Belén Blanco: “Cada actor tiene su propio fantasma con el cual luchar”.

Un rato antes de que se tome un avión con destino a España en la que va a realizar una serie de funciones de su gran unipersonal “Kinderbuch”, Belén Blanco cuenta cómo surge esta gira al tiempo que reflexiona sobre el teatro, el suceso de “Hamlet” en el Teatro San Martín, películas como “Inmortal” y la coyuntura actual.  

– Belén, te vas para España con “Kinderbuch”…

– Si si, es cierto. En principio fui con esta obra en el 2019 justo antes de la pandemia. Fuimos a Barcelona a una sala de llamada Badabadoc. Hicimos una temporada de tres semanas, que allá es mucho, ¿viste? Y bueno, nos dieron ganas de volver. Empezamos a hablar con Pablo Silva que, en ese momento, estaba haciendo la producción, digamos de la gira. Vamos a estar en la sala “El umbral de Primavera”

-¿Cómo fue retomar hoy en día, el material?

– Es una obra gestada en medio del gobierno de Macri. Habla mucho de ese contexto social. Justo había pasado lo de Santiago Maldonado. Hay algo en la obra que remite, no directamente a eso, pero a ese clima social de que algo está por explotar. Una sociedad muy caldeada y una crisis en que todo el tiempo, hay gente como insurrecta, que está quejándose. ¡Como ahora! ¿La viste la obra?

-Si.

-Ah ok, porque cambió bastante. Ahora, me parece que hay algo social, que es bastante parecido a lo que pasaba en el 2019. Una sociedad que está a punto de levantarse y decir “basta”. Algo que se respira, que está muy caldeado afuera.  Mi personaje vive en una especie de bunker, encerrada y aislada de la sociedad, protegida de estos insurrectos. Entonces, de alguna manera, hay algo parecido. Ella es, justamente, hija de un militar. La obra vuelve a hablar de algo que es muy vigente, lamentablemente. Hay mucha simbología y una reivindicación sobre la que se está girando. Más cuando cuando estas reflexiones ocurren antes de tomar decisiones con fuerte incidencia en el futuro.

-Hay un revival de todo eso hoy en el 2024…

-Si, pareciera que nos olvidamos de todo lo que pasó con esta ola de la derecha. Es más, mi personaje representa un poco eso.

-La puesta era bastante despojada…y vos en el medio del escenario yendo y viniendo con unos pasos inclusive medio coreográficos. La iluminación potenciaba mucho la escena…

– Sí, sí, totalmente. Ahora, no hay nada en el escenario, salvo un sillón.

-¿Te acordas que te decía la gente cuando terminaba la obra?

– No, no recuerdo comentarios en particular. Impacta mucho y es difícil empatizar con el personaje porque tiene una carga muy fuerte. Es una mujer que no se si gusta mucho oírla. Habla y tiene un lugar en la sociedad. Eso es lo que me resulta muy interesante del texto. Tiene un despliegue de todo su mundo interior, que es que es muy interesante de ver. No es un personaje juzgado.

– ¿Puede ser que “Kinderbuch” sea esa obra que lleves en una valijita, para hacer en todos lados?

-(Risas) Justamente el otro día estaba hablando de eso. Es el primer unipersonal que hago en mi vida. No hay músicos, no hay nada. Es lo primero que hago sola. Es verdad que cuando estás sola te da muchas cosas buenas, tal como esta independencia. Puedo hacer la obra en cualquier lado ya que tiene muy pocos objetos. La puedo hacer con un arma de juguete y nada más. Es muy lindo poder hacer algo, en cualquier lado, para públicos diferentes en sociedades diversas. Te diría que es una obra para girar.

-Después de esta gira, ¿tenes planeado hacer algo en teatro?

– No sé, no tengo ni idea. En principio, voy a hacer unas funciones en Madrid y después un seminario en Barcelona, pero no sé. Cuando vuelva, veré. Si está todavía el país…(risas)

Sola en el escenario

-Recuerdo que, cuando salió, era una época con unipersonales femeninos muy poderosos. Estaba Erica Rivas con “Matate amor”, Iride Mockert con «Turba» o Carla Crespo con «Beya Durmiente» o el ya clásico «La mujer puerca» con Valeria Lois….

-Si si. Había muchos, ¿no? Recuerdo que fuimos nominadas para el Trinidad Guevara con Andrea Garrote y “Pundonor”. También estaba Laura Oliva, no me acuerdo si con otro unipersonal. Son esos momentos donde surgen esos textos. En mi caso, la verdad, no lo fui a buscar sino que me llegó.

– ¿Cómo recordas esa época de los unipersonales femeninos a pleno?

– Eran muy buenos espectáculos. Vi algunos que me encantaron. Es un formato que es interesante para hacer de vez en cuando. Actuar sola no es algo que me encante. Me parece que la actuación siempre tiene más sentido con otro, pero en este texto realmente siento que hay un “otro”, que dialogo con alguien. Lo hago, lo vuelvo a hacer y me encuentro millones de cosas nuevas. Es un texto que me sigue inquietando y sigue siendo inquietante. Además, tiene algunos motivos poéticos de Hedda Gabler.

– Más acá en el tiempo, formaste parte de una excelente versión de “Hamlet”, dirigida por Rubén Szuchmacher. ¿Cómo recordas esa Ofelia que hiciste?

– “Hamlet” estuvo genial. Estuvimos haciéndola en pandemia, antes y después. Fueron dos temporadas. La segunda, la hicimos una semana y se tuvo que levantar.

-Además, fue un éxito del San Martín.

-Si. Fue una experiencia genial, hermosa. Me gustó mucho hacer ese material y más aún la puesta que llevó a cabo Szuchmacher y el resto del elenco. Era muy sólida en todos los aspectos.

– Hubo una resignificación respecto a Ofelia, tu personaje, ¿no?

– ¿Por qué lo decís?

-Era una Ofelia más combativa. Por lo menos, así se la veía, desde ese lugar.

– Sí, porque siempre se la representa desde la fragilidad. Es como el cuadro que hay, que es muy hermoso, de alguien muerto antes de muerto. Ofelia es un personaje muy rico, que tiene muchas fortalezas y muy noble. O sea, tiene una fragilidad, pero física digamos. Eso no significa que tenga que ser débil. Se enfrenta al padre, a Hamlet, a un montón de cosas. Pero bueno, después le pasan cosas….

– Fue un éxito y me sorprendió que iban muchos chicos a verla…

– Sí…

– …y que no había tanto sonido de celular dando vueltas por ahí….

– Y eso que era una obra muy larga, de tres horas, con dos intervalos.

– Creo que fue, en un punto, el último gran éxito del Teatro San Martín…

– Me parece que sí. Siempre estuvimos llenos, desde el primer día. Fue algo increíble. Una experiencia hermosísima.

Luz, cámara, acción

– Hace no mucho tiempo hiciste en cine “La deuda” e “Inmortal”, dos pelis que salieron pegaditas…

– Si si.

-Me pareció muy interesante “Inmortal”, con Fernando Spiner.

– Esa peli está muy buena pero también la agarró la pandemia. Fue estrenada en un momento que no me pareció pero bueno, son esas cosas del cine.

-Filmaste bastante con Spiner….

– Si. Había hecho “La sonámbula”, “Los siete locos” que fue una serie que duró bastante y después también él hizo “Erdosain” que fue un recorrido del protagonista de la serie. Laburé mucho con Fernando y lo quiero un montón. Me parece un director de la puta madre.

– “Inmortal” es una vuelta de tuerca linda sobre lo que es el género fantástico que no hay mucho en Argentina y por los por muchos lugares naturales

-Si si. El haber utilizado pleno microcentro para la ciudad de los muertos… Spiner tiene un ojo muy particular. Creo que la película se define a partir de muchas cosas. Es encantadora, y hecha con mucha imaginación y con creatividad. Me gusta mucho ese género, sin salirme de lo que sería el que costumbrismo, el naturalismo y meterme zonas de la ciencia ficción. Es un lujo el poder hacerlo

– Recién contabas que venías laburando en varias cosas y justo te cayó la pandemia. ¿Cómo recordas ese periodo? Parece que fue hace millones de años y fue hace tres…

–  Fue como una irrupción de algo medio pesadillesco que uno no pensaba que iba a vivir. Me decía “no puede estar pasando esto. No puede ser real”. La pandemia nos hizo mucho daño en muchos aspectos. Dejó marcas muy obvias. La manera de relacionarte, de hacer cosas. Hubo cosas que están buenas y otras que están, en general, mal.

– Cambió hasta los horarios del teatro.

– ¡Es verdad!  Eso está bueno. Me acuerdo de una experiencia que fui a ver, una obra de Arriane Mnouchkine, cuando vino acá. Era “Las efemérides” y duraba como cinco horas. Me pareció maravilloso. La hora es una convención que se puede romper. Lo mismo que el teatro se puede hacer en un living, como se hacían los años 70. Había gente que quería actuar y no tenía donde por lo que había que hacerlo en casa de amigos. Surgieron ahí los materiales, nuevas maneras de hacer. Entonces ahora puede haber una nueva manera de hacer. A nosotros además nos agarra la crisis. Entonces otra cuestión más. Bueno, estamos acostumbrados a adaptarnos….

– Es cierto. Me acuerdo que hace años antes de la pandemia, el horario de ejemplo, sábado a las 5 o 6 de la tarde era para niños y ahora hay obras buenísimas en ese horario para adultos.

-Esa es la parte positiva. Hay otras cosas que no…Esta cosa hiperactividad y adicción con los teléfonos,  a la computadora. Un mundo que no es muy humano. El estar engañados de que todo el tiempo tenemos que estar haciendo algo…

– El ocio no tiene buena prensa…

– Exacto. Hay que vincularse más, pasear más.

Argentina 2024

– ¿Cómo ves este tema del DNU y la Ley Ómnibus que implicaría cerrar el INT y el Fondo Nacional de las Artes,  el tema del INCAA?

– Mal. Bueno, me parecen unos hijos de puta. No voy a andar con vueltas. Me parece que eso no puede pasar. Lo siento como que es imposible, frente a las amenazas de este presidente. Todo lo que sé, en lo que trata la Ley en todo lo que tiene que ver con la cultura, me parece me parece una mierda aberrante. Este señor es un psicótico loco. Me parece terrible. Igualmente también tengo que decirte que las dádivas con las que se estaba produciendo eran lamentables. Por ejemplo, “Kinderbuch” tiene el subsidio de Proteatro, que es un premio para realizar giras. Yo no podría haberla sin esta ayuda.

– Te entiendo.

– Entonces, eso no puede desaparecer porque es una manera de producir trabajo. Es llevar tu cultura a otro país, de hacer que tu cultura se conozca. Si no fuera por Proteatro, en este caso, no podría haberlo hecho. Las funciones en el Camarín de las Musas las hicimos con uno que nos brindó el INT.  

-Fui a ambos abrazos del INT y noté que había poca gente. Mejor dicho, había pero debería haber más…Hasta uno piensa si no hubo gente del propio teatro que votó a su propio verdugo…

– No tengo idea. Sería medio raro que alguien con un poco de sensibilidad pudiese votar semejante adefesio. Un reaccionario, una persona que tiene ideas viejas. Me resulta raro. No sé a quién votaron los actores pero te tenes que dar cuenta que te va a perjudicar con todas sus ideas. Quiero tener fe que no va a salir esta ley.

-Recién hablamos de los unipersonales femeninos cuando se estrenó Kinderbuch y del feminismo en sí en el 2019.  Ahora, en el 2024, Milei de por medio, cambió bastante el panorama…

– La verdad, no se. A ver, retomando la obra, mi personaje está totalmente sumido a lo que debe ser una mujer en tanto casarse con el hombre indicado, con el que tiene poder. De alguna manera, se refiere a todo. Es una obra contemporánea, que nos interpela. O sea, es algo que sucede. No es que el feminismo rompió con todo eso. La verdad es que, tanto hombres como mujeres tenemos mucho todavía por cambiar.

-Los hombres tenemos mucho que aprender…

– Las mujeres también, eh. La sociedad en sí, ha evolucionado pero queda mucho trabajo por hacer. El feminismo viene de años. Hay muchas mujeres que vienen luchando por sus derechos desde hace millones de años. No es algo que se terminó o que empezó recién.

-Ahora cambió el contexto.  

– Claro. Al respecto, me parece importante decir que es muy simbólica la eliminación del Ministerio de la Mujer por todo lo que significa. Viniendo además de un presidente bastante misógino al que se lo ha visto gritar, maltratar y ningunear a mujeres. Además, la vicepresidenta hace una justificación de todo eso diciendo que los hombres y mujeres son “iguales” ignorando todo lo que ha sufrido y sufre la mujer. No solo físicamente, sino económica y psicológicamente, como si eso no fuera real y es totalmente constatable. Hay que estar muy atentos a este tipo de situaciones.

Otras facetas.

-Estuviste dando clases de actuación hace poquito. Te pregunto algo que siempre hago con actores docentes. ¿qué buscan los alumnos?

– La actuación es un camino muy personal. En realidad, cada uno tiene su búsqueda, algo por resolver, diferente al de otro. No puedo definirla en un concepto. Se da la situación que uno va, porque tiene una idea de si mismo y se encuentra con algo completamente diferente o con algo que no le gustaba y de pronto le empieza a ser lo más interesante que tenés. El trabajo del entrenamiento es muy artesanal. Es muy largo el aprendizaje. “In eternum” pero cada uno tiene su búsqueda personal y determinada.

-Te dan un formulario y te preguntan “profesión”. ¿Qué pones?

– ¡Qué buena pregunta! ¿Profesión? La verdad, no se. El tema de la actuación es raro. Es un oficio que no se ejerce todo el tiempo. Si no actúo, no soy actriz, pero a la vez tenés toda una formación, un desarrollo de esa tarea. Es la pregunta de “¿qué se es?”. Además, es algo que no lleva título y es más referido a lo que sentís y trabajas. Igual, supongo que pongo “actriz”.

– ¿El peor enemigo del actor es la repetición o el ego?

– ¿Ves? Ahí también… Cada actor tiene su propio fantasma con el cual luchar o su propia lucha. Cada material te pone en frente de algo que vos tenés que trabajar. El ego te puede ayudar un montón. Cuando tenes que hacer algo que implica mucho de vos, si no tenes realmente la confianza ni el valor, algo del ego también sirve. Asimismo te puede convertir en un tipo que trabaja solo en el escenario, que no ve al otro que, para mí, la actuación es el otro. Se trabaja con la otra persona en lo que se construye en escena. Para mi, no tiene que ver con individualidades. Es un arte colectivo. Creo en ese tipo de actuación y es la que a mi me gusta ver.  

-Ahora sí, la última. Estás en tu casa y te tocan en el timbre. Es, nada más y nada menos, que la Belén Blanco de 17 años. ¿Qué le dirías? ¿Algún consejo o recomendación quizás?

– Hummm. Ni se si le diría algo. No estoy en ese estadío de dar consejos, pero si quizás me miraría,  me observaría. Hay un montón de cosas que me gustaría, al contrario, tomar de esa persona que era. O no perder.  Algo de la mirada, de su inquietud, de su inocencia. El deseo y la fuerza que se tiene a esa edad. Me gustaría tomarlo y volver a contagiarme de todo eso, antes de que pase el tiempo.

“Kinderbuch”. 2 y 16 de febrero. Teatro “El Umbral de primavera”. Calle Primavera 11, Lavapies. Madrid.

1, 2 y 4 de marzo, en L’Estranger. Carreer de l’Olivera 55, Barcelona. A las 20 h.

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