Mauro Conforti: Cuatro EP de música que trascienden las estaciones del año.

Acaba de publicar “Mismo lugar”, segundo corte de su cuarto EP, “Esplendor. Vol. 4”. Con un rico café para amenizar la charla en el Spector Studio, Mauro Conforti cuenta todo sobre su nuevo tema, su deseo de presentar los cuatro EP en vivo, su amor por México, las formas de grabación y la coyuntura actual en su picante relación con los artistas y sus expresiones.

Fotos: Cecilia Inés Villarreal

– Mauro, acabas de estrenar “Mismo lugar”, el segundo corte de tu EP.

– Estas canciones surgieron todas juntas, tanto “Todo de mi”, el primer corte, como “Un mismo lugar”. Las hice exactamente hace un año. Suelo tomarme unos retiros compositivos y ahora justamente estoy en una suerte de crisis, por la imposibilidad de tomármelo. Me ves acá, en el estudio, con todos los instrumentos -lo mismo en mi casa- pero me cuesta encontrar el momento para sentarme a componer y no estar inmerso en las noticias. Más en esta época, que me tienen preocupado. Entonces, para relajar la cabeza y la creatividad, a veces necesito de estos escapes.

-¿Algún lugar en particular?

– El año pasado estuve en una casita en la playa entre Mar de las Pampas y Gesell. Fui con un par de ideas que tenía en el teléfono. Al final, esas canciones se convirtieron en casi todos los temas del “Volumen 4”. A diferencia de los anteriores EP, las hice cuando ya había pasado la pandemia y el lanzamiento de los otros volúmenes. Mi idea era sacar el «Vol.4» en el 2023 pero salió una sola canción («Todo de mi») ya que me la pasé grabando. En relación a “Mismo lugar” ya tenía una idea base. Nos habíamos juntado una vez acá con Mariano Romano, mi socio compositivo en muchos de los temas y pusimos a tocar la canción. La frase “tanto tiempo buscando lo mismo en el mismo lugar” es de él. Nosotros, cuando componemos o cantamos, casi siempre es con el famoso idioma inventado entre español e inglés. Pero, esta vez tenía esa frase y a partir de ella armé toda la letra. Nunca pasa en el demo que ya haya algo y diga “me agarro de acá”…

– …Y ahí empiezo a laburarlo…

-¡Claro! En mi caso, siempre hago la letra al final pero vino la música con ese pedacito de letra al principio. De ahí salió todo lo demás. Por lo general, casi siempre compongo primero la música y después la letra. Tengo mis métodos para escribir letras. Uno es estar todo el tiempo, en diferentes lugares de la misma locación.

-¿Cuánto te llevo a grabar el tema?

– En los retiros compositivos, grabo los demos. Me voy con el iPad al cual lo tengo enchufado a un controlador. Ahí tengo todas mis aplicaciones. Uso el Garage Band que es un programa que está buenísimo. Es un mini estudio de grabación con un montón de estos teclados que ves en el estudio. Los tiene ya sampleado por lo que sé que voy a usar. Si grabo un Wurlitzer, después vengo acá y lo grabo con uno de verdad. Cuando vienen los músicos escuchan lo que yo grabé y meten su parte agarrándose de esa idea principal. Ellos vuelcan su arte ahí que, para mí, es lo más lindo. Siempre digo que “cada uno se hace cargo de su departamento”. Está bueno poder colaborar con otros músicos y así, aporten sus ideas.

-“Mismo lugar” es bastante introspectiva. El video ayuda al respecto…

– Es el clima que lo atraviesa ya que fue realizado con videos Super 8. Para en el 2021 o el 20 -no me acuerdo-, encontré en la casa de mis viejos, unos seis o siete rollos de Super 8. Me pregunté que había en ellos y los mandé a digitalizar. De repente, apareció un material increíble de viajes fantásticos a Egipto, la Polinesia, Brasil, Grecia, Israel y Uruguay. Eran vídeos familiares con un contenido increíble para hacer videos. Así fue que se convirtieron en la identidad visual de los volúmenes de las cuatro estaciones.

-¡Es cierto…!

– Para el primer tema que lanzamos, que fue “Los niños de Marte” usé unas imágenes de la Polinesia. Para el “Volumen 2”, con “Piriapolis”, un tema instrumental, edité las imágenes de la ciudad. En el “Volumen 3”, hicimos con Pilar Condomi el video de “La ilusión”, un cuentito con las imágenes de Egipto en blanco y negro como si fuera una pelí de monstruos de los años ‘50. Ahora sale “Mismo lugar”. La verdad, no tenía tiempo ni presupuesto. Además, me gusta ponerme editar vídeos en el verano. Dije “voy a agarrar todo ese material y, como ya está terminando el disco, armaremos un videoclip”. Tenía mis dudas si iba a ir bien pero terminó encajando como las piezas de un rompecabezas.

Elegir, cortar y producir.

– “Mismo lugar” tiene un slide que es una belleza…

– El demo no lo tenía. Vino Mariano Romano y cuando escuchó el tema, dijo “Esto es para un slide harrisoniano”. Lo grabamos y lo pasamos por el parlante Leslie del Hammond para que suene más parecido al de Harrison. Hay muchos trucos de estudio que son muy de laboratorio y muy poca gente los conoce.

– Es todo un mundo. Más si querés un sonido del slide como el de Harrison. 

– O el clavinet de Stevie Wonder. Necesitas pasarlo por cierto pedal por cierto, grabarlo con tal micrófono. En este caso, usamos los que hay acá y con Luciano Pedreira, el ingeniero del estudio, sabemos cómo. Luciano se convirtió en el coproductor de “Esplendor IV”. Tuve otros productores, pero elegí trabajar con él lo cual me soluciona todo el tema del microfoneo, de cómo grabarlo. Le tengo plena confianza. Cuando grabo unas tomas y me dice que no va, se graba otra cosa y listo.

– Cuando tenes tanto material, la producción ¿se termina o se abandona?

– Y…es el riesgo que se corre al tener un estudio de grabación con tantas cosas. En algún momento, hay que cortar. Cuando demeo, ya meto más o menos todo lo que sé que puede ir. Conozco muchos músicos amigos que están con discos eternos, que no se terminan más. A mí me gusta poner un “deadline”. Decir “bueno, hasta acá” y lo mandamos a mezclar. Es más, si en la mezcla, el ingeniero decide que algún track no va, estoy abierto a que lo saque.

– ¡Ah, mirá!

– Soy de grabar mucho. Además, reconozco que no soy muy minimalista. Por algo, este estudio se llama “Spector Studio”, ya que vengo de la “Wall of sound” de Phil Spector. Nos pasa de grabar muchas capas de instrumentos –teclados sobre todo- para después tener que elegir y sacarlas. Podrá ser muy lindo lo grabado pero si no juega en función de la canción, se saca. 

– En tu caso, ¿te das cuenta si un tema llega a ser muy “barroco” por todo lo que tiene?

– Si. El “hasta acá llegué, vamos a ir sacándole”. Me pasó ahora en el “Volumen 4”, con la canción “Esplendor” que es, justamente, la que le da nombre al disco. Estábamos buscando que sea como épico y grandote pero estaba muy barroco. Hubo cosas que tuvimos que sacar. Incluso unos tracks de flauta traversa pero me pasa eso. El tema es no pasar del barroco al rococó. (risas)

Futuros volúmenes

– ¿Habrá algún bonus track cuando edites el disco?

– Sería lindo. Incluso, en un momento pensé en editar algunos demos porque cargan el sentimiento del momento en que los hice que fue encerrado en la pandemia. Suenan muy bien. Me gustaría sacar alguno y hacer “un lado B” de demos. Muchos quedaron afuera del “Volumen 4” porque sentí que no iban. Por eso, dije que había que componer todo nuevo para el disco 4. Si ponía todas las canciones que hice en ese momento, hubiera sido un “Sign o’ the times” de ese año. Como se estiró todo, desde el primer volumen, a casi tres años, es como un mapa de esos años locos. Al haber hecho este disco en cuatro partes y en el momento en que salieron, siento que “Todo de mí” y “Mismo lugar” aparecen en una circunstancia que resuena con lo que pasa acá.

– ¿Vas a sacar las cuatro estaciones en vinilo o en CD?

-Cuando termine de salir el “Volumen 4”, para finales de abril o principios de mayo, va a pasar un tiempito ahí en los cuales no sé si edito alguna otra cosa. Puede ser porque estoy en un proyecto de música instrumental con un amigo. Mi idea es que coincida con una gira para septiembre en México. Ahí quiero tener una edición física de “Esplendor” en CD y en vinilos. Por una cuestión de costos, el vinilo va a ser una compilación de los cortes de los cuatro discos. Me tengo que sentar y ver bien cómo hacerlo. Estuve hablando con una fábrica de Estados Unidos y me pasaron el tiempo de duración y todo. También estoy viendo el tema del arte de tapa. Mariano Supa es mi diseñador y trabaja conmigo desde hace 8 o 9 años. Hizo todos los artes y ahora hay que hacer uno que resuma a los cuatro volúmenes, siempre con el logo amarillo de la Deutsche gramaphone. Este es ya un clásico y la identidad del disco. Después, habrá una edición en CD que -espero- pueda tener los 20 temas de los cuatro EP.

–  ¿Presentaciones a futuro?

– La idea es hacer un show que combine los cuatro discos. Me gustaría tener una puesta en escena con las cuatro estaciones. Veremos de hacerla a mitad de año pero…¡es muy pronto! (risas). No sé pero este año deberíamos hacer la presentación. Nos podemos adaptar a un lugar chico y si nos va bien, vamos a uno más grande, por como está en la situación. Lo que sí quiero es tocar donde sea. Los temas se adaptan también al formato acústico. Eso si, la presentación obviamente va a ser con toda la banda.

Amor a la mexicana

– ¿Cómo estuvo la gira por México?

– Estuvo tremendo. Por suerte, siempre tenemos muy buena recepción. Fue una gira muy divertida. Tocamos en Guadalajara, Monterrey, Ciudad de México, Cuernavaca y Puebla. ¿Te cuento algo? Estaba destruido cuando me fui a México. Es más, cuando hicimos la escucha acá de “Todo de mi”, tenía dos costillas rotas.

– ¿Qué te pasó?

– Tuve un accidente y me fracturé dos costillas. Como un guerrero, hice todo lo que tenía que hacer igual. Había una gira por delante y estábamos con muchas dudas de cómo me iba a responder el cuerpo. Mi primera fecha fue solo de piano y voz. Fue tranquila pero la segunda fue con toda la banda en “Tianguis del Chopo”, una feria rockerísima que está desde los 70. Se venden discos, remeras de rock y más. Tocan bandas todo el tiempo y se mezclan los estilos. Antes que nosotros, tocó una banda de metal y después, una de rock clásico. Por ahí tenés unos punks en el público que decís “cuando suba, me van a matar” y después todo bien.

– ¡Qué lindo que es eso…!

– Nos fue súper bien en lo que terminó siendo la “prueba de fuego” porque me tenía que mover y bailar. Cuando pasé eso, me di cuenta que todo iba a estar bien y así siguió la gira. Fuimos a Monterrey para dos shows; en Guadalajara hicimos unas sesiones en el estudio de grabación de Odín Parada, de la banda Sussie 4. En ese estudio, se grabó la voz de María Barracuda, una cantante con la que colaboré. La voz para el tema mío, se grabó ahí. Me encantó el estudio porque era como “hermano de Spector”. Tenía muchos instrumentos vintage y me sentí muy cómodo. Fuimos a Cuernavaca y en Puebla toqué en un lugar con un piano de cola que parecía salido del videoclip de “Piano man” de Billy Joel. La última fecha en México fue en una posada. Estamos cerca de las fiestas de una radio que se llama Guitarradio en la que tocaron varias bandas. Nos fue increíble y había mucha gente, lo cual estuvo muy bueno.

– ¿Cómo es el oído del público mexicano?

– Están muy enraizados con el rock argentino, algo que viene desde los 80, aunque también fue mutándose ese gusto. Obviamente hay bandas que son como más fiesteras que la pegan un poco más, como Los Caligaris ahora y antes los Auténticos Decadentes, pero también hay nuevas generaciones que se están acercando a bandas como “Los rayos láser” o “Usted señalemelo”. “Miranda!” bueno, no es nueva, pero tiene un público increíble.

-¿Te cruzaste con alguien allá…?

– Si, con Santiago Motorizado y a los Miranda!. A los Rayos Laser no los crucé pero hablé con ellos y estaban por allá. Había como una invasión argentina aunque no tan fuerte como hace cinco años. Ahora son menos los que van y enfilan para España, un destino que me gustaría hacer. Lo cierto es que México es increíble y el público es súper afectuoso y muy fan. Consumen mucho en tanto compran los discos. Participé en el “Bazar de Bandas” que es una especie de Comicón de música en la que cada una tenía su mesita con su merchandising. La gente iba y se llevaban los discos firmados o se sacaban una foto. Esto nos hacía ganar seguidores así como crecer el proyecto.

– ¿El público mexicano todavía mantiene ese deseo por el CD que quizás los argentinos están más por el lado de Spotify y buscar en las redes más que en lo material?

– Lo que pasa es que, como son muy fans de la música, el objeto se valora más. Voy a tocar allá desde el 2015, un montón de tiempo. Una vez tocamos en el subte con toda la banda y el sonido armado. Pusimos nuestro stand de remeras y la gente que iba a trabajar, las compraba.

Discos, coyuntura y litigios

– El otro día lo vi en Instagram a Ale Sergi que estaba comentando que, al día de hoy, los músicos no ganan por el tema de la venta de discos y que estaba firmando discos piratas.

– El tema de la piratería ya fue . Uno ya se tuvo que resignar y decir “bueno, ya está”.

– El músico termina ganando más por presentaciones que por venta de discos, o colgarlo en algún lado y que la gente lo descargue o si se cobra por cantidad de escuchas en You Tube

– Las bandas que convocan mucha gente hacen la diferencia en los shows. Después lo tenes a Bizarrap que le va muy bien y no se presenta mucho en vivo. Los que ganan son los que pasan los millones de reproducciones. Hoy en día, también está el tema de SADAIC que se ve amenazado por lo que está pasando. Recuerdo cuando fui por primera vez a cobrar una plata profesionalmente por unas canciones que había compuesto cuando tocaba con Daniela Herrero. Dije “¡Ah, bueno! Esto va a ser así y seguirá creciendo”. Pero no creció nada. Se cobraba por venta de discos y también, debo decir que SADAIC como institución, en relación con toda la parte digital, no está muy moderna que digamos. Las plataformas le han sacado un montón de números. Aparte, sigue siendo manejado por las momias de la música de siempre

-Otro tema candente…

– Y si…Más aún porque ahora, este gobierno quiere sacar toda la gestión colectiva, lo cual está pésimo. Si la quieren sacar, díganos cuál va a ser la otra forma en la cual se haga todo. Lo que estaría bueno es que la gestión se mejore. Esto, a veces, te deja en un lugar incómodo porque uno sale a bancar y se pone la camiseta de SADAIC u otras instituciones. Esto no quita que haya cosas que tendrían que cambiar. Hay muchos grises…Ah, otra cosa, ¡olvídate de legislar una plataforma!

-¡Es imposible…!

– Ahora estamos con un quilombo por una canción que salió en una serie de Pol-ka, hace unos años. Un juicio que maneja SADAIC. Nunca pagaron la música que hice y se usó en la serie “El lobista”. La música es mía. En un momento, sube Rodrigo De la Serna a un avión y suena mi tema “El héroe”, como si fuera un clip. Es un quilombo terrible. Encima, la serie se pasa en las plataformas de vídeo y no cobro nada. Es enorme la cantidad de visitas que tiene en HBO. Creo que en Volver cobran los actores por el derecho de imagen pero no en las plataformas. Esto se tiene que gestionar de una mejor manera y actualizarse.

– Hace un tiempo se armó el bolonqui con Lali, Trueno, Wos por sus opiniones políticas mientras que los rockeros están medio mirando de costado toda esta situación política. ¿Te sorprende que los pibes, que no son rockeros tomen esta bandera?

– Se puso todo muy careta en los últimos años. Los músicos no tienen porqué salir a exponer su postura política. Algunos ya lo hacen como una pose. Tampoco me parece bien que el presidente haya salido a hablar y agarrarse con un artista específico. Algunos hicieron su carrera a base de shows bancados por el Estado pero no es el caso de Lali Espósito.

En el centro de la escena

– ¿Te consideras “frontman”?

-Si.

-Te iba a preguntar porque, ultimamente, no han salido muchos, como en otras épocas. Uno de los últimos fue Dargelos, con esa personalidad para estar al frente…

– A ver…Sí, te entiendo. En mi caso, suelo estar medio atrás de los teclados. Con el correr de los años, me animé cada vez más a dejarlos y hacer unas piruetas en el escenario. Esto lo hice en el video de “Todo de mi”. El director me pidió que no toque ningún instrumento. Para mí, fue todo un desafío ya que siempre me escudé atrás del teclado. Era estar cantando con toda esa gente con el micrófono solo.

– Me acordaba cuando Clapton decía que él no se imaginaba cantando sin la guitarra….

– Igualmente, creo que, un día puede aparecer uno que va a ser tremendo. Mirá, justo me acuerdo de la banda Indios, que tenía en voz a Joaquin y era terrible frontman. Van surgiendo…Tampoco creo que sea como un “tiene que haber”.

– ¿Estás escuchando bandas nuevas?

– Sí, aunque no es argentino en realidad. Uno es Paul Higgs que colabora con el disco. La otra es la del maestro Gringui Herrera. Después, me van apareciendo artistas como Mariana Michi en el buscador de Spotify. A los Winona Riders…los conozco. Son un fenómeno de gente. Los lugares en los que tocan, explotan.

– Los vimos en el Teatro de Flores y es una ceremonia. Después, hay bandas que retoman a The Cure, The Smiths o Echo and the Bunnymen. Sorprende que los chicos se hayan subido a ese carro.

– Claro. En mi caso, lo que me marcó mucho fue ir a ver a Charly y todo su concepto de “Say no more”. Era descubrir la obra vieja de él y después, lo nuevo suyo era un vértigo total. Por ejemplo, escuchaba “Say no more” pero no a los Babasonicos…

-…que capaz te agarran más adelante.

– Si! Seguro! Aparte Charly, en esa época, era como un maestro ya que lo ibas a ver y se mandaba un cover de Todd Rundgren o de León Russell. Te hacía descubrir un montón de artistas. Nicky Hopkins, Edwar Winter con su tema “Dying to live”. Ahí estaba su influencia y su rol de maestro. Por otra parte, y uniendo a lo que habíamos hablado de los traperos, hoy hay una necesidad de mucha gente por descubrir cosas que nosotros dábamos por sentadas. Por ejemplo, las formas de grabación. Hace un tiempo, hice un par de vídeos en Tik Tok explicando algo un tanto básico de un pedal y le fue muy bien a ese contenido… Es feo decir “contenido”….

-Si, si, pero entiendo a lo que vas…

– Cuando estas generaciones se encuentran con algunas formas de hacer música o de grabar, que son más orgánicas, se les vuela la peluca. Hace poco vino Ramiro, el hijo del Potro Rodrigo, a grabar. Era para un boxeador que entraba cantando “La mano de Dios” cuando subía al ring. La grabaron, rapeada. Estaba su productor y se armó una joda, en el estudio. En un momento, me pregunta si tocaba el piano. Le dije que si y grabamos una secuencia de acordes. ¡Les encantó! Fui al show y estuve en el camarín con ellos. Terminó siendo mi primera colaboración con el mundo urbano. Me sentí bien tratado y respetado.

– Me quedé con que hay nuevas generaciones que terminan descubriendo algo que…

-….a nosotros ya se nos pasó. Un tema se graba así y asá algo que las generaciones nuevas no lo vivieron nunca. Por ahí, nunca escucharon a Dire Straits o el sonido de guitarra de Mark Knopfler que es una entidad en sí misma. Te contaba que pasamos muchos instrumentos -las guitarras sobre todo- por el equipo Leslie del órgano Hammond que tenemos acá. Ese sonido ya lo tenemos escuchado e incorporado pero nadie acá, en la producción local, lo hace mucho. Por ejemplo, el solo de “Let it be” se pasa por un equipo Leslie y lo podes ver en «Get back», el documental que salió hace poco. Te lo digo desde el estudio, teniendo este lugar que es como boutique, en una época en que se graba en la casa, con todos los instrumentos sampleados. Cuando vienen acá y escuchan cómo suena un Wurlitzer, es otra cosa.

– Esta “retromanía” de la que habló Simon Reynolds en su libro, también tiene a gente como Jack White…

– …un grande!

-…o Noel Gallagher…

– Está la onda “retro” y las formas de hacer las cosas…bien. Me gusta como se hacía “antes” con algunos toques de la música de ahora. Con “Mismo lugar” queríamos un audio de rock clásico y en la mezcla buscamos que suene tal como se hace hoy. Siempre hay que combinar. Cuando me vienen con una canción que suena medio Beatle, desconfío. No me copa mucho. Termina siendo más un tributo que algo nuevo. Creo que, con lo nuevo y con lo viejo, se puede armar algo.

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