesar de ellos, que lo viven y también lo sufren. Los cuerpos apenas se tocan, son como imanes que en un tiempo, estaban unidos pero ahora no. Polos opuestos pero complementarios.
Unos…dos son ellos y pueden ser todos o cualquiera. La sensibilidad puesta en cada gesto y cada palabra llegan al corazón no a través del golpe bajo sino por medio de un decir y una voz que gambetea la coraza del orgullo que cada ser lleva consigo.
“UnosDos” reflexiona y comparte sus sentires para que la platea los aprehenda y los complete para que esa historia sea la propia. Teatro en estado puro que llega al corazón.