«Graduados» y el año en que ganó la nostalgia

Si hubo un programa, en televisión, que no pasó desapercibido, ese fue “Graduados”. La creación de Sebastián Ortega arrasó con todo lo que se le puso adelante con un mix de nostalgia, personajes entrañables y una buena historia que caló hondo en la gente. No obstante, hay algo de la repercusión que no termina de cerrar y es la referida a lo que le pasó al público con la serie. Esto es la resignificación que hace el televidente de lo que está viendo sin que esto tenga que ver con la idea original de la serie. Los valores que le otorga a lo que ve en pantalla para después contar con sus amigos/as en el trabajo, reuniones, etc. 

El dibujo de los personajes de la tira es interesante y, obviamente, va a lograr mayor proximidad e identificación algunos más que otros. El caso de Andres Goddzer (interpretado por Daniel Hendler) es paradigmático. ¿Por qué? Porque es una especie de Peter Pan, que se niega a crecer y a tomar responsabilidades pero no en pos de un objetivo supremo sino por comodidad, por no decir cobardía. Hubo una gran cantidad de personas que enaltecieron a Goddzer que es un mediocre de casi cuarenta años que no quiere vivir solo y no sabe hacer un huevo frito. Se reivindica a un inmaduro y planteo la pregunta ¿cual es la distancia entre un mediocre y un copado?


En cambio, Jimena/Patricia (Isabel Macedo) es un personaje con muchas aristas a ver y descubrir no tanto por la composición –excelente- realizada por Macedo sino por lo que despierta en la gente. El personaje fue planteado como contrafigura y, hasta podría decirse, como “la mala de la tira” por llamarlo de alguna manera. Pero su propia historia, donde fue víctima de abusos, burlas por su condición de obesa, hace que busque venganza. Lo que estaría bueno es que el derrotero del personaje sea tenido en cuenta por todos aquellos que tienen hijos en edad escolar para que no repitan las turradas que realizaron los padres de estos, cuando eran niños/adolescentes, para con aquél que es diferente. Hoy en día, con el tema del “bullying” (acoso escolar que llega a la violencia física y psicológica) Jimena sería un buen ejemplo para educar al respecto. No es algo que cause tanta gracia, a menos que estemos en presencia de una audiencia sádica. Independientemente de que su fin era la venganza, es el único personaje de la tira –diría que, casi con Vero (Julieta Ortega), hizo lo que quiso. O sea, se rebeló contra la comodidad. Luchó y avanzó para cambiar todo.


El verdadero “malo” sería Pablo, también conocido como Bon Jovi (Luciano Caceres). Manipulador, canchero, soberbio y calculador de cada paso que da. Se casa por conveniencia, para escalar posiciones pero cuando tuvo que “cornetear” a Loli (Nancy Dupláa) con Patricia no le tembló el pulso. Es interesante cuando confronta a Jimena/Patricia con respecto a su identidad. Jimena, llorando desconsoladamente enfrente de un Pablo enojado por un engaño –de los que él siempre realizó- y la descalifica por ese pasado lamentable que tuvo ella, al cual él contribuyó en gran medida a que sea una etapa horrible de su vida.

Todo lo dicho es en relación a la gente. A lo que ve y a lo que interpreta. Este tipo de comentarios –a los que hago mención- los he escuchado de amigos y conocidos porque son ellos los que quieren interpretar eso, que trasciende a la tira en si. Que sea una construcción un tanto deforme y acomodaticia, no cabe la menor duda pero está.

Al respecto, he notado que a la gente le gusta añorar lo que no realizó. Escuché conversaciones de gente que decía “Te acordás en el 86, cuando Soda tocó en tal lugar” y me consta que esa gente, en su puta vida, fue a un recital en esa época. Y lo que es peor, se vanagloria de hechos que nunca hizo. El interrogante es ¿por qué no lo hizo? ¿Qué es lo bueno de regodearse en “lo no hecho”? Porque muchos de los que hablan y se creen que eran más grandes que Lennon-Mc Cartney, Jagger-Richards o Page-Plant, eran los típicos “chetos” (o proyecto de) que estaban a la moda, yendo a bailar a Dimensión. Por eso, y siendo muy malo, ¿por qué vuelven para un pasado que les pasó por al lado gracias a sus propias limitaciones? O lo que es peor ¿tan miserable es tu presente que tenés que vivir mirando hacia atrás, para reverdecer algunos laureles? ¿Por qué vivís una vida que no tiene nada que ver con los deseos de antaño? 

Por eso, el éxito de Graduados abrió la puerta hacia confines y destinos que van más allá de la serie. Personalmente, como toda década, los 80 tuvieron cosas buenas y malas pero es muy interesante de escuchar como se resignifican los recuerdos a través del paso del tiempo y la forma en que se ubican muchos, frente a los mismos.  

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