Alberto Ajaka: “El teatro es el fenómeno del actor”

Es uno de los actores más viscerales y sanguíneos del teatro off. Ahora, reestrena las excelentes “Ala de criados” de Mauricio Kartún y “Cada una de las cosas iguales”, de su autoría, después de participar en “Contra las cuerdas”, la tira de Canal 7. Alberto Ajaka da su personal visión del teatro, la actuación y la televisión.
-Alberto, ¿cómo es volver con “Ala de Criados”?
– “Ala de Criados” es un laburo al que le tenemos mucho cariño. Ha significado mucho para nosotros. Volvemos después de casi 300 funciones.  A medida que empiezan a correr los días, uno ya empieza a entrar en ritmo para empezar con las pruebas de actuación. En como perforar la malla que es la estructura de la obra – el texto, las acciones, el vestuario-  pero sin dañarla. Estirarla hacia diferentes lugares según cada función. Lo pienso más en la idea de la presentación que en la representación. Para mi, el teatro –más allá que dirijo y escribo- es el fenómeno del actor. Es todo aquello que pasa justamente esa noche. En un punto, sería como el accidente de una maquina. En su funcionamiento ocurren cosas inesperadas, ingobernables que, a pesar de las mismas, terminan sacando el mismo producto, funcionando de la misma manera. Sin embargo, los rodillos sufren desgastes y sigue funcionando de manera diferente por más que uno no lo vea. La mano del operario también es diferente pero sale lo que se produce. En esa sutileza, está mi laburo. Lo mío no es una producción en serie sino artesanal y se construye cada día.
– Sutil pero importante diferencia.
-Claro. Porque, digo, entiendo que lo que está en juego para el actor es otra cosa. No es el texto, no son las marcas. Es otra cosa, es la operatoria, el procedimiento sobre determinada mecánica. Como ese día ajusto mi mecánica a lo que está dado. Se que no puedo dejar de darle un pie a un compañero, se que no puedo dejar de decir tal cosa o de parar en tal lugar porque no me va a iluminar la luz que está puesta ahí, especialmente, para iluminarme. Pero fuera de todo eso, que parece una cárcel importante, puedo hacer lo que quiera. Los programas de mano deberían decir “la obra, el texto dramático “Ala de criados” de Mauricio Kartún, se presenta esta noche, en la puesta de Mauricio Kartún, con los actores tal y tal”, definiendo todo lo que va a ocurrir “hoy”. Uno da por supuesto, todo el tiempo, que mañana va a haber otra función y lo que se está representando es un texto ya escrito y dado. Incluso, más luego, una puesta dada y lo que está ocurriendo, en realidad, es otra cosa. Es un pulso.
– ¿Cómo fue hacer a “Pedro”, ese personaje tan visceral?
– Seguramente tiene que ver con mi tono de actuación por un lado, por lo que Kartún pedía y lo que el texto proponía. La visceralidad de Pedro, mi personaje, en “Ala de criados” tiene que ver con mi tono de actuación por un lado, por lo que Kartún pedía y lo que el texto proponía. Los textos de Kartún tienen eso de que están para ser actuados. Son esas obras que pasan una vez cada tanto, que son muy difíciles de encontrar. Es como la escena donde Tío Vania sale a los tiros. Es imposible hacerla mal. Tiene en su fuerza y en su ritmo una teatralidad enorme. Kartun, en su texto original de “Ala de criados”, viene con una teatralidad importante que propone actuación, que contempla al cuerpo. Luego, hay que meterle el cuerpo, encastrarse. Desde ahí, empezar a buscar lo fino , de que manera  no construir un prototipo de un tipo por el estilo sino poniéndose a pensar y también respetar ciertas energías que circulan, que no tienen necesariamente que ver con la composición del personaje sino con la decisión de actuar. De imprimir un trazo personal a eso. “Voy a hacer tal cosa porque se me canta” es la idea. Después me dirán “Flaco, asi no. Bajate que es cualquier cosa”, “Hacé más de esos chirimbolos que están buenos” o lo que sea. Me gusta pensar en relación del trazo del actor en el espacio. Ese trazo define la composición, que no es para nada psicológica sino que tiene que ver con un tono expresivo, un trazo en términos pictóricos. Desde ya, no es unívoco y está afectado por otras fuerzas, con la posibilidad de modificarse y maniobrar. Una actuación visceral, un tono potente, no debería impedir cierta zona de debilidad y poder aflojar cuando las otras fuerzas operan y llevan la pelota.
Intermedio: “Recién llegó Alberto” me dice la chica de la boletería del Teatro del Pueblo. “Ahí voy. Bancame un segundito” me dice esa voz tan particular que tiene Alberto, que se hizo popular con su personaje de “El Toro”, en la tele. Nos sentamos con Alberto en las butacas del teatro. Su visión del teatro, artesanalmente romántica, es la que hacen pulsión en su nervio motor para componer personajes tan viscerales.
– ¿Cómo salís de “Ala de criados” para el paso a la tele?
– Me llamaron directamente. No hice ningún movimiento para estar en la tele. Me vieron actuar acá y me llamaron para hacer directamente lo que hice. La verdad es que tuve una buena experiencia en la tele. He tenido posibilidad de probar actuación cosa que, a priori, pensaba que tanto no se podía. Si se quiere, la diferencia de la tele con el cine es la velocidad de escena y escena. El actor no participa tanto de la diferencia estética de lo que es uno y otro. Es decir, el actor no tiene nada que ver con la puesta de cámara. Si se tarda más en armar la escena en cine que en televisión, el actor va a actuar una escena dada. No hay tantísimas diferencias. Se labura con mayor velocidad y el registro, en la tele, se hace de manera inmediata. Hay tres cámaras y cualquiera te va a tomar. Eso te da un oficio interesante. A mi me reveló un par de cosas que han estado buenas. Me ha dado un ejercicio de la memoria interesante ya que te tenés que llevar los libros y de golpe, aprenderte la letra de un día para el otro, choclos importantes. Me reveló algunas cuestiones en relación con la cámara. Hice diez películas pero sin desarrollo tan importante. En tres, donde se me ve y otras varias, más chiquititos. Esta tira me dio un personaje por cuatro meses, que fue adquiriendo importancia. Estuvo bueno lo que se me pedía y lo que proponía. En algunos aspectos en mi formación como actor fue interesante esta experiencia y reveladora.
– Te sorprendió el rebote de la tira?
– No me sorprendió tanto el rebote de la tira como que te nombren y destaquen tu laburo. ¡Estuve gratamente sorprendido con eso! Había ido con la decisión de actuar. Estaba el riesgo de pifiarla pero prefiero errarle  y proponer actuación. La tele te da rápidamente una idea del oficio porque laburas muchas horas y todos los días. Es un oficio que sirve para un medio, la televisión, y que cuando uno vuelve al teatro, debe casi olvidarse. Hay un registro, un tironeo en que tenés que tratar que la cámara capte la emoción o un estado X. Muchas veces, la televisión tiene un signo de repetición de las escenas, en su conducta, capítulo tras capítulo. Después uno entiende que la gente mira televisión haciendo otras cosas, mientras le llega la pizza por el delivery, le llora el nene o se le quema la carne en el horno. Nadie mira la tele con la concentración con que uno va a ver una obra de teatro o lees un libro.
– Si te pregunto por “Cada una de las cosas iguales”….
– Una obra muy querida. Fue un lindo proceso de laburo, con muy buenos actores que confiaron en mi para que escriba y los dirija. La obra trata de algunos asuntos que nos preocupaban y nos preocupan que es el estado de perplejidad sobre la cosa política de mi generación. Nos ha ido, dentro del pequeño mundillo off, bien. Ahora estamos arrancando a ensayar otra obra con el mismo grupo. Estamos muy contentos. Empecé hacer teatro desde hace diez años y desde que empecé, traté de hacer mis cosas. Esto de la repetición del elenco me alegra y me estimula mucho porque no es fácil que eso ocurra. No es fácil hacer funciones en Escalada que es una sala pequeña y no contar con todos los elementos necesarios en la misma. Son todos muy buenos actores, que están laburando. Ahí, el pulso es el laburo.
– Para cuando estaría esta nueva obra?
– No se bien. Estamos investigando sobre el gesto musical. Se llama “¡Llegó la música!”. Es una orquesta municipal, de música culta, que está en un conflicto gremial. La idea es trabajar sobre el gesto musical, con una pieza de Shostakovich, quien fue, durante su carrera, amado y odiado por el stalinismo. Nos interesa también la relación del artista con la sociedad y con la política. Un poco en relación con la efervescencia política de hoy. Creo que esa relación debe ser siempre conflictiva. No debe alistarse ni alinearse ciegamente. Esas son las cosas que nos preocupan y nos interesan. Supongo que estará para octubre….
– Te digo que es un placer ir a Escalada..
– Si, tiene un aura de un lugar independiente en el que se hace teatro. Esto no quita las dificultades de la sala, que ya tiene tres años. El año pasado  fue más grato. Cada uno ayudó mucho. La sala es un proyecto no comercial. Es un lugar donde se hace teatro. A duras penas podemos pagar el alquiler, sostenido todo por el trabajo y el esfuerzo. Son tres años donde nunca nos hemos llevado un mango. Es muy difícil cuando tenés un lugar tan laico, donde se estrenaron obras mías y de otra gente. Más de diez obras casi.
– ¿Y ESCENA? (N de R: Escena  es “Espacios Escénicos Autónomos”, una asociación sin fines de lucro que nuclea a 13 salas independientes para impulsar un programa de reflexión y acción en torno a la problemática jurídica, económica y política que impide el normal funcionamiento de los espacios a los cuales representa.)
– Escena es un hito político. Es eso mismo que te decía de Escalada pero cada uno en su espacio. Escena tiene la singularidad que está compuesto por gente que tiene salas teatrales que no saca un mango y que esos espacios están abiertos a la búsqueda y a la experimentación teatral. De esos espacios, está saliendo el mejor teatro de Buenos Aires, sin duda. Esos espacios no están -ahora, un poquito más-, contemplados por el Estado. Escena está trabajando a full. No estoy tan metido ahora porque fui papá hace tres meses y estoy faltando un poco a las reuniones pero leo los resúmenes. Se va a armar dentro de poco otro Festival de Escena. Estamos con diferentes comisiones tratando de seguir produciendo nuestro teatro y de estar abiertos a todos los espacios que se quieran abrir. Intentar seguir peleando por una ley que sea más justa para las salas teatrales y que nos pueda incluir.
– ¿Hubo alguna novedad después del lanzamiento?
– Está este permiso de funcionamiento que es ley, que ya salió. Se sigue laburando con una cantidad importante de cosas. Ojala que Escena, una vez pasada esta efervescencia sobre la burocracia, sea un lugar de encuentro artístico. De alguna manera se va convirtiendo en esto y tus compañeros van a ver tus obras y asi, sin elaborar ningún tipo de manifiesto artístico, la cosa se va impregnando y dialogando desde ahí. Mucha camaradería. No estaría mal pensar un manifiesto artístico sobre el teatro de la ciudad. Seguramente, habrá un tiempo después luego de que esta lucha siga logrando objetivos y se pueda pelear un poco contra la burocracia, pasar a un plano en el que nos damos cuenta que es como el poema bellísimo de Fogwill, sobre los poetas. Se necesitan dos, cien, mil poetas (en este caso, teatreros) para que nazca la flor del poema. Necesitamos de mucho teatro. El teatro garompa, el bueno, buenos y malos actores, putos, drogones, zurdos y de derecha. Se necesita de todos para hacer teatro porque este, como toda empresa, se hace por la fuerza mancomunada.
“Ala de criados” Teatro del Pueblo. Roque Sáenz Peña 943. Viernes y sábado, 21 hs; domingo, 20 hs.
“Cada una de las cosas iguales”. Sala Escalada. Remedio E. de San Martín 332 (esq Warnes). Lunes 21 hs; viernes 22 hs.

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