Recitales. Rita Cortese en concierto. Ceremonia musical.

Artista multifacética, una gran parte del público la conoce como actriz, pero el otro “Lado A” de su carrera es como cantante. Rita Cortese se presenta con un repertorio de tango, folklore y música popular que incluye covers de muy buen gusto.

La ceremonia podrá tener diversas geografías. Podrá ser el Teatro Picadero, el Torcuato Tasso, o el Roma, de Avellaneda. Algunas más intimas, otras más grandes pero siempre con identidad propia y única. Desde el mismo momento en que Rita se ubica en el centro del escenario, uno sabe que va a ingresar a un mundo de música plena en que retoma temas a los que dota de su personal impronta. Es la selección exacta la que permite un recorrido único. El inicio mismo es una toma de decisión importante. “Rabo de nubes” de Silvio Rodriguez navega en aguas de extrema calidez, cortesía de la performance de Aldo Vallejos en guitarra y bajo y Pablo Fraguela en piano.

De a poco, como si se tratase de un cuento que se relata, se es testigo del desarrollo de los acontecimientos. Todo gira alrededor de esta pitonisa que irradia luz y musicalidad. La “Serenatta del 900” de los Fronterizos se cruza con “En esta tarde gris” y “Grisetta” de Di Sarli, con armónica naturalidad. De esta manera, “Piedra y camino” de Atahualpa Yupanqui dialoga con “Noche de ronda” de Agustin Lara, popularizada por Luis Miguel y “Cuando tu no estas” de la enorme dupla que conformaron Carlos Gardel y Alfredo Le Pera.

Suena un tema instrumental, de esos que conmueven en la interpretación y la conexión que se establece con el corazón. Rita abre un nuevo frente con homenajes a artistas argentinos más cercanos en el tiempo y otros géneros. Suenan versiones aceitadas y sensibles de Charly García (“La máquina de ser felíz” –todo un hallazgo-) y Luis Alberto Spinetta (“Plegaria para un niño dormido”) y arreglos que dan cuenta de su riqueza.

Rita lee y habla con la gente. Es todo: cantante, anfitriona y más. Retoma la senda del tango con “Viejo smoking” de Celedonio Flores y “Vete de mi” de Virgilio Exposito, aunque ésta tuvo versiones más eclécticas en cuanto a géneros.

Para la recta final, retoma la versatilidad de las versiones con dos clásicos del 2×4 como “Garúa” y “Uno” con “Carabelas nada” de Fito Paez. Como no podía ser de otra manera, todo concluye con “Por una cabeza”. La resignificación instrumental que aggiorna pero no pasteuriza. Por el contrario, llega a otros lugares que el purismo impide por estar parapetados en ese término tan extraño que es “la autenticidad”.

Termina el concierto y se escucha un aplauso sostenido y cálido que denota reconocimiento y gratitud. Más que nada, en estos tiempos oscuros, en que la música se transformó en un bálsamo único para el alma y el corazón. Rita Cortese enciende e ilumina el escenario a partir del indestructible tándem de buenas canciones e interpretaciones acordes y personales.

Viernes 22 de diciembre. Rita Cortese en Café Berlín. Av San Martín 6656. A las 20 h.

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