Diego Starosta: “Mi teatro no es didáctico”.

De los actores más talentosos de la escena teatral porteña, acaba de estrenar “Dos/ Un elogio escénico para el amor”, unipersonal en el que se luce con dos personajes al tiempo que lleva adelante un texto basado en la obra de Alain Badiou. Diego Starosta tiene mucho por contar no solo sobre “Dos” sino de su deseo respecto al retorno de “El immitador de Demmostenes” y su clásico kafkiano “Informe para una academia”.  

 

Diego, contame surge Dos/Un elogio escénico para el amor. ¿Cómo fue trabajar los textos de Badiou para plasmarlos en una puesta teatral? ¿De dónde vienen los “dos payasos de dudosa reputación”?
DOS/ Un elogio escénico para el amor es la segunda parte de una trilogía escénica basada en textos del filósofo francés Alain Badiou. Este autor plantea que existen cuatro procedimientos de construcción de verdad donde la filosofía se define. Al poco tiempo de estrenar El immitador de Demmóstenes donde utilicé la relación entre la política y el teatro (las artes) que establece este filósofo al respecto, decidí hacer dos espectáculos más sobre estos “condicionamientos”: uno sobre el amor, que ahora presento como tema central en DOS  y las matemáticas (o las ciencias) para un futuro espectáculo del cual no tengo idea de su forma ni de fecha de estreno.
Los textos de Badiou son de una riqueza conceptual enorme y muy estimulante. En todo caso como material de un intelectual siempre te lleva a pensar el funcionamiento del mundo desde una perspectiva singular y básicamente argumentada, en este caso desde un gran rigor lógico. En mi caso, no soy filósofo ni quiero dar clases de filosofía a nadie. Mi teatro no es didáctico. Los textos de Badiou son, para mí poesía, para la escena. Literatura que, por ser autónoma del escenario -es decir, que no fue pensada para ser representada-, posee más riqueza para entrar en dialogo con los demás planos de la estructurara general de una obra escénica. De allí, se desprende la elección de los payasos para llevar adelante la pieza. No me interesan que los diversos planos de acción de una puesta se “representen” entre sí. Quiero decir, no quiero “traducir” los textos, en este caso filosóficos, a los cuerpos, al espacio, al sonido. Quiero que cada uno de los planos tenga independencia de forma, y desde allí construir el dialogo con los demás para realizar una globalidad compleja y estimulante. Luego sí, te puedo decir que hay algo de la relación ternura-perversión de los payasos que lo relaciono con los devenires del amor. Pero fundamentalmente son una elección de lenguaje.
 
– ¿Cómo fue el proceso de ensayo?
-Fue bastante fluido a pesar de ser atravesado por los tiempos en que vivimos. El material literario y las ideas principales del proyecto los comencé a trabajar a mediados de 2019. En febrero de 2020, luego de una gira por el sur y un mes antes del inicio de la pandemia, comencé a trabajar en sala para plasmar las ideas planteadas. Enseguida llegó la cuarentena pero como estaba trabajando solo, no fue problema pasar de la sala de ensayo que estaba alquilando a ensayar en la terraza del edifico donde vivo. Fueron varios meses de trabajo en soledad y al aire libre pero muy valiosos para construir el “esqueleto del espectáculo”. En septiembre comenzamos a realizar encuentros semanales con el director, Sebastián Ricci. La verdad es que, en un comienzo. la obra la iba a dirigir yo mismo pero en un momento en que estaba con muchas dudas al respecto, el destino hizo que Ricci me llamara un día para decirme que estaba necesitado nuevos horizontes creativos. Pienso que fue una hermosa sincronicidad de necesidades. Desde entonces venimos trabajando con los cuidados necesarios que, además de tratarse de una obra de un solo actor y siendo solo dos personas en la sala de ensayo, no ha sido un problema en absoluto.


«Dos/Un elogio escénico para el amor», lo nuevo de Starosta

-Haces referencia a ciertas «verdades amorosas» en «Dos». ¿Éstas han cambiado a través del tiempo?
-Verdades amorosas hay muchas y muy diversas desde el plano del lenguaje de a pie. En el espectáculo, no hablo del amor en general sino desde la perspectiva de Badiou quien define al amor como una de las condiciones para componer y posibilitar el concepto de verdad en la filosofía, en contraposición a los sofistas, antiguos o modernos, quienes pretendían imponer que no hay verdad. Hecha la aclaración, te puedo decir que no sé si han cambiado las verdades amorosas, sino que hay concepciones diferentes sobre el amor que conviven a lo largo del tiempo. Desde la filosofía, y muy resumidamente, podemos hablar de tres concepciones: una más romántica que es la que sostiene, en general, el valor del amor en el arte, en el teatro, y que se centra en el encuentro inicial. Una concepción más “comercial” del amor donde pareciera que este es más un contrato, y por último una concepción escéptica que hace del amor una ilusión, un mero disfraz sobre lo real del sexo. Badiou dice que no concuerda con ninguna de estas concepciones y que el amor es una construcción de verdad. ¿Verdad sobre qué? Y Badiou responde con otra pregunta: ¿Cómo es experimentar el mundo desde el punto de vista de la diferencia y no de la identidad?

 
-¿En qué afectó/influyó la pandemia con respecto al proceso creativo de “Dos”?
-Todo este proceso mundial que venimos atravesando desde finales de 2019 afectó el proceso de DOS, más que nada en cuanto a los tiempos en el aspecto de producción. Tenía planeado estrenar el año pasado, pero todo se fue corriendo y modificando a pesar de que nunca dejamos de trabajar en el proyecto. Luego, y más allá de que comencé a trabajar para esta obra y a planearla antes de la pandemia, es inevitable pensar en la resignificación que toma el concepto del amor en este contexto. Con el director decidimos no construir un signo específico en relación con la pandemia y sus consecuencias en la obra porque es algo que el espectador de un modo u otro va a realizar.


 -¿Hubiera sido diferente la obra en un contexto de “normalidad”?
– Seguramente no sería la misma si hubiera sido realizada en otra situación porque es un objeto de comunicación y está instalada en otro contexto. Pero también pienso que no creo que tenga sentido pensar que hubiera pasado sí… Lo real es lo que sucedió y sucede. 
 
– ¿Qué diferencias estéticas y de trabajo hay con respecto a “El immitador de Demmóstenes” en el que también retomabas a Badiou?
-Estas obras son “familia” porque ambas trabajan literariamente sobre los condicionamientos de verdad de Badiou. Intentan un uso de la palabra filosófica en escena no solo como material de sentido sino también dinámico. Además, ambas son unipersonales. Pero estilísticamente son muy distintas básicamente porque trabajan con dispositivos de actuación formalmente disimiles. En consonancia con los conceptos que se despliegan en una y en otra, en El immitador de Demmóstenes hay un intento de condensación de dos posiciones en una unidad cuerpo y en DOS, la unidad cuerpo intenta una bifurcación.
 
Un aniversario especial
 
-¿Qué evaluación haces sobre estos 25 años de actividad teatral ininterrumpida del Muererío?
-Más allá de evaluar en términos que considero relativos como pueden ser los logros, la repercusión, etc., alcanzados a lo largo de estos 25 años, hoy estoy muy enfocado en la reflexión sobre la forma del tiempo en que se han dado las circunstancias. Estoy viendo todo este recorrido desde una mirada cíclica más que de una de carácter lineal. Pensando en que los hechos y acciones que construyeron lo que podemos llamar Compañía El Muererío Teatro fueron coherentes o pertinentes en su devenir. Por lo tanto, no me interesa evaluar nada en términos de bueno o malo, sino en indagar el porqué de ese devenir.

Starosta y su visión de «Informe para una academia», de Kafka 
– ¿Cómo recordás el trabajo realizado en Manipulaciones 2 y 3?
– Con mucha alegría y respeto. Todo el proceso de Manipulaciones fue, hacia adentro y hacia afuera de la compañía, muy rico y lleno de aprendizaje. Por otro lado, fueron momentos de gran profundidad en el aspecto técnico de nuestra labor, donde muchos “destilados” de ese momento siguen nutriendo con fuerza el presente.

 – ¿Por qué sigue tan vigente, al día de hoy, “Informe para una academia”?
-No lo sé. ¿Quizás porque yo lo mantengo vigente? Es evidente que todas las obras inevitablemente envejecen, pero algunas en términos objetivos, mantienen su resonancia en los contextos cambiantes a nivel contenido y a un nivel formal también. Pero luego hay un factor importante y muy simple. Muchas obras en nuestro medio envejecen rápido porque las dejan de hacer. Excusas hay muchas y las causas dan para toda otra entrevista, pero la realidad es esa. Informe para una academia se ha mantenido también porque, más allá de algunos parates, la he mantenido viva. Con otras obras he tenido experiencias similares. ¿Cuántas obras podrían estar vigentes hoy? Creo que muchas pero aquí, en nuestro medio, en términos generales, no hay cultura de duración. No está ni bien ni mal pero es una pena. 
 
Actualidad artística
 
– Al día de hoy, ¿cómo ves la situación del teatro independiente?
Complicada. Esta pandemia, como en muchas otras áreas de la vida de nuestra sociedad, funcionó como un catalizador de problemas pre-existentes. Desnudó aun más la precariedad de nuestras estructuras. Al mismo tiempo generó acciones y movimientos de un valor inestimable como PIT o el trabajo de los artistas solidarios. De todas formas, el teatro independiente seguirá produciendo porque es una fuerza viva sostenida por mucha gente muy comprometida con el hacer. El tema es ver hoy si una situación como esta (la pandemia, la cuarentena) posibilita reflexiones y transformaciones sobre las fragilidades existentes o simplemente la atravesamos como si fuera algo externo y seguimos naturalizando todo como se hace siempre.
 
– ¿Te sorprendió que varios medios tanto masivos como alternativos hayan aplaudido un protocolo que no incluía/favorecía al teatro independiente?
-La verdad es que, a esta altura de la vida, en el aspecto de nuestro funcionamiento como sociedad, pocas cosas me sorprenden. Luego los medios no son ingenuos. Pero más profundamente y sin señalar a nadie en particular: Si nos cuesta tanto pensarnos en un funcionamiento entramado, de conciencia comunitaria en la mayoría de las áreas de la existencia, ¿por qué habría de esperar que la respuesta colectiva a una situación como la que atravesamos fuera contemplativa, extendida y/o totalizadora?

Ese excelente unipersonal llamado «El immitador de Demmostenes»
– Qué opinión tenes sobre el “teatro por streaming”? Según tu visión, ¿es o no es teatro? ¿Son nuevas formas de llevar el teatro por otros rumbos?
-Me parece que el teatro no puede “ser” por streaming. El teatro es el teatro y la potencia de sus innovaciones es enorme -como las han sido desde siempre-, pero tienen un techo que es el hecho convivencial entre los actores y espectadores. Ahora, dicho esto, creo que hay muchas posibilidades de creación a partir de muy diversos medios en la contemporaneidad y sería ridículo negarlo. El problema estético es pensar esos objetos como reemplazos, analogías o sustituciones; crean identidad a partir de su medio y habría que trabajar en ese sentido. Ahora, el teatro, no “es” por streaming. Luego, están las decisiones de los artistas. Muchos artistas escénicos están encontrando otros medios para canalizar su producción y me parece genial. A mí por el momento no me interesa otro medio para la creación del que he trabajado hasta aquí.
 
Un Starosta personal
 
– A diferencia de las actrices, hay pocos unipersonales masculinos. Sos de los pocos que, no solo lo lleva adelante unipersonales sino que lo haces con temáticas poderosas. ¿Por qué se da esta situación?
-Realmente no sé. ¿Por qué las mujeres son más valientes y yo estoy en buenos términos con mi lado femenino? ¡¡Ja!!
 
-Sos docente de amplia trayectoria y prestigio. ¿Qué buscan, al día de hoy, los estudiantes de teatro? ¿Ser actores o ser estrellas?
-No sé si puedo responder a tu pregunta con precisión. Si te puedo contar algo que pienso hace un tiempo. Yo creo que hoy los estudiantes vienen a que les enseñe lo que ellos creen que quieren aprender, aunque no tengan idea que es eso, y no a recibir lo que vos tengas para ofrecerles. Esto no es un problema de los estudiantes o del medio. Es un problema cultural muy amplio y serio. La exigencia por satisfacer rápidamente el deseo propio como resultado de un afinado sistema de construcción de una sobrevaloración de lo individual está simplificando muchos procesos de una manera alarmante.
 
– Si por la puerta de tu casa, entrase el Diego Starosta que recién empezaba a pergeñar a la Compañía El Muererío, ¿qué le dirías? ¿Algún consejo o recomendación?
-No le daría ningún consejo ni recomendación. Simplemente le diría: hace tu camino.
 
“Dos, un elogio escénico para el amor”. Teatro Payró. Viernes, 21 hs.

0 comentarios en “Diego Starosta: “Mi teatro no es didáctico”.”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »
Scroll al inicio